Por Sandra Chaher
- Únete es una campaña que da sentido de urgencia al abordaje del
tema de la violencia en el marco del desarrollo. Y llama a la
movilización de los Estados y la sociedad civil, y apela especialmente
a niños y hombres. Es un mar de acciones en el que hay que hacer
bastante ingeniería. Digamos que no es una campaña siendo campaña, es mucho más que ello y a la vez tiene una parte muy fuerte de comunicación social. Y
en América Latina trabajamos en tres pilares: alto impunidad, detención
de femicidios e instalarel tema de la violencia como problema de toda
la sociedad.
- ¿Cuáles son las particularidades de nuestra región en relación con la violencia?
- Los altos índices de femicidio: una cuarta parte de los
femicidios del mundo se producen en América Latina, sobre todo en
América Central, aunque cuando se empiezan a ver los datos de países
como México y Brasil ellos también aportan sus cifras. Otro tema
central en la región es la impunidad, que se produce en todos los
ámbitos: fuerzas de seguridad, justicia, ausencia de prevención. Sigue
habiendo una naturalización muy grande de la violencia contra las
mujeres en la región. Según la encuesta IMAGES,
realizada en 2009 en Brasil, Chile y México: sólo entre el 4% y 13% de
los varones encuestados rechazan la violencia, esto quiere decir que
tenés un 90% de hombres que dicen que es aceptable; y entre el 6 y el
19% acuerdan con que es aceptable en algunas ocasiones que una mujer
sea golpeada. Otro estudio reciente de OMS/OPS habla de la naturalización de las mismas mujeres hacia la violencia contra ellas.
- ¿Qué acciones mostraron en estos cinco años ser más eficaces para combatir la violencia?
- La sinergia de acciones, se debe actuar en todos los ámbitos con el mismo objetivo y discurso: desde una campaña como “El valiente no es violento”,
que cuestiona los estereotipos, hasta otras estrategias más duras. En
esta campaña, tomamos una atribución positiva de la masculinidad, como
la valentía, para ver cómo usarla adecuadamente. Pero tenemos que
discutir también cómo hablamos de la igualdad y la resolución de los
conflictos en las escuelas, los medios de comunicación… Y luego, qué
respuesta da el Estado a esta violación de los derechos humanos. Por
eso el marco debe ser
integral. Que si hay violencia, se denuncie; que si se denuncia, pase
algo; que los juzgados y la justicia respondan; y que haya castigo y
reparación. Si pones todo junto tendrás una transformación.
Porque sino vemos que hay un discurso disociado en las sociedades: las
autoridades dicen que la violencia es una violación de derechos pero
luego no pasa nada. Por eso hablamos mucho del acceso a justicia en su
papel de prevención general, por el mensaje que esto da a los
agresores. Si estás en una
país como Guatemala, donde el 98% de los casos llevados ante la
justicia no llega a sentencia, ¿qué mensaje estás dando?
- Es una campaña en el marco de la reducción de femicidios y a la
vez el involucramiento de toda la sociedad de los que hablaba antes. Es
una iniciativa que busca hablar de manera eficaz y simple con los
varones jóvenes, cuestionándoles su forma de ser valientes. Queríamos
tomar una atribución positiva de la masculinidad. Se está implementando
en países de la región que tomen la iniciativa: hace dos semanas se
lanzó en Cuba, el domingo pasado aquí y a mitad de año la lanzaremos
para toda la región por MTV. El objetivo es trabajar con jóvenes en
actividades que los hagan pensar. En Argentina, por ejemplo, se hará un
concurso para
tener la imagen institucional de la campaña en el país. Y ya muchas
organizaciones están realizando sus actividades bajo el marco de la
campaña, como Lazo Blanco. Y a fin de año haremos una fiesta de cierre
con artistas que están trabajando con Naciones Unidas.
- ¿Cómo están funcionando en la región las leyes de segunda
generación aprobadas en los últimos años, que tienen características
mucho más específicas para el abordaje de la violencia?
- Las vemos como avances
importantes pero que necesitan instrumentación. Uno tiene la fantasía
de que se hace la ley y todo lo demás se arregla. Pero lo que nos muestra el segundo informe del MESECVI es
que estas leyes se topan con códigos penales, procesales o generales
que dificultan su implementación. Es decir que son leyes que necesitan
algunos acomodamientos para funcionar. Otra cosa que sucede es que no tienen presupuesto suficiente para ser implementadas.
Hay que saber que la ley es el punto de partida y no de llegada. Lo que
hacen estas leyes es que dan abordaje integral, que sabemos que
funciona, pero hay que hacer coordinaciones para este abordaje
interinstitucional y que las mujeres efectivamente tengan acceso a una
vida libre de violencia. Hay que trabajar en educación, seguridad
pública, en muchos terrenos a la vez. La gente hace estas leyes y luego
se encuentran con que hay que movilizar a todo el Estado para hacerlas
cumplir y eso depende de liderazgos, apoyos políticos, organización del
presupuesto…
- ¿Hay en la región ejemplos de buenas prácticas en el abordaje de la violencia en el marco de estas leyes?
- Hay países como El salvador o Brasil que están haciendo cosas.
México trabajó muy bien en la etiquetación de los presupuestos, esto de
decir que cada área reciba tanto para programas de prevención de la
violencia y luego rindan cuentas. Toda cuestión que debe pasar por los
recursos es siempre compleja y sensible. Los países están lentamente
desarrollando sus plantes multisectoriales y los espacios de
coordinación que se requieren. Hay modelos como Ciudad Mujer, en El Salvador, donde toda esta intersectorialidad se junta: son
lugares físicos donde hay una respuesta a todas las necesidades de las
mujeres: salud, violencia, etc. Se hizo uno primero en las afueras de
San Salvador y ahora se esta replicando. Y el 8 de marzo, la presidenta
y la ministra de Brasil anunciaron que se harán próximamente 300 en ese
país. Lo interesante de estos modelos es que hacen lo que hemos pedido
las mujeres durante 30 años: que los servicios estén centrados en
nuestras necesidades y no en las de las instituciones.
- Las actividades de la Campaña
en los últimos años vienen estando bastante focalizadas en los varones.
¿Cómo se lleva al interior de la misma la tensión entre las
organizaciones de mujeres y aquellas que trabajan sobre masculinidades,
fundamentalmente en torno a los recursos?
- En el movimiento feminista hay cambios en relación a estos temas.
El centro de nuestra atención está en el empoderamiento de las mujeres,
pero tenemos claridad en que debemos trabajar con hombres jóvenes si
queremos cambiar esto. Porque también cargar todo el peso del tema
sobre las mujeres, y no en los varones, no está bien. Obvio este
trabajo requiere recursos, el gran desafío es tener recursos para ambas
cosas, no dejar a nadie sin nada, y hacer alianzas para que mujeres y
varones trabajen juntos, porque además las organizaciones que trabajan
temas de hombres son feministas.
- ¿Se están logrando estos recursos?
- Si ves cuánto se invierte en unas y otros, la inversión en
actividades lideradas por varones es mínima. Pero también es cierto
que, a nivel internacional, para los donantes es super atractiva la propuesta de trabajar con varones.
Y por otra parte, todas queremos esposos, jefes, hermanos, que sean
solidarios y feministas. Nosotras desde ONU Mujeres le ponemos mucho
cuidado a eso. Y creemos que
las organizaciones de mujeres tendrían que verlo como una inversión en
la causa feminista y no sólo como competencia, y ver qué alianzas se
pueden hacer.
- Más allá de la campaña, ¿cómo ves que se está dando este proceso en la sociedad civil?
- Te diría que hay un tema generacional: las mujeres jóvenes feministas están trabajando más con hombres y los integran de manera más fácil.
No hay algo organizado pero se va a llegar. Siento que tampoco hay
tanta tensión como antes. Hay un cuestionamiento, pero cada vez hay mas
conciencia de que hay que crear espacio para ambos. Este es un momento
difícil porque hay un recorte de recursos y entonces la tensión no es
sólo entre mujeres y varones sino dentro de la misma agenda feminista
entre derechos sexuales y reproductivos y vih por ejemplo. Es un
desafío para todas y todos.
- ¿Qué posición tienen en la Campaña en relación a la atención de varones violentos, que está prevista en varias de las leyes de segunda generación?
- Es un tema complicado. No
apostamos a la atención terapéutica de varones violentos, sino a
quienes hacen prevención de violencia y en ese marco atienden a varones.
En algunas experiencias que se hicieron en América Central y Caribe se
vio que ertos tratamientos funcionan si los das como una alternativa a
la cárcel, y que si lo terminan el porcentaje de reincidencia en la
violencia es mucho menor. Pero la inversión que se hizo hasta ahora es
mínima y por tanto no tenemos grandes resultados. Desde la Campaña , si tenemos tres pesos preferimos dárselos a quienes hacen prevención.
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