Feminista, con Maestría en Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
En su texto la columnista reflexiona sobre
cómo a pesar de su gran carrera artística, la figura de Madonna se ha
centrado en su edad, sujetándola a la exigencia patriarcal de ser
joven, bella y deseable para considerarse valiosa.
En el texto Violencia contra la mujer y pactos patriarcales
(en Maquieira, Virginia y Cristina Sánchez, 1990, Violencia y sociedad
patriarcal, Fundación Pablo Iglesias, Madrid), la filósofa feminista
Celia Amorós nos habla de cómo las mujeres somos construidas
socialmente desde el espacio de la indiscernibilidad, ya que somos
construidas como las "idénticas", mientras que los hombres son
construidos y posicionados socialmente como los "iguales". ¿Cuál es la
diferencia entre las idénticas y los iguales? Por un lado, las mujeres
viven en la indiscernibilidad porque son construidas como idénticas, es
decir, construidas sistemáticamente para realizar las mismas funciones
de cuidado y para satisfacer al placer masculino, a tal grado que,
llegado el momento, una sustituirá a la otra sin dificultad alguna. Por
su parte, y aunque existen asimetrías no menores entre ellos, dice
Celia Amorós, los iguales son construidos para saberse con privilegios.
En términos pragmáticos, el principio de las idénticas y de los iguales
se cumple sin titubear, y una muestra de esto es cómo las mujeres son
desechadas al llegar a la madurez etaria, ya que existen otras
"idénticas" más jóvenes y "apetecibles" que las sustituirán para
satisfacer el deseo de los "iguales".
El próximo 16 de agosto, la cantante Madonna cumplirá 55 años y
aunque buena parte de sus fans considera que se ve "radiante a pesar de
su edad", otro grupo de personas y de medios masivos piensa que ella
luce como abuela, incluso como una "viejita ridícula". ¿Por qué, a
pesar de los grandes éxitos en su carrera, la figura de Madonna se
reduce tan denigrantemente? Porque, sin importar lo famosa, rica,
poderosa o influyente que ella sea, forma parte del colectivo de las
"idénticas".
El sitio web Cromosoma X hizo un recuento de las transformaciones en los senos de Madonna a lo largo de 30 años y tituló a este "recorrido"Las tetas de cincuentona de Madonna,
utilizando el mecanismo perverso del patriarcado de reducir y minimizar
a las mujeres en unas tetas, unas piernas, unas nalgas o una vagina.
Claro que estas tetas son "atrevidas" porque no obstante de pertenecer
a una cincuentona, todavía andan mostrándose por ahí sin ningún pudor.
Detrás de Madonna hay cientos de "idénticas" que ya la han sustituido,
cientos de cantantes y actrices jóvenes que funcionan como modelo de
los atributos que todo objeto sexual debe poseer.
Hace algunos meses encontré por Internet un texto llamado Madonna, tú antes molabas [1],
escrito por Irene G. Rubio, en el que la autora da cuenta del interés y
la fascinación que ciertas autoras feministas experimentaron hacia
Madonna, incluida la gran bell hooks, quien la consideraba como una luz
y guía transgresora para las mujeres que iban posicionándose, pero que
recientemente se decepcionó de ella porque su evolución ponía "al
descubierto la forma en que envejecer como mujer en una sociedad
sexista puede minar la alianza de cualquier mujer con la política
radical, con el feminismo. ¿Qué puede hacer la 'material girl' cuando
se ha convertido en una mujer madura en una economía de imágenes
culturales en la que gran parte de su atractivo para las masas estaba
enraizado en el romance de la juventud rebelde?". Irene Rubio cierra su
artículo afirmando que el feminismo ha encontrado un nuevo objeto de
fascinación: Lady Gaga. Discreparía con la autora sobre que el
feminismo tiene objetos de fascinación, ya que las feministas tratamos
de trabajar con y por las mujeres partiendo del supuesto ontológico de
que todas somos humanas no objetos; por otro lado, ¿será que al afirmar
que Lady Gaga es el nuevo objeto de fascinación del feminismo estamos
recurriendo, sin querer, al principio de las idénticas, la
indiscernibilidad y su condición de sustituibles?
Madonna incurre en grandes contradicciones, al igual que todas las
mujeres contemporáneas, que compartimos una condición sincrética de
género, con elementos tradicionales y transgresores. Como bien y
críticamente señala Coral Herrera, Madonna forma parte y alimenta a un
sistema opresor capitalista y sexista y, a excepción de los últimos
años, no se ha pronunciado políticamente por los derechos humanos de
las mujeres y las niñas [2],
sin embargo, y sin el afán de justificarla, tendríamos que leerla en
contexto, sin olvidar, como ya lo mencioné, que a pesar de sus
privilegios, Madonna forma parte del colectivo de las mujeres, que
también es vulnerable ante el poder patriarcal y que ha sido construida
socialmente con una profunda ceguera de género.
A partir de lo anterior, creo que la figura de Madonna sigue siendo
inquietante, digna de analizar por varias razones. Por un lado,
observar que una mujer poderosa, famosa, rica, exitosa recurre a
cirugías, rutinas de ejercicio extremo, ropa de alta costura,
maquillaje y a novios guapos y veinteañeros para detener el tiempo
dentro de una sociedad obsesionada con la juventud, nos deja ver que no
hay que bajar la guardia, la igualdad no ha sido alcanzada porque a las
mujeres aún nos hacen mella los mandatos patriarcales. Supongo que a
Madonna también le pesa tener "tetas de cincuentona" porque también ha
introyectado la exigencia de ser joven, bella y deseable para
considerarse valiosa, tema que está pendiente en la reflexión de
muchísimas mujeres alrededor del mundo.
El 1 de junio de este año, Madonna participó en el concierto Sound of change,
a favor de los derechos de las mujeres y las niñas en países pobres, y
paradójicamente organizado por la marca Gucci. En este evento, la
cantante pidió a las personas asistentes unirse al impulso del acceso a
la educación de las niñas, ya que eso les permitirá empoderarse y tomar
conciencia de que tienen derechos. Lo curioso es que la noticia no fue
el discurso de Madonna, sino su rostro, presuntamente hinchado por
haber sido sometido a una cirugía plástica. Para mí resulta más
importante observar cómo una mujer carente de recursos
teórico-conceptuales posiblemente pueda sensibilizarse ante la opresión
de género; que Madonna realmente se comprometa con los derechos humanos
de las mujeres y las niñas solo podrá verificarse dando tiempo al
tiempo.
Madonna cumplirá 55 años y ya no es la veinteañera vestida de novia que deslumbró a millones de miradas mientras cantaba Like a Virgin.
Madonna ya no está casada con Sean Penn, ya no es la mujer "fatal" que
pidió ayuda a la policía de Malibú porque su entonces esposo la había
golpeado e introducido salvajemente su cabeza en el horno de la estufa.
Madonna cumplirá 55 años y la maternidad transformó su vida, de ahí que
compusiera para su hija Lourdes las canciones Nothing really matters y Little Star.
Madonna confiesa a través de su música que para "salvar" su segundo
matrimonio, con el director inglés Guy Ritchie, tuvo que minimizarse e
invisibilizarse, con el fin de ser una "buena esposa"; incluso, en la
canción Love spent pregunta indirectamente a su segundo ex
esposo si se hubiera casado con ella si la cantante hubiera sido pobre
(recordemos que Madonna tuvo que desembolsar millones de dólares para
finalizar el divorcio). Madonna cumplirá 55 años y es impresionante la
gran fortaleza que posee, no me refiero a sus brazos excesivamente
musculosos, sino a su capacidad para permanecer como la "excepcional"
en un mundo de hombres. Para el patriarcado las "tetas cincuentonas" de
Madonna son desechables, ¿qué pensará ella sobre esto? Por lo pronto,
confieso lo evidente: soy fan de Madonna y es especial para mí porque
sus canciones son un vínculo entre mi hermana mayor y yo.
Notas
[1] Disponible en https://www.diagonalperiodico.net/culturas/madonna-tu-antes-molabas.html (Consultado el 2 de agosto de 2013).
[2] Tomado de http://haikita.blogspot.mx/2012/06/madonna-no-la-leido-marx.html (Consultado el 3 de agosto de 2013).
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