Pedro Echeverría V.
1. En las últimas semanas López Obrador –político que ha recorrido tres veces el país, despojado de la Presidencia en 2006 y futuro candidato presidencial- ha pasado del discurso electorero que sólo pide el voto, que sólo critica a gobierno y partidos, a otro discurso que lo acerca a las luchas sociales: se pronunció contra la reforma derechistas de la Ley del Trabajo, realizó una concentración frente al congreso para presionar contra esa reforma; ha brindado abiertamente su apoyo a los trabajadores electricistas, a los mineros y a los de Mexicana de Aviación y, más aún, ha denunciado a Esther Gordillo, dirigente espuria del sindicato de maestros, y se confrontó contra un destacado periodista al que ha acusado de esclavo vocero de Televisa. A mi me encanta porque AMLO acusa un cambio positivo y espero que denuncie abiertamente al liderismo espurio de la CTM, de la CROM, la CROC, del SUTERM, IMSS y demás.
2. Las pequeñas esperanzas de cambio, aunque me suenen religiosas, no las he perdido a pesar del terrible panorama mundial dominado por el imperio y la situación de explotación y miseria de este país, donde me tocó vivir. ¿Qué pudieron hacer, o que han podido realizar, la URSS, China, Cuba, Nicaragua, Chile de Allende, Venezuela de Chávez, Bolivia de Morales, para construir un país distinto al capitalismo, es decir, para superar el trabajo asalariado, la plusvalía, las jerarquías de gobierno y la desigualdad? No dudo de las buenas voluntades, de la honradez, de la entrega total de la mayoría de sus dirigentes, pero han sido tan poderosas las estructuras capitalistas que pareciera que no sufren ningún rasguño. En México –como en los EEUU- aunque haya “alternancia” de partidos en el gobierno, la explotación, la acumulación de riquezas, la dictadura de la burguesía, continúan con gobiernos del PRI, PAN o PRD.
3. Muchos amigos lópezobadoristas han estado en desacuerdo con mis críticas a su movimiento, considerándome muchas veces enemigo; pero por otro lado, amigos izquierdistas –enemigos de los partidos electoreros- no me han dejado de criticar mis “tontas esperanzas” amloístas. La realidad es que es un antagonismo basado en el “pragmatismo” seguidista de unos y en una especie de sectarismo “principista” de otros que he visto que me podrían impedir observar con independencia los cambios políticos. No reclamo la neutralidad o la imparcialidad porque éstas nunca han existido ni podrían existir, pero sí cierto grado de independencia (dentro de la amplia gama de izquierdismo) para pensar mejor en lo que sucede. Decir que AMLO en los últimos meses –obligado por el incremento de la represión contra los trabajadores- ha ido radicalizando su discurso, no es decir que ese cambio ya no parará.
4. El PRI y el PAN pueden decir y declarar lo que les dé la gana, al fin llevamos muchas décadas sabiendo que es pura demagogia y nada diferente pasará; pero en el caso de López Obrador no es difícil que la embajada yanqui y los poderosos empresarios “lo inviten a desayunar” para pedirle explicaciones, para que confiese el por qué de sus dichos y le “recomienden” que le baje para no provocar problemas. ¿O, acaso, alguien puede olvidar que la alta política es un asunto de Estado en el que los yanquis mantienen una posición de mando y obediencia en México? Millones de campesinos, obreros, colonos, estudiantes y demás, son controlados por líderes y organizaciones espurias de gobiernos y empresarios; si López Obrador diera apoyo a los trabadores de base descontentos no solo lograría votos sino que además se aseguraría un fuerte apoyo del movimiento social que busca liberarse de los líderes charros.
5. Si AMLO fuera un líder burgués y tramposo, del mismo estilo del PRI y del PAN, con todas las ideas y las formas bien conocidas, sería ya presidente de la República con el apoyo empresarial y de los yanquis; y si fuera un líder socialista, radical, tendría que estar en la lucha social tan aislado y sin recursos, como otros más. Tampoco escogió el camino de los simples acuerdos y negociaciones al estilo del PRD de los chuchos. Su ruta es difícil e interesante porque ha sabido combinar la movilización de masas con una legalidad burguesa de la que la misma burguesía se burla. Se ha pensado incluso que el movimiento amloísta podría ser un simple “diversionismo” que la clase dominante usa para calmar el descontento de la población, pero eso sería ya una de mil especulaciones que podrían hacerse sin bases. La realidad es que el movimiento ha abierto un abanico de ideas para discutir pensando siempre en la búsqueda de alternativas que ayuden.
6. Quizá el error más grave de los izquierdistas –entre los que me incluyo- es pensar en que si no se construye el socialismo o se ponen las bases para ello, ningún cambio dentro del capitalismo vale la pena. La realidad es que después de 160 años de Marx, 94 años de la revolución rusa, 61 de la revolución china o 51 de la revolución cubana–aunque el grito del trabajador siga siendo la lucha por el socialismo- parece seguir viéndose como un estadio muy lejano, a pesar de que las economía capitalistas de China, India, Rusia estén compitiendo duramente en el mercado con los EEUU. En la mayoría de los países mundo, a pesar de encontrar a pueblos levantados en protestas o siendo masacrados por sus rebeldías, sus objetivos por la democracia y la justicia siguen estando dentro del marco del capitalismo. Por eso es importante analizar y discutir las perspectivas políticas de cambio en México y no simplemente observar.
7. La realidad es que no ha sido López Obrador, por propia iniciativa, el que ha comenzado a acercarse a la lucha social; son las mismas condiciones de desesperación de los trabajadores y la sucesión presidencial –en la que los medios de información lo han bloqueando- las que han obligado a AMLO a ir cambiando de discurso y de política. Quienes conservamos aún pequeñas esperanzas buscamos que el acercamiento se haga más amplio con los trabajadores de cada gremio o de cada empresa con el fin de que las movilizaciones se hagan más numerosas y combativas. La política en este inmenso país de 113 millones de habitantes con una gran revolución burguesa, una reforma agraria, un presidencialismo y un control corporativo, ha sido siempre difícil de definir. Por ese motivo cualquier discurso, declaración o reflexión resulta importante para encontrar un camino que nos lleve a transformaciones revolucionarias.
http://pedroecheverriav:wordpress.com
1. En las últimas semanas López Obrador –político que ha recorrido tres veces el país, despojado de la Presidencia en 2006 y futuro candidato presidencial- ha pasado del discurso electorero que sólo pide el voto, que sólo critica a gobierno y partidos, a otro discurso que lo acerca a las luchas sociales: se pronunció contra la reforma derechistas de la Ley del Trabajo, realizó una concentración frente al congreso para presionar contra esa reforma; ha brindado abiertamente su apoyo a los trabajadores electricistas, a los mineros y a los de Mexicana de Aviación y, más aún, ha denunciado a Esther Gordillo, dirigente espuria del sindicato de maestros, y se confrontó contra un destacado periodista al que ha acusado de esclavo vocero de Televisa. A mi me encanta porque AMLO acusa un cambio positivo y espero que denuncie abiertamente al liderismo espurio de la CTM, de la CROM, la CROC, del SUTERM, IMSS y demás.
2. Las pequeñas esperanzas de cambio, aunque me suenen religiosas, no las he perdido a pesar del terrible panorama mundial dominado por el imperio y la situación de explotación y miseria de este país, donde me tocó vivir. ¿Qué pudieron hacer, o que han podido realizar, la URSS, China, Cuba, Nicaragua, Chile de Allende, Venezuela de Chávez, Bolivia de Morales, para construir un país distinto al capitalismo, es decir, para superar el trabajo asalariado, la plusvalía, las jerarquías de gobierno y la desigualdad? No dudo de las buenas voluntades, de la honradez, de la entrega total de la mayoría de sus dirigentes, pero han sido tan poderosas las estructuras capitalistas que pareciera que no sufren ningún rasguño. En México –como en los EEUU- aunque haya “alternancia” de partidos en el gobierno, la explotación, la acumulación de riquezas, la dictadura de la burguesía, continúan con gobiernos del PRI, PAN o PRD.
3. Muchos amigos lópezobadoristas han estado en desacuerdo con mis críticas a su movimiento, considerándome muchas veces enemigo; pero por otro lado, amigos izquierdistas –enemigos de los partidos electoreros- no me han dejado de criticar mis “tontas esperanzas” amloístas. La realidad es que es un antagonismo basado en el “pragmatismo” seguidista de unos y en una especie de sectarismo “principista” de otros que he visto que me podrían impedir observar con independencia los cambios políticos. No reclamo la neutralidad o la imparcialidad porque éstas nunca han existido ni podrían existir, pero sí cierto grado de independencia (dentro de la amplia gama de izquierdismo) para pensar mejor en lo que sucede. Decir que AMLO en los últimos meses –obligado por el incremento de la represión contra los trabajadores- ha ido radicalizando su discurso, no es decir que ese cambio ya no parará.
4. El PRI y el PAN pueden decir y declarar lo que les dé la gana, al fin llevamos muchas décadas sabiendo que es pura demagogia y nada diferente pasará; pero en el caso de López Obrador no es difícil que la embajada yanqui y los poderosos empresarios “lo inviten a desayunar” para pedirle explicaciones, para que confiese el por qué de sus dichos y le “recomienden” que le baje para no provocar problemas. ¿O, acaso, alguien puede olvidar que la alta política es un asunto de Estado en el que los yanquis mantienen una posición de mando y obediencia en México? Millones de campesinos, obreros, colonos, estudiantes y demás, son controlados por líderes y organizaciones espurias de gobiernos y empresarios; si López Obrador diera apoyo a los trabadores de base descontentos no solo lograría votos sino que además se aseguraría un fuerte apoyo del movimiento social que busca liberarse de los líderes charros.
5. Si AMLO fuera un líder burgués y tramposo, del mismo estilo del PRI y del PAN, con todas las ideas y las formas bien conocidas, sería ya presidente de la República con el apoyo empresarial y de los yanquis; y si fuera un líder socialista, radical, tendría que estar en la lucha social tan aislado y sin recursos, como otros más. Tampoco escogió el camino de los simples acuerdos y negociaciones al estilo del PRD de los chuchos. Su ruta es difícil e interesante porque ha sabido combinar la movilización de masas con una legalidad burguesa de la que la misma burguesía se burla. Se ha pensado incluso que el movimiento amloísta podría ser un simple “diversionismo” que la clase dominante usa para calmar el descontento de la población, pero eso sería ya una de mil especulaciones que podrían hacerse sin bases. La realidad es que el movimiento ha abierto un abanico de ideas para discutir pensando siempre en la búsqueda de alternativas que ayuden.
6. Quizá el error más grave de los izquierdistas –entre los que me incluyo- es pensar en que si no se construye el socialismo o se ponen las bases para ello, ningún cambio dentro del capitalismo vale la pena. La realidad es que después de 160 años de Marx, 94 años de la revolución rusa, 61 de la revolución china o 51 de la revolución cubana–aunque el grito del trabajador siga siendo la lucha por el socialismo- parece seguir viéndose como un estadio muy lejano, a pesar de que las economía capitalistas de China, India, Rusia estén compitiendo duramente en el mercado con los EEUU. En la mayoría de los países mundo, a pesar de encontrar a pueblos levantados en protestas o siendo masacrados por sus rebeldías, sus objetivos por la democracia y la justicia siguen estando dentro del marco del capitalismo. Por eso es importante analizar y discutir las perspectivas políticas de cambio en México y no simplemente observar.
7. La realidad es que no ha sido López Obrador, por propia iniciativa, el que ha comenzado a acercarse a la lucha social; son las mismas condiciones de desesperación de los trabajadores y la sucesión presidencial –en la que los medios de información lo han bloqueando- las que han obligado a AMLO a ir cambiando de discurso y de política. Quienes conservamos aún pequeñas esperanzas buscamos que el acercamiento se haga más amplio con los trabajadores de cada gremio o de cada empresa con el fin de que las movilizaciones se hagan más numerosas y combativas. La política en este inmenso país de 113 millones de habitantes con una gran revolución burguesa, una reforma agraria, un presidencialismo y un control corporativo, ha sido siempre difícil de definir. Por ese motivo cualquier discurso, declaración o reflexión resulta importante para encontrar un camino que nos lleve a transformaciones revolucionarias.
http://pedroecheverriav:wordpress.com
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