9/15/2008

Mérida de los blancos, tan lejos de la justicia y la igualad y tan cerca de la corrupción y el narco


Pedro Echeverría V.
1. Están desconcertados los yucatecos, en particular los meridanos, por los 12 cuerpos decapitados encontrados en un punto de los alrededores o el periférico de Mérida. Parece increíble porque Yucatán es, históricamente, uno de los estados más pacíficos o el más tranquilo de la República. Nadie usa armas de fuego y en los hogares es muy difícil encontrar alguna. Los yucatecos tienen como arma la palabra. Sin embargo Mérida empieza a preocupase y al parecer cualquier rumor al respecto fácilmente se extiende. Muchos meridanos, sobre todo los de los sectores privilegiados, buscan culpar a la gente de otros estados, en particular, a las del centro de la República “por que los de Yucatán nunca han sido así”. Aún no se dan cuenta de que el mundo ha cambiado y que México, como país, es muy distinto al de hace 50 años. ¿O piensan acaso que Yucatán es otro país que nada tiene que ver con México y que puede vivir aislado del mundo?
2. Pero los 12 cuerpos decapitados son un aviso de que en Yucatán el narcotráfico hace mucho que se pasea entre los poderos empresarios y gobernantes del más alto nivel. ¿Cuántos grandes negocios hay en Mérida que son sólo simples fachadas tras las que se esconden lavados de dinero? ¿Cuántas grandes construcciones en Mérida, entre éstas hoteles y casas de veraneo, se han levantado en las dos recientes décadas? ¿Hasta qué grado el pacifismo yucateco se ha convertido en el paraíso de poderosas mafias políticas y empresariales? Para averiguar hasta qué grado se ha extendido el narcotráfico y la delincuencia de cuello blanco en Yucatán sólo habría que ir al registro público de la propiedad para constatar qué personajes o prestanombres de alto nivel se han hecho de residencias y hoteles en Mérida y en la playa. No habría venta de droga en menudeo si los grandes capos (políticos y empresarios) no estuvieran controlando el negocio.
3. Hagamos un poco de historia. La Mérida de los blancos se reafirmó en su lucha contra los indios que la amenazaron de invasión durante la llamada Guerra de Castas. Mérida de Yucatán fue siempre donde vivieron (en lujosas residencias) los ricos españoles y sus descendientes directos, dueños de tierras y de indios. Según historiadores de la época, “el gobierno yucateco estaba dispuesto a trocar la soberanía de su territorio por tropas que pusiesen coto al horror de la guerra de colores… Fueron ellos los que buscaron, echar fuera de la península a todos los elementos de color, multiplicar en ella los de la raza blanca… tener el más grande cuidado de que los de esta raza en la línea divisoria sean exclusivamente españoles”. Esta Mérida de los blancos sigue lamentando que se le haya escapado aquella ciudad que en 1950 apenas contaba con 142 mil habitantes, frente a los 900 mil con que cuenta hoy.
4. Pero la Mérida del paseo de Montejo, del bucólico pueblo de Itzimná y de las residencias de veraneo del puerto de Progreso cambió radicalmente desde que en los setenta comenzó a desplomarse el cultivo del henequén, a tal grado que en 1980 Mérida eleva su población a más de 400 mil y a casi 700 mil diez años después. La Mérida que hasta los años 20 abarcaba 14 cuadras de diámetro, creció a 60 cuadras (hasta lo que hoy se conoce como “Circuito Colonias”) en los años 50, para luego crecer 140 cuadras, es decir más 14 kilómetros de diámetro en el año 2000 (más allá de lo que hoy se conoce como periférico de la ciudad) De acuerdo kilometraje del coche la ciudad de México debe tener unos 100 kilómetros de diámetro. La “Mérida idílica” no puede existir más; hoy tenemos una Mérida de carne y hueso, una Mérida real tan injusta y desigual como todas las ciudades del mundo.
5. Pero todavía las clases altas, los poetas y cantores a su servicio, siguen añorando a “Mérida, la blanca”. Olvidan que el 80 por ciento de sus habitantes viven en la pobreza y la miseria y que los barrios y colonias están llenos de desempleados o subempleados que se quedan días sin comer. Basta recorrer la plaza principal y hablar con los varios cientos de personas que a diario aprovechan la sombra de sus grandes laureles. La mayoría jubilados o pensionados con mensualidades miserables; otros desempleados que allí esperan alguna oportunidad de ingreso. Otros más, vendedores ambulantes jóvenes que más que vender estrechan lazos de camaradería. ¿Quién puede asegurar en este sistema capitalista de la “libre competencia” que más de la mitad de los meridanos salió feliz de su hogar después de desayunar y dejar el gasto para la comida del medio día? Hablar de la Mérida blanca, justa, libre e igualitaria, en estas condiciones, sólo es un discurso demagógico.
6. La gobernadora del estado (de la fracción priísta del candidato presidencial de Televisa, Peña Nieto/Gamboa Patrón) parece comenzar a desestabilizarse con las 12 cabezas que le sembraron y los rumores que se han extendido en Yucatán. Los panistas están contentos porque quieren recuperarse como partido para conservar, por lo menos, la presidencia municipal de Mérida. Sin embargo, Yucatán el pacífico, con poca presencia política en el país y con fuerzas del PRI y PAN niveladas, parece ser un territorio de negociaciones o acuerdos políticos nacionales, es decir, es fácil al PRI y al PAN plantear: “te doy la gubernatura de Yucatán o la alcaldía meridana a cambio de”. ¿Cuánto le costó al PRI que Fox y Calderón apoyaran a los gobernadores asesinos y represores priístas de Oaxaca y Puebla? ¿Cuánto costó al PAN que no fueran investigados Fox y sus familiares?
7. La gobernadora de Yucatán, siendo ella joven ha integrado un equipo de gobierno de jóvenes priístas que pueden ser muy activos en política pero incapaces de comprender lo que sucede en el país y lo que se registra en política nacional. Con el discurso de “hacer política” realizan alianzas con Televisa, con grandes empresarios, favorecen a terratenientes por el sólo hecho de estar invirtiendo en negocios comerciales u hoteleros. Para esos jóvenes de la Universidad derechista yucateca lo importante es “hacer” porque cualquier cosa que se haga siempre los beneficiará políticamente; no les importa lo que se hace sólo beneficia a los más ricos y si al pueblo no le toca nada de ello. Por ejemplo hace unos días se acordó dar un subsidio a los dueños de autobuses sin informar las condiciones en que operan ni comprometerlos a proporcionar un buen servicio. En Mérida los autobuses y combis siguen congestionado el centro de la ciudad al convertirlo en estacionamiento. .
8. En vez de crear un sistema de transporte colectivo bien planeado y barato, que obligue en adelante a los ciudadanos a abandonar el transporte privado que crece sin freno, se impulsa a éste por la deficiencia del trasporte público cuyas rutas siguen teniendo sus terminales en el centro como en las ciudades más atrasadas y jodidas. En vez de rutas transversales con amplios recorridos, que serían 10 veces más eficientes, la gobernadora entrega subsidios a los empresarios y les permite que sigan imponiendo su criterio en perjuicio de la sociedad meridana. Los gobernadores, se supone, deben servir a la población mayoritaria; pero como ésta jamás ha sido determinante en su elección, siempre han preferido servir a los grandes empresarios y políticos.
¿Qué hacer ante tal realidad?
Obligar con las luchas que adelante surjan del pueblo a que Mérida no sea “la blanca” de la aristocracia y los burgueses sino la Mérida de diferentes colores.


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