Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Sólo a un criminal convicto y confeso como Álvaro Uribe Vélez se le ocurre sentenciar, sin mediar investigación ni proceso penal alguno en Colombia, Ecuador o México a los universitarios Juan González del Castillo, Fernando Franco Delgado, Soren Ulises Avilés Ángeles y Verónica Natalia Velásquez, asesinados por la milicia colombiana mientras dormían en Sucumbíos, y a la herida Andrea Lucía Morett Álvarez como “guerrilleros, terroristas, delincuentes y narcotraficantes”.
Escribo convicto y confeso no para emular al titular del Ejecutivo de Colombia que, demócrata como se presenta diariamente, usurpa funciones del Poder Judicial y reconoce: “Asumo personalmente la responsabilidad, porque fue una decisión soberana y autónoma del pueblo colombiano, que finalmente le puso fin (sic) a una pesadilla que venía sufriendo desde hace 40 años.”
Para el abogado de la Universidad de Antioquia que cursó estudios en administración, gerencia y negociación de conflictos en la Universidad de Harvard y fue profesor de la de Oxford, la soberanía de su patria estriba en la botas y los fusiles de la tropa que invadió territorio ecuatoriano, asesinó a media noche a guerrilleros colombianos y universitarios mexicanos dormidos, con un misil disparado por soldados estadunidenses desde la base aérea de Tres Esquinas, en el Caquetá, y ejecutó a los sobrevivientes. Esta inocultable participación muestra lo que Uribe Vélez entiende por autonomía, y sus alucinantes sueños de acabar con el movimiento guerrillero más antiguo y vigoroso de la aldea global, con 44 años de vida ininterrumpida, a base de una orgía de sangre, delaciones y recompensas, para consolidar a Colombia como el Israel de América Latina, a tono con los planes geopolíticos de la Casa Blanca.
Sólo a un cara dura como Uribe, ignorante de la presencia de mexicanos en el campamento de las FARC, se le pudo ocurrir presentarse en Cancún, Quintana Roo, a dar el espectáculo de incontinencia verbal que le caracteriza, calumniar a los asesinados por la Fuerza Aérea Colombiana y “violentar los más elementales principios del derecho”, como le recordó la Universidad Nacional Autónoma de México. En tanto que el padre de Franco Delgado lo denunció en una cartulina, pese a las amenazas del Estado Mayor Presidencial, como “malnacido, asesino”.
La desesperación es pésima consejera y al parecer atrapó al presidente colombiano tras la condena internacional que provocó la masacre de Sucumbíos, el rechazo a la cínica política de la soberanía limitada que Álvaro Uribe insiste en enarbolar y la negativa del Congreso de Estados Unidos a suscribir el Tratado de Libre Comercio.
Además de la interrupción de las negociaciones para el canje humanitario de los políticos profesionales e integrantes del aparato represivo por insurgentes prisioneros, merced al bloqueo y las provocaciones militares del grupo gobernante.
El terrorista número uno de Colombia, con viejos y documentados vínculos con el narcotráfico --National Security Archive de la Universidad George Washington-- y los paramilitares vino a México a mentir y difamar a los jóvenes que asesinó cobardemente.
Lo anterior fue posible gracias, también, a las torpezas de Patricia Espino Castellano, las especulaciones públicas de Eduardo Medina-Mora Icaza sobre el inicio de una indagatoria a Morett Álvarez por la Procuraduría General de la República y, sobre todo, por los 42 días que tardó Felipe de Jesús Calderón Hinojosa para mostrar, por lo menos verbalmente, la existencia de “fuertes y sólidas instituciones” sobre las que tantos discursos pronuncia –“probablemente no estaría aquí” sin ellas-- para condenar el crimen, presionado por las definiciones de Rafael Correa Delgado, pero no al autor intelectual convicto y confeso.
Acuse de recibo
Para Ramsés García Ancira Saba es “Muy atinada y oportuna la observación de Rafael Correa acerca de la que la CIA se ha infiltrado de diversas maneras en Latinoamérica. Al menos una ONG se declara virtualmente su portavoz, como se puede desprender de esta nota: ‘José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, entregó a la PGR una lista con 16 nombres de mexicanos, presuntamente simpatizantes de las FARC que viajaron a Ecuador’
. Y ¿cómo saben tanto?, me pregunto”... Miguel Ángel García Aguirre comenta: “ En relación al texto relativo a las reforma energética de Fecal, emitido por Cuauhtémoc Cárdenas, coincidimos en lo esencial; sin embargo, paralelamente, pero de forma más silenciosa, a través del Procede, del Pgma de ‘servicios ambientales’, con la política de conservacionismo privatizante y, sobre todo, de diversas leyes se ha venido despojando a pueblos y comunidades indígenas --y con ello, al pueblo mexicano-- de sus territorios, ricos en recursos naturales estratégicos, como lo es la biodiversidad (recursos genéticos) literalmente el ‘petróleo verde’ del siglo XXI”… Mi más sentido pésame a los familiares y amigos del actor Miguel Eduardo Galván Meza.
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