Fabrizio Mejía Madrid
El Mc PRIAN confundió los intereses de ese pueblo ávido de
democratizar la democracia, con el beneficio a los partidos políticos.
Se supo desde el principio: la reforma política presentada por el Presidente López Obrador sería rechazada, casi sin leerla, por la oposición del McPRIAN en la Cámara de Diputados. Es el mismo bloque que, al defender los intereses de las empresas eléctricas españolas, italianas, y norteamericanas, el 17 de abril, había anunciado, voz en cuello que “no pasarían ninguna iniciativa presidencial”, aunque todavía ni siquiera estuvieran redactadas. Fueron los mismos 225 votos que han paralizado cualquier cambio a la Constitución.
En ello hay una confusión extrema: el McPRIAN le llama “contrapeso” a oponerse a todo, sin siquiera leerlo. Habría que recordarles, que, cuando lo inventó Montesquieu en el siglo XVIII, la separación de poderes no sólo era jurídica entre Legislativo, Judicial, y Ejecutivo, sino que contemplaba también distribuir el poder social. Aquí es donde los diputados del McPRIAN se equivocan. La división de poderes no sólo estaba pensada entre instituciones del Estado, sino entre clases sociales: la aristocracia en el Ejecutivo, el pueblo y la nobleza en las Cámaras, y unos tribunales para plebeyos —los “comunes”— y, otros, para la nobles —los lores. Era precisamente a la Cámara de Diputados a la que se le pedía que representara al pueblo. La reforma política tiene más del 80 por ciento de apoyo en rubros como la elección en urnas de los consejeros y magistrados electorales o 70 por ciento en la reducción del dinero a los partidos políticos cuando no están haciendo campañas.
Pero el Mc PRIAN confundió los intereses de ese pueblo ávido de democratizar la democracia, con el beneficio a los partidos políticos. Así, queriendo reivindicarse como “contrapeso”, acabaron traicionando la función que les dio la separación de poderes, es decir, ser la voz de la voluntad mayoritaria. Los partidos del McPRIAN creen que los “contrapesos” significan estar a priori en contra de lo que diga el Presidente. No hay nada más contrario al espíritu de la separación de poderes que no es “para darse más importancia”, como escribió Hannah Arendt, sino para que los poderes colaboren en un acuerdo final. Su propio creador, estableció que los contrapesos no eran fines en sí mismos, sino medios para canalizar el poder.
Ahora son usados para bloquear al Presidente y con frecuencia subirse a tribuna con casas hechas con Lego, fotografías trucadas, portadas de periódicos inexistentes, y consignas contra el pueblo, al que se llama “feligresía”, “acarreados”, “nacos”, “hambreados” o —como dijo el 20 de octubre de 2021, la Diputada de Acción Nacional por Toluca, Teresa Castell de Oro Palacios, que deberíamos de “besar el piso que nosotros pisamos, agradeciendo a los neoliberales”. Diciéndose demócratas los diputados del McPRIAN abusaron de su poder y arbitrariamente votaron en contra de la opinión de ocho de cada diez mexicanos.
Pero veamos cómo justificaron sus votos en contra. Empiezo por uno de los voceros del PRD, el Diputado Luis Angel Espinosa Cházaro. Él reiventó la historia al decir: “En el 88 Bartlett le robó la Presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas”. Según Cházaro, no hubo un Presidente que ordenó el fraude, Miguel de la Madrid —cuyo hijo compite ahora por ser candidato de la coalición de la que forma parte, mínima pero parte, el PRD. Según Cházaro, el fraude del 88 no fue para beneficiar a Carlos Salinas de Gortari, cuya sobrina es ahora también posible candidata del PRIAN.
Según Cházaro, Bartlett, desde su asiento en la Comisión Federal Electoral se robó una elección por que sí, para él mismo. Debe pensar que, entonces, el Presidente entre 1988 y 1994 fue Bartlett. Sin miedo al caos lingüístico, Cházaro remató diciendo: “El discurso falsario no tendrá, no tendrá y no tuvo, no permeó en la gente y por eso la marcha que tuvimos en favor del INE fue todo un éxito. Sin acarreados, sin tortas, sin camiones, la gente salió a defender al Instituto. Vamos a ganar en el 24 y por eso están tan nerviosos”.
Ya instalados en las mentiras y falsedades, el otro vocero del PRD, Diputado Javier Huacus, sostuvo sin miedo al desmentido que el actual Gobierno “recibe sobornos millonarios por parte de los cárteles mexicanos, declaraciones hechas por el abogado Jeffrey Lichtman, en Estados Unidos”. Lo que ya no explicó Huacus fue que el abogado de “El Chapo” Guzmán había dicho sobre los sobornos del narcotráfico a Felipe y Calderón y a Enrique Peña Nieto y salió a desmentir que se refirieran a López Obrador. Pero es lo de menos. Huacus quería ganar su aplauso a como diera lugar y hasta sacó la foto de la mamá de los Guzmán Loera, algo que envejeció peor que el Rey del Cash.
El partido del Movimiento Ciudadano no dejó de sorprender, como siempre. Habló en su nombre la Diputada Ivonne Ortega, quien después de presumir que la camiseta del “INE no se toca” estaba sudada por un muchacho de Tlaxcala, pasó a atufarnos. Dijo, sin miedo a opinar sobre algo que no había leído: “Nos dicen que van a ahorrar 24 mil millones quitando los órganos electorales estatales, los tribunales estatales y regionales. Yo les pregunto, muchos han competido. Imagínense del municipio más alejado, qué van a hacer, ¿van a centralizar el poder aquí, en un solo órgano en la Ciudad de México?”.
Según la Diputada Ortega, reduciendo las dobles funciones del INE y las OPLes en los estados, ya nadie iba a poder votar en las entidades federativas y sólo quedarían ciudadanos en la Ciudad de México. Pero eso no era todo. Ortega sostuvo sin miedo a la sandez: “El cambio de INE a IFE, cambiarle una letra, costó más de 15 mil millones de pesos. Agregarle una letra, o sea, ponerle INEC, ¿cuánto costaría? ¿Alguien ya hizo el presupuesto de cuánto costaría sumarle esa C? ¿Cuánto costaría sumarle esa C? ¿Ese es el ahorro? Yo les pregunto, pueden gritar. Contéstenlo a ustedes mismos”. Es la primera noticia que tengo de que las siglas cuestan en sí mismas. Quizás por eso, el Movimiento Ciudadano no ha votado por ninguna de las iniciativas LGBTQI+. No son las seis letras, sino el techo presupuestal que implica el “más”.
Pero seguirían las propuestas inesperadas. El dirigente del PRI Rubén Moreira sostuvo: “Necesitamos un anclaje político en la Constitución General de la República, para garantizar el derecho de todas y de todos a estar en esta tribuna, sin embargo, no se propone nada en esta iniciativa”. De verdad fue extraordinaria la propuesta de que todos podamos subirnos a la Tribuna de la Cámara de Diputados. A eso le llamaríamos “democracia directa”, sin intermediarios. El PRI desaparecería y pasaría a la Historia como el partido que se autodisolvió para darle voz a todos los ciudadanos. Sin embargo, mi entusiasmo por Moreira declinó bastante cuando cerró su discurso a la Ricardo Monreal. Dijo: “ Hacemos votos por que triunfe la reconciliación nacional y se derrote la polarización”. Igual que durante la Reforma Eléctrica, el PRI nadó de muertito, se hizo el confiable, y acabó votando en contra.
Un Diputado de Acción Nacional, Romero Herrera, que ha sido parte de las acusaciones de la delincuencia inmobiliaria en la Ciudad de México, agarró su calculadora cuando expresó: “Si a costos nos vamos permítanme un par de comparativos: primero, con lo que fue la pérdida bimestral, la última, de Pemex, un bimestre se podrían pagar cuatro años de presupuesto del INE. Sólo con lo que se asignó para el 2023 para el Tren Maya y para Dos Bocas se podrían pagar ocho años del INE, con todo lo que se ha etiquetado para Dos Bocas se podrían pagar 25 años del INE”. Muy versado en comparaciones, Romero hizo un último llamado: “Sobre todo, a los millennials, a todas esas, jóvenes que nacieron en el o a partir del año 2000, decirles que ustedes nacieron en un país con democracia, ahora les toca a ustedes defender que sus hijos vivan en un país que vote por quien quieran, de izquierda, derecha, centro, gordos, flacos”. Seguro que el Diputado piensa que, en un futuro, los candidatos se definirán por el índice de masa corporal como ideología. Lo pensé un segundo y su idea me voló la cabeza.
Recuperado, escuché cómo se dejó venir la Diputada del PRI, Lorena Piñón, que animó el torbellino de las comparaciones inesperadas: “Hoy el oficialismo se presenta ante esta soberanía con una estrategia similar a la del Tata Martino contra la selección de Argentina. Vienen agazapados solo a defenderse y saben que no van a ganar el debate”. El huracán de las analogías continuó, ahora de la experta retórica de Movimiento Ciudadano. El Diputado Mario Rodríguez Carrillo dijo: “Hace rato alguien decía: bueno, es que en Costa Rica el modelo nos puede dar para tener un poder constitucional electoral. Bueno, si vamos a discutir Costa Rica, yo diría, Costa Rica están por abolir el consumo de combustibles fósiles, vamos a tomar como referencia sólo lo electoral o también la política pública de Costa Rica”. Lo que el Diputado no dijo es que si vamos a discutir el sistema electoral sueco, vamos a tener que ponernos también sus zapatos de madera.
La Diputada del PRD, Elizabeth Pérez, ya no supo sin insultar a la gente de La Marcha de López Obrador o reivindicar las luchas de la izquierda. Lo digo porque empezó con una agresión: “No se les olvide, el 13 de noviembre quedará grabado en la historia como el día en que las y los mexicanos asestaron un golpe a la tiranía, sin acarreos, sin dádivas, sin salmonelosis”. Luego, pasó a decir “vivas” a la historia electoral de la izquierda, dijo: “Hoy por Valentín Campa, por Heberto Castillo, por Rosario Ibarra de Piedra, por Manuel Clouthier, por Arnoldo Martínez Verdugo, por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por aquellos militantes de los Partidos Socialista Unificado de México, por el Partido Mexicano de los Trabajadores, asimismo, por el Partido Revolucionario del Pueblo, por el Partido Patriótico Revolucionario. Por todos y todas las mujeres y hombres que han dado su vida por esta democracia. Y sí, también, por José de Jesús Zambrano Grijalva, hoy nuestro presidente nacional; y por Jesús Ortega Martínez”.
Es como si los diputados trataran de aventajarse unos a los otros en extravagancia. Hasta la cúspide llegó el de Acción Nacional, José Elías Lixa: “Ahora con una reforma fracasada, como fracasó la eléctrica, ante su eminente derrota les instruyen en unas horas votar un plan B. Nunca mejor llamado: plan B, que es B de berrinche del Presidente, por el rechazo y por la marcha de la ciudadanía. B del bodrio que les envían como reformas secundarias. B de borregos que aprueban este nuevo capricho”.
Y así llegamos al desenlace anunciado desde hace meses por la llamada “moratoria legislativa”, una indicación de Claudio X. González para que su alianza, fraguada en su casa, y con la participación de consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral, paralice las reformas de la 4T. Lo que queda claro es que la moral ya no es sólo “un árbol que da moras”, sino también uno que da moratorias.
Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.
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