7/13/2013

Vergüenza en Tahrir, violencia sexual en protestas masivas en Egipto


"Las mujeres deben evitar en lo posible la plaza Tahrir. 

Un único acompañante masculino no basta", se lee en mensajes de Twitter


FUENTE: DPA 

 miércoles, 10 de julio del 2013
Vista aérea de la Plaza Tahrir en El Cairo. Foto EFE/Yahya Arhab
Vista aérea de la Plaza Tahrir en El Cairo. Foto EFE/Yahya Arhab

FUENTE: DPA  miércoles, 10 de julio del 2013
Vista aérea de la Plaza Tahrir en El Cairo. Foto EFE/Yahya Arhab

El Cairo, Egipto.- Desde la Primavera Árabe miles de personas se manifiestan en Egipto, unas protestas especialmente peligrosas para las mujeres, que cada vez con más frecuencia sufren brutales ataques sexuales a manos de grupos de hombres.

Para algunos se trata de una revolución, para otras se convierte en una horrible pesadilla: mientras la gente se manifiesta masivamente por un nuevo Egipto, sobre todo en la plaza Tahrir en el corazón de El Cairo se producen cada vez más ataques sexuales públicos contra las mujeres. Muchos miran, pero apenas nadie actúa. Comienza con acoso verbal y en el peor de los casos acaba con brutales violaciones.

"Las mujeres deben evitar en lo posible la plaza Tahrir. Un único acompañante masculino no basta", se lee en mensajes de Twitter los días de las grandes manifestaciones. Diversos grupos de mujeres y activistas como los "Tahrir Bodyguards" (los guardaespaldas de Tahrir) intentan organizar la defensa y patrullan, llevando chalecos luminosos, por la plaza de las manifestaciones en busca de mujeres que necesiten ayuda.

"¿Saben lo que también merece su ira?", tuiteaba una bloguera egipcia indignada. "Los ataques sexuales masivos y las violaciones mientras ustedes miran los bonitos fuegos artificiales en la plaza Tahrir. Despierten".

En Egipto la violencia sexual contra las mujeres forma parte de la vida cotidiana desde hace muchos años. Pero con el colapso del Estado policial en la Primavera Árabe de 2011, los autores, que con frecuencia quedan impunes, perdieron los escrúpulos que les quedaban para llegar hasta el final. Los ataques son cada vez más brutales y la continua crisis en el país norteafricano empeora aún más la situación.

La actuación de los hombres es siempre la misma: rodean a una mujer, la separan de sus acompañantes masculinos, le arrancan la ropa, la manosean y la empujan hasta un lugar apartado. Una víctima tuvo que ser incluso operada recientemente por gravísimas heridas en sus genitales tras la agresión, según informó un grupo de mujeres.

El grupo defensor de los derechos humanos Human Rights Watch dio la voz de alarma a comienzos de julio: la violencia sexual contra las mujeres en Egipto adquirió dimensiones espantosas. Tras el inicio de las últimas protestas el 30 de junio, en unos días más de 90 mujeres fueron víctimas de ataques sexuales, en parte de máxima gravedad, en el marco de las manifestaciones, informó la organización.

"Se trata de crímenes graves que impiden a las mujeres participar en la vida pública en un momento tan clave de la evolución del país", analizó el grupo.

Bajo el régimen de Hosni Mubarak ese tipo de ataques fueron tabú durante mucho tiempo. Una película del guionista egipcio Mohamed Diab, del año 2010 titulada "El Cairo 678" arrojaba luz sobre la injusticia. La cinta contaba la historia de Faisa, una mujer que llevaba velo y que iba al trabajo cada día en el autobús 678, donde continuamente sufría el manoseo de hombres; y la de Seba, una artista rica violada por una turba de hombres tras un partido de fúbtol; y de la cómica Nely, la primera mujer que fue a los tribunales tras denunciar a un hombre por acaso sexual. Las tres se unen y acaban ganando la batalla.

Pero en la vida real la victoria de las mujeres egipcias parece lejos, como muestran casos como los "test de virginidad" con que médicos, mediante amenazas o con uso de la violencia determinaban si las manifestantes eran aún vírgenes.

El ex jefe de los servicios secretos militares defendió esa práctica cínicamente, alegando que las mujeres estaban acampando juntas con hombres en la plaza Tahrir y para que después no pudieran decir que habían sido violadas por la policía militar había que comprobar su "virginidad". Ese hombre se llamaba Abdel Fattah al Sisi. Hoy es jefe del Ejército y el hombre más poderoso en el país del Nilo.

Por Mey Dudin/DPA-Reportajes

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