Carlos Bonfil
bestezuelasperseguidas por el ejército y una turba temerosa y enfurecida.
La gran diferencia entre esta cinta de Cailley y tantos otros productos de entretenimiento apocalíptico, en particular las innumerables secuelas Marvel, es su buen manejo del suspenso, más próximo al cine del afroamericano Jordan Peele (¡Huye!, 2017; Nosotros, 2019), el nulo engolosinamiento con escenas sensacionalistas y el recurso, de inicio a fin, a una ambigüedad deliberada que autoriza todo tipo de interpretaciones al no ofrecer un contexto social más preciso (¿cómo da inicio la epidemia, qué avances hay para su control, qué poblaciones son más vulnerables, qué sucede fuera del microcosmos rural descrito?). Todo está aquí envuelto de un misterio insondable, encaminado a un desenlace abierto aún más perturbador. Sin embargo, no todo el mecanismo narrativo funciona de modo plausible. Hay un desequilibrio entre la propuesta de cine fantástico (las múltiples posibilidades que sugieren el género y la trama propuesta parecen al final un tanto desaprovechadas) y el amplio espacio que la cinta dedica a la exploración del vínculo afectivo entre padre e hijo, a veces en plano de comedia, otras en un registro dramático convencional o ingenuo. Por momentos el personaje de Fix (Tom Mercier), un monstruo plumífero incapaz de volar, sugiere incluso un burdo mensaje de superación personal. No obstante estos mínimos reparos, Criaturas asombrosas va más allá de lo que comúnmente propone un thriller comercial futurista. Expone en sordina un clima social de intolerancia provocado por la aversión a lo diferente, con adolescentes tempranamente inclinados a la crueldad y al prejuicio, y una población que con presteza asimila a los monstruos con los gitanos en un reflejo racista desacomplejado. Nada en absoluto alejado a la realidad de nuestros días. No es un azar que este año, en la entrega de los premios César (equivalente francés del Óscar hollywoodense), la película de Thomas Cailley haya obtenido más nominaciones que Anatomía de una caída, de Justine Triet, la cinta finalmente ganadora.
Se exhibe en la sala 4 de la Cineteca de las Artes (Churubusco) a las 14:20 y 18:40 horas.
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