1/20/2012

La nueva hostilidad

La nueva  hostilidad
El intercambio de información entre ciudadanos que se asumen libres es un ejercicio que trasciende las fronteras pero casi siempre coincide en el ámbito ideológico el cual, al parecer, representa un peligro para los grandes corporativos


Nunca, como en este incipiente año, se había presenciado el terror en forma de persecución mundial en contra de los ciber-disidentes sobre quienes pesan calificativos propios de un mundo análogo cuyos testaferros parecen no evolucionar a la par que la tecnología.

Luego de la protesta mundial en rechazo por la ley SOPA y PIPA (cuyos “principios”, en resumen, son los de controlar los contenidos y hasta las formas de expresión dentro de Internet) una de las agencias policíacas del imperio dieron caza a los responsables del sitio de intercambio de archivos, MegaUpload, por presuntas prácticas de piratería y demás “crímenes” que podrían impresionar sólo a los poco iluminados en la materia. La lectura de este hecho nos dice que El Capital no necesita de leyes como SOPA o PIPA pues ya cuentan con la fuerza, y las armas, para ejercer su voluntad sin que esté sujeta a ninguna ley pues ellos pagan por ejercer su ley en cualquier país del mundo.

Otro aspecto de estos hechos es que no nos están impidiendo el acceso a los servicios de intercambio de información, sino que están criminalizando el acceso a esta, circunstancia que se presenta sólo en tiempos de guerra. ¿Algo nos querrán decir?

El derecho al acceso a la información de los usuarios de Internet, es tácitamente irrenunciable por la naturaleza de la tecnología usada para esos propósitos al estar esta al alcance, si no de todos, sí de cierto segmento de la población que ha destinado su uso más allá de la trivialidad, deviniendo en armas informativas contra al alineación noticiosa que emana de los gobiernos y sus agencias de prensa oficiales y no.

El intercambio de información entre ciudadanos que se asumen libres es un ejercicio que trasciende las fronteras pero casi siempre coincide en el ámbito ideológico el cual, al parecer, representa un peligro para los grandes corporativos quienes, so pretextos de violación de derechos de autor, han comenzado la persecución sobre los responsables de las plataformas tecnológicas que permiten tal propósito. Como bien apunta un comentario leído en Twitter : ”Los CEO’s de las empresas que causaron la crisis global son protegidos mientras los CEO’s de las empresas de Internet son perseguidos internacionalmente y capturados”. Nada más certero.

Ante el cierre de la compañía de alojamiento de archivos Megaupload, El Capital parecer estar dando bandazos o coletazos que pueden interpretarse como estertores de agonía o muerte. Lo que sí podemos concluir es que la criminalización del usuario común de los servicios de información (dentro del contexto de la libre y global distribución de datos) se está transformando en una cruzada para los amos del dinero y la propiedad.

Lo cierto es que ellos, la autoridad y las corporaciones que ejercen el terror, no podrán impedir el acceso a la información, no como lo tienen pensado pues existen quienes consideran a la información como una de las libertades del hombre, y esta, al estar amenazada, desata las acciones más drásticas con tal de hacer prevalecer lo que beneficia al ser humano. Podría no tratarse de una guerra, sino una nueva forma de hostilidad que aún falta en qué aspectos de la vida se reflejarán sus consecuencias, por qué las habrá.


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