10/22/2022

Vivir en condición de calle: las infancias y su sobrevivencia

CIMACFoto: Tercero Díaz 

 .-CIMACFoto: Tercero Díaz.-

En México falta mucha información sobre cuántas niñas y niños viven en situación de calle. Sin embargo, gracias a estudios como los desarrollados por la doctora en Antropología Social y Cultural María Espinoza Spínola podemos tener una idea de los factores que llevaron a estos menores a dejar sus hogares y habitar la calle como un espacio de resistencia y libertad.

Espinoza Spínola se dedicó a estudiar la condición de niñas y niños en las calles de la Ciudad de México entre 2000 y 2009. A lo largo de estos años, la antropóloga española identificó una serie de constantes en las historias de las y los menores que deciden abandonar sus hogares.

Una de estas constantes es la separación entre padres y madres, tras la cual, son ellas quienes asumen por completo la responsabilidad del cuidado de hijas e hijos. No obstante, también es frecuente que estas mujeres busquen a otra pareja que cubra sus necesidades económicas y afectivas… algo que no suele suceder.

De acuerdo con las investigaciones de María Espinoza, la llegada de un padrastro a casa puede traer una serie de maltratos hacia la familia. Esto se exacerba en el caso de las niñas; por un lado, porque los hombres suelen ejercer violencia sexual contra ellas, y por otro porque, al ser mujeres, constantemente las descalifican y les hacen sentir que no tienen ningún derecho en el hogar que habitan.

Además de esto, hay otros factores íntimamente ligados con los roles de género socialmente establecidos. Es decir: con lo que nos han dicho sobre cómo tiene que ser una madre.

«Mala madre» y «buena madre»: no hay punto intermedio

Durante su estancia en México, María Espinoza Spínola escuchó los relatos de varias niñas y niños en situación de calle. En estos relatos, uno de los reclamos constantes de niñas y niños fue la falta de cariño de sus madres.

A ellas las calificaban como «malas madres» y mujeres indecentes por unirse con otros hombres tras el abandono de los padres, y también las consideraban tontas porque esos otros hombres las violentaban. Para los padres, por el contrario, no había ningún calificativo en específico, lo cual indica que detrás de la decisión de huir de estas niñas y niños hay concepciones de género revictimizantes para las mujeres y socialmente extendidas incluso en el imaginario de las infancias.

Fotografía: Pexels

De la misma forma, la antropóloga social explica que el reclamo de las y los menores tiene que ver con la concepción de la «madre abnegada» tan arraigada en la cultura mexicana. Esta madre ideal es una madre amorosa consagrada por completo al cuidado de su familia aunque ello implique sacrificar sus propias necesidades.

Ninguno de los menores a los que entrevistó Espinoza Spínola identifica esta figura con la de su madre. Por el contrario, las juzgaban como principales responsables de las violencias ejercidas en su contra, aún cuando muchas de estas violencias provienen de padrastros, tíos y otros familiares varones.

La calle como alternativa a una vida difícil

Las razones que llevan a niñas y niños a abandonar su hogar son muy complejas y no se limitan a los factores expuestos anteriormente. Las situaciones de pobreza y la precariedad económica también juegan un papel importante en esta decisión, así como la violencia como método de educación y aleccionamiento. Pero, ¿por qué elegir la calle para hacer frente a estas condiciones? María Espinoza ha concluido que esto tiene que ver con lo que significa la calle para niñas y niños.

«Las interpretaciones que los chicos y chicas hacían de la calle como lugar de libertad fue una de las explicaciones que me dieron para argumentar su salida», explica la investigadora en su artículo Discursos, narrativas y percepciones entre los y las niñas de la calle en torno a su huida.

Así, la calle se convierte en ese espacio en el que se liberan de la violencia, la pobreza y la disciplina rígida. También, en ese nuevo hogar sin delimitaciones claras encuentran a otros en las mismas condiciones que les ofrecen el apoyo o el cariño que nunca encontraron en el seno familiar.

La calle, por otro lado, también se convierte en un espacio de reafirmación. Una niña llamada Sonia, por ejemplo, confesó a Espinoza que todas las vivencias que ha tenido en el entorno callejero han hecho que no sea una ignorante y sepa defenderse.

Así, lo que para unos puede ser un modo de vida inimaginable, para otros es la mejor posibilidad frente a realidades crueles. No obstante, esto no los exenta de los obstáculos y las otras violencias que esto supone.

México, sin cifras claras sobre niñas y niños en situación de calle

Según datos del Sistema Integral para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en 2009, en México había cerca de 94 mil 795 niñas y niños en situación de calle. Desde ese entonces hasta ahora no hay una cifra oficial que dé cuenta de cuántas infancias viven en esta condición de vulnerabilidad.

Lo que sí se sabe es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019 del Inegi, 2.2 millones de niñas, niños y adolescentes están trabajando. Tres de cada diez de estos menores son del sexo femenino de 15 años o menos, mientras que siente de cada diez son varones. Además, cinco de cada 100 (es decir, cerca de 116 mil 600 menores en total) trabajan por su cuenta, sin aportar nada a ningún familiar o alguna otra persona.

Es posible que esta última cifra corresponda al grupo de niñas y niños que viven en situación de calle en México. No obstante, la falta de datos al respecto no permite hacer inferencias tan a la ligera. Aun así, es innegable que las y los menores en situación de calle suelen hacer uso de diferentes recursos para subsistir, tales como emplearse vendiendo dulces, limpiando parabrisas en los semáforos o trabajando en mercados, entre una infinidad de posibilidades más.

Lo anterior los pone en riesgo de caer en redes de trata o sufrir diferentes tipos de abusos. Aun así, para ellos, la calle es un espacio preferible a la violencia que habita en sus hogares.

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