Este artículo da continuación a los trabajos– 1. «Rusia quiere obligar Estados Unidos a respetar la Carta de la ONU», 4 de enero de 2022.– 2. «Washington prosigue en Kazajastán el plan de la RAND Corporation, que ya continúa en Transnistria», 11 de enero de 2022.– 3. «Washington se niega a escuchar a Rusia y a China», 18 de enero de 2022.– 4. «La increíble sordera de Washington y Londres», 1º de febrero de 2022.– 5. «Washington y Londres tratan de mantener su dominación sobre Europa», 8 de febrero de 2022.– 6. «Dos interpretaciones sobre la cuestión de Ucrania», 16 de febrero de 2022.– 7. «Washington hace sonar el clarín pero sus aliados retroceden», 22 de febrero de 2022.– 8. «Vladimir Putin en guerra contra los “straussianos”», 5 de marzo de 2022.– 9. «“Banda de drogadictos y de neonazis”», 6 de marzo de 2022.– 10. «Estupor de Israel ante los neonazis ucranianos», 9 de marzo de 2022.– 11. «Ucrania, otra gran manipulación», 22 de marzo de 2022.– 12. «El Nuevo Orden Mundial que nos preparan con el pretexto de la guerra en Ucrania», 29 de marzo de 2022.– 13. «Propaganda de guerra bajo una nueva forma», 5 de abril de 2022.
El apoyo de Occidente al nazismo (1933-1940)
El apoyo masivo que Estados Unidos y sus aliados aportan a los “banderistas” ucranianos contra Rusia es comparable al apoyo que Occidente aportó antes a la Alemania de Hitler contra la URSS. Debemos recordar que absolutamente todos los Estados de Occidente creyeron en algún momento que los nazis eran la solución para la crisis económica de 1929. Creyeron que sólo los nazis podían proponer una alternativa creíble al capitalismo. Por supuesto, casi todos esos Estados cambiaron de opinión cuando el peligro nazi se volvió contra ellos.
Después de la caída del nazismo, ninguno de aquellos personajes tuvo comparecer ante la justicia. Al contrario, se hizo el mayor esfuerzo por enterrar aquellas infamias. Hoy deberíamos evitar que eso vuelva a suceder.
El papel de los banderistas ucranianosen la guerra fría
Durante la Segunda Guerra Mundial, Alfred Rosenberg, teórico del nazismo y ministro del Este (Ostminister) del III Reich, confió al letón Gerhard von Mende la misión de lograr que los pueblos de la URSS se pusiesen del lado de Hitler. Von Mende concibió entonces un modelo de manipulación de las minorías que la CIA retomó posteriormente. Con la cooperación del Gran Muftí de Jerusalén, Amin al-Husseini, Von Mende creó escuelas de clérigos musulmanes en las ciudades alemanas de Gottingen y Dresde, hizo nombrar un Gran Muftí en Crimea y enroló musulmanes en las SS. Von Mende fue también el oficial encargado de “atender” al «nacionalista» ucraniano Stepan Bandera.
En Washington, el presidente Harry Truman y su sucesor Dwight Eisenhower decidieron esforzarse al máximo en la guerra psicológica contra los soviéticos. Fue así como la CIA creó el «Comité Americano para la Liberación de los Pueblos de la URSS» (AmComLib), que manejó las transmisiones de Radio Liberty desde Munich.
En otras palabras, la CIA “recicló” al nazi letón Gerhard von Mende, quien propuso a sus nuevos jefes estadounidenses abrir en Munich una mezquita, que en definitiva fue puesta en manos de Said Ramadan –el yerno del fundador de la Hermandad Musulmana, Hassan al-Banna [5].
También fue Von Mende quien “arregló” los problemas de Stepan Bandera y lo “recicló” en el MI6 y en la CIA [6].
Por orden del III Reich, el ex lugarteniente de Stepan Bandera y primer ministro ucraniano impuesto por los ocupantes nazis, Yaroslav Stetsko, fue uno de los fundadores del Bloque de Naciones Antibolcheviques (ABN, siglas en inglés), durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente, durante la guerra fría, Stetsko perpetuó la existencia del ABN, pero al servicio de Estados Unidos, y se convirtió en un pilar de la Liga Anticomunista Mundial (WACL), creada por la CIA [7].
La sede del ABN se instala en Munich, desde donde Stepan Bandera y Yaroslav Stetsko dirigen operaciones de sabotaje dentro de la URSS. El presidente del ABN es el danés Ole Bjorn Kraft, ex presidente del Consejo del Atlántico Norte –la autoridad civil que dirige las fuerzas de la OTAN. Varias operaciones fueron organizadas en colaboración con la CIA y con el MI6, o sea bajo la supervisión de Frank Wisner –el abuelo por alianza de Nicolas Sarkozy– y de Kim Philby. Pero Philby trabajaba para los soviéticos y transmitió al KGB la información necesaria para hacerlas fracasar [8].
Uno de los colaboradores de Yaroslav Stetsko, Lev Dobriansky, , se convirtió en embajador de Estados Unidos en Bahamas y su hija Paula Dobriansky fue subsecretaria de Estado para la democracia (sic) en la administración de George Bush hijo. Fue precisamente Paula Dobriansky quien financió –durante 10 años– una serie de estudios “históricos” tendientes a hacer olvidar que el Holodomor –la gran hambruna que afectó Ucrania en 1932-1933– también asoló Rusia y Kazajastán y a hacer creer que fue organizado por Stalin para acabar con el pueblo ucraniano –los banderistas utilizan ese mito para afirmar que existe un odio secular ruso contra los ucranianos. Posteriormente, Paula Dobriansky ocupó altos cargos en la agencia de prensa Reuters y hoy trabaja en el Atlantic Council. Paula Dobriansky era vicepresidente de la NED en el momento del putsch de Maidan.
[9].
Stepan Bandera es asesinado por el KGB en 1955. Stetsko falleció en 1986. Los dos están enterrados en Walffriedhof, Alemania.
El apoyo de los anglosajones a los yihadistas
En 1979, el presidente estadounidense James Carter autoriza la “Operación Ciclón”, para enviar yihadistas árabes –miembros de la Hermandad Musulmana– a que luchen contra el gobierno comunista afgano. Es entonces cuando aquella pequeña organización terrorista se convierte en un verdadero ejército [10]. Después de la guerra en Afganistán, vendrán las de Yugoslavia y Chechenia y finalmente “aparece” el Emirato Islámico (Daesh) en Irak y en Siria [11].
Durante 40 años, se invita a todos los países miembros de la OTAN a que concedan «asilo político» a los yihadistas «perseguidos» por las «dictaduras» árabes. Al menos 17 países miembros de la OTAN participan en la operación “Timber Sycamore” de entrega de armas a los yihadistas por valor de miles de millones de dólares [12]… ¡hasta el día que esos terroristas acabaron por amenazar a los países occidentales! Habría que aprender a no cometer otra vez los mismos errores.
El apoyo de Occidente a los banderistas ucranianos, a los ustachis croatas y a los neonazis de los países del Báltico
Durante la guerra fría, Estados Unidos incorporó a su dispositivo antisoviético numerosos nazis especializados en tareas de represión. Entre ellos había individuos como Klaus Barbie –el «Carnicero de Lyon», “reciclado” como jefe de la represión en Bolivia– y Alois Brunner quien, después de haber exterminado judíos en Austria, Grecia y Francia, fue convertido en consejero especial del presidente sirio en 1954 –antes de la llegada del partido BAAS al poder. Parecía que, después de la desaparición de la URSS, la CIA y el MI6 habían puesto fin a todo eso.
Sin embargo, a raíz de la disolución del Pacto de Varsovia y de la independencia adquirida por ciertos Estados ex soviéticos, aparecieron en el espacio público milicias banderistas, ustachis y nazis… y obtuvieron el respaldo de los anglosajones, en nombre de la colaboración de sus padres durante la guerra fría.
El 18 de noviembre de 2020, la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU adoptaba una resolución sobre la Lucha contra la glorificación del nazismo, del neonazismo y otras prácticas que contribuyen a alimentar las formas contemporáneas de racismo, de discriminación racial, de xenofobia y de intolerancia asociadas (Nations Unies A/C.3/75/L.49). Sólo votaron en contra Estados Unidos y Ucrania y todos los miembros de la OTAN y de la Unión Europea se abstuvieron.
Las mismas causas producen los mismos efectos
El 8 de mayo de 2007, en la ciudad ucraniana de Ternopol, grupúsculos nazis e islamistas crearon un «Frente Antimperialista» para luchar juntos contra Rusia. Organizaciones de Lituania, Polonia, Ucrania y Rusia participan en ese frente, que incluye separatistas islamistas de Crimea, de Adiguea, de Daguestán, de Inguchetia, de Kabardino-Balkaria, de Karachayevo-Cherkesia, de Osetia y de Chechenia. Al no poder viajar a Ternopol –debido a sanciones internacionales contra él– el emir autoproclamado de Ichkeria (Chechenia), Doku Umarov, a quien la ONU considera miembro de al-Qaeda, envía un texto que será presentado a los participantes.
El presidente de ese «Frente Antimperalista» es el ucraniano Dimitro Yarosh, quien se va a luchar en Chechenia. Junto con el llamado «Fuhrer blanco», Andriy Biletsky, Dimitro Yarosh crea Pravy Sektor (Sector Derecho), grupo de extrema derecha muy presente en el putsch de la Plaza Maidan. Yarosh y Biletsky también crean después el batallón Azov. Desde el 2 de noviembre de 2021, Diimitro Yarosh es consejero especial del jefe de las fuerzas armadas de Ucrania.
Después de la disolución de la URSS, Ucrania resucitó sus viejos demonios. Los manuales de Historia de los escolares fueron modificados y hace ahora 30 años que se enseña a los niños ucranianos que su país sólo fue independiente gracias a los nazis. También se les inculca que no tienen genes comunes con los rusos, los cuales son un raza inferior. Cada año, decenas de miles de niños y adolescentes ucranianos van a los «campos de vacaciones» de los banderistas, como las Juventudes Hitlerianas de la Alemania nazi. Esos son los jóvenes, niñas y niños que hoy encuentran asilo en los países miembros de la Unión Europea. Como antes sucedió con los jóvenes, niños y niñas vinculados a la Hermandad Musulmana, es muy probable que acaben perpetrando atentados en los países que hoy los reciben.
En este instante, los banderistas ya están reclutando cadetes en Alemania, Canadá, Francia y Polonia, así como en Reino Unido y en Estados Unidos, e incluso captan oficiales en las academias militares de esos países. Con ese objetivo crearon, en 2019, una orden secreta llamada Centuria que difunde la ideología banderista y pronazi. Centuria se opone a los procedimientos democráticos y al sufragio universal. Sus miembros recitan la «Plegaria de los Nacionalistas Ucranianos», redactada por Josef Mashchak durante el breve periodo que separó las dos guerras mundiales, y enarbolan la Cruz del Sol danesa mientras multiplican las referencias a la Sociedad Thule, de la cual provenían los más altos dignatarios nazis. Los ejercitos occidentales de hoy no han tomado en serio esa amenaza. Como ya sucedió en el Medio Oriente con la ideología de la Hermandad Musulmana, la ideología pronazi de los banderistas se extiende en Occidente como un reguero de pólvora.
La bestia inmunda ya está entre nosotros.
¿Cómo podemos ser tan ciegos?
[2] «El día que Occidente prefiere olvidar», por Michael Jabara Carley, Strategic Culture Foundation (Rusia), Red Voltaire, 1º de octubre de 2015.
[5] A Mosque in Munich: Nazis, the CIA, and the Rise of the Muslim Brotherhood in the West, Ian Johnson, Houghton Mifflin Harcourt, 2010. La edición francesa se titula Une Mosquée à Munich: les nazis, la CIA et la montée des Frères musulmans en Occident (en español, “Una mezquita en Munich: los nazis, la CIA y el ascenso de la Hermandad Musulmana en Occidente”), Jean-Claude Lattès, 2011.
[6] Stepan Bandera: The Life and Afterlife of a Ukrainian Nationalist: Facism, Genocide, and Cult, Grzegorz Rossoliński-Liebe, Ibidem (2015).
[8] MI6, Stephen Dorril, The Free Press, 2000.
[9] Old Nazis, the New Right and the Republican Party, Russ Bellant, South End Press, 1988.
[11] Sous nos yeux, Thierry Meyssan, Demi-Lune (2017).
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