Informe de 2008
Por Gladis Torres Ruiz
México DF, 15 sep 08 (CIMAC).- Los escasos progresos alcanzados en el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son una persistente limitación para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pues estos factores son necesarios para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades y para garantizar el desarrollo sostenible.
Así lo señala el documento Objetivos de Desarrollo del Milenio: Informe de 2008, que refiere los avances logrados en la lucha contra la pobreza como decepcionantes.
Hay ligeros progresos, dice el Informe, relativos al fortalecimiento de la educación, la salud y la igualdad de género, de acuerdo con lo que previeron en septiembre del año 2000 los Jefes de Estado y de Gobierno de 147 países, 42 ministros y jefes de delegación, incluida una representación de México, reunidos en la Asamblea General de la ONU, al signar los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), plan convenido para reducir la pobreza extrema en todo el mundo.
Los resultados de 2008 resaltan, una vez más, la naturaleza multifacética de la pobreza, la interacción de sus diversas causas y manifestaciones, y la amplia gama y el carácter de mutuo fortalecimiento de las medidas que deben ser tomadas.“Las y los pobres no solamente son los que reciben menores ingresos sino los más privados de salud, educación y de otros aspectos del bienestar humano”.
El Informe de 2008 constituye una evaluación anual de los progresos realizados a nivel regional con respecto a la consecución de los Objetivos, y suministra la información más completa y actualizada, recopilada por más de 25 organizaciones tanto dentro como fuera del sistema de las Naciones Unidas.
Así, Naciones Unidas enfatiza en que son las mujeres pobres las que tienen mayores probabilidades de morir en el parto, también las hijas e hijos de estas familias son quienes tienen mayor probabilidad de malnutrición y por tanto son más susceptibles de morir precozmente por enfermedades infantiles; además de que son las y los que reciben menos educación.
El relativo abandono de los derechos de las mujeres y niñas, y el sesgo que de hecho existe, siguen siendo la realidad en todos los países. Para alcanzar la igualdad de género es preciso sobre todo que las mujeres tengan una función igual a la de los hombres en las instancias decisorias a todo nivel, desde el hogar hasta la cúspide del poder económico y político, afirma el organismo internacional.
Señala que se está avanzando hacia la paridad de género, de acuerdo con la proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres en la región paso de 11.9 por ciento en 1990 al 22.2 por ciento en 2008.
EDUCACIÓN
En lo que se refiere a educación, informa que la tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria en la región pasó del 87 por ciento en 1990 al 95 por ciento en 2007, sin embargo este aumento se logró en el decenio de 1990, lo que refleja que la región tiene dificultades en alcanzar plenamente el objetivo de la educación primaria universal, señala el organismo.
Precisa que casi todas las niñas al igual que los niños asisten a la primaria y en el nivel secundaria hay más niñas que niños matriculados, lo que, a decir del organismo internacional, subraya el grado de equidad de género logrado en la región en lo que se refiere a educación.
Sin embargo, esto no sucede en todos los países, por lo que en el documento se establece que como punto de partida es indispensable para mejorar la vida de las mujeres en el futuro, que los países que no lograron la paridad de género en la enseñanza primaria y secundaria para el año 2005 renueven los esfuerzos para lograrlo cuanto antes.
LEJOS DE SUPERAR LA POBREZA
Naciones Unidas precisa que un mayor apoyo al trabajo independiente de las mujeres y sus derechos a la tierra y a otros activos son clave para el desarrollo económico de los países. Para la población pobre, más que para el resto, es probable que sus ingresos se vean perjudicados por conflictos, desastres naturales y vaivenes económicos.
La mayor parte de esta población se encuentra atrapada en un “círculo vicioso” y para romperlo los gobiernos deberían garantizar que la reducción de la pobreza se incorpore como centro de la política pública, desde la estrategia macroeconómica nacional hasta medidas administrativas de carácter local.
El informe de las Naciones Unidas también señala que las personas que viven en zonas rurales son las que están más lejos de lograr los ODM en la mayoría de las regiones, pues la población rural sufre efectos acumulados de la falta de atención a la agricultura en el correr de los años.
Pero además están en desventaja, ya que el progreso hacia el cumplimiento de varios de los Objetivos depende de instituciones, servicios y apoyo público como escuelas, servicios de salud, extensión agrícola e infraestructura física, así como el comercio e intercambio con otros.
Servicios que suelen estar menos disponibles en las zonas rurales y gran parte de la población rural continúa atrapada en su propio círculo de pobreza, la actual crisis mundial de los alimentos ha servido para resaltar, una vez más, la necesidad de prestar mayor atención al desarrollo del sector agrícola y atender las necesidades de la población rural.
LA POBREZA EXTREMA EN MÉXICO
Según un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México un 18.2 por ciento de la población total, estimada en 103.2 millones de personas, vive en pobreza extrema, es decir, con menos de dos dólares al día. Al mismo tiempo, casi la mitad de los mexicanos viven al día y sin posibilidad alguna de tener patrimonio.
Estos datos suponen que la pobreza extrema tan sólo ha descendido en este país un 4.2 por ciento entre 1992 y 2005.
El Informe, publicado ayer, fue realizado con base en los tres niveles de pobreza: la alimentaria o extrema (quienes viven con menos de dos dólares al día); la de capacidades (quienes no tienen acceso a educación, salud y nutrición) y la de patrimonio (quienes apenas tienen satisfechas esas necesidades y por lo tanto no pueden ahorrar).
08/GT/GG
Por Gladis Torres Ruiz
México DF, 15 sep 08 (CIMAC).- Los escasos progresos alcanzados en el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son una persistente limitación para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pues estos factores son necesarios para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades y para garantizar el desarrollo sostenible.
Así lo señala el documento Objetivos de Desarrollo del Milenio: Informe de 2008, que refiere los avances logrados en la lucha contra la pobreza como decepcionantes.
Hay ligeros progresos, dice el Informe, relativos al fortalecimiento de la educación, la salud y la igualdad de género, de acuerdo con lo que previeron en septiembre del año 2000 los Jefes de Estado y de Gobierno de 147 países, 42 ministros y jefes de delegación, incluida una representación de México, reunidos en la Asamblea General de la ONU, al signar los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), plan convenido para reducir la pobreza extrema en todo el mundo.
Los resultados de 2008 resaltan, una vez más, la naturaleza multifacética de la pobreza, la interacción de sus diversas causas y manifestaciones, y la amplia gama y el carácter de mutuo fortalecimiento de las medidas que deben ser tomadas.“Las y los pobres no solamente son los que reciben menores ingresos sino los más privados de salud, educación y de otros aspectos del bienestar humano”.
El Informe de 2008 constituye una evaluación anual de los progresos realizados a nivel regional con respecto a la consecución de los Objetivos, y suministra la información más completa y actualizada, recopilada por más de 25 organizaciones tanto dentro como fuera del sistema de las Naciones Unidas.
Así, Naciones Unidas enfatiza en que son las mujeres pobres las que tienen mayores probabilidades de morir en el parto, también las hijas e hijos de estas familias son quienes tienen mayor probabilidad de malnutrición y por tanto son más susceptibles de morir precozmente por enfermedades infantiles; además de que son las y los que reciben menos educación.
El relativo abandono de los derechos de las mujeres y niñas, y el sesgo que de hecho existe, siguen siendo la realidad en todos los países. Para alcanzar la igualdad de género es preciso sobre todo que las mujeres tengan una función igual a la de los hombres en las instancias decisorias a todo nivel, desde el hogar hasta la cúspide del poder económico y político, afirma el organismo internacional.
Señala que se está avanzando hacia la paridad de género, de acuerdo con la proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres en la región paso de 11.9 por ciento en 1990 al 22.2 por ciento en 2008.
EDUCACIÓN
En lo que se refiere a educación, informa que la tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria en la región pasó del 87 por ciento en 1990 al 95 por ciento en 2007, sin embargo este aumento se logró en el decenio de 1990, lo que refleja que la región tiene dificultades en alcanzar plenamente el objetivo de la educación primaria universal, señala el organismo.
Precisa que casi todas las niñas al igual que los niños asisten a la primaria y en el nivel secundaria hay más niñas que niños matriculados, lo que, a decir del organismo internacional, subraya el grado de equidad de género logrado en la región en lo que se refiere a educación.
Sin embargo, esto no sucede en todos los países, por lo que en el documento se establece que como punto de partida es indispensable para mejorar la vida de las mujeres en el futuro, que los países que no lograron la paridad de género en la enseñanza primaria y secundaria para el año 2005 renueven los esfuerzos para lograrlo cuanto antes.
LEJOS DE SUPERAR LA POBREZA
Naciones Unidas precisa que un mayor apoyo al trabajo independiente de las mujeres y sus derechos a la tierra y a otros activos son clave para el desarrollo económico de los países. Para la población pobre, más que para el resto, es probable que sus ingresos se vean perjudicados por conflictos, desastres naturales y vaivenes económicos.
La mayor parte de esta población se encuentra atrapada en un “círculo vicioso” y para romperlo los gobiernos deberían garantizar que la reducción de la pobreza se incorpore como centro de la política pública, desde la estrategia macroeconómica nacional hasta medidas administrativas de carácter local.
El informe de las Naciones Unidas también señala que las personas que viven en zonas rurales son las que están más lejos de lograr los ODM en la mayoría de las regiones, pues la población rural sufre efectos acumulados de la falta de atención a la agricultura en el correr de los años.
Pero además están en desventaja, ya que el progreso hacia el cumplimiento de varios de los Objetivos depende de instituciones, servicios y apoyo público como escuelas, servicios de salud, extensión agrícola e infraestructura física, así como el comercio e intercambio con otros.
Servicios que suelen estar menos disponibles en las zonas rurales y gran parte de la población rural continúa atrapada en su propio círculo de pobreza, la actual crisis mundial de los alimentos ha servido para resaltar, una vez más, la necesidad de prestar mayor atención al desarrollo del sector agrícola y atender las necesidades de la población rural.
LA POBREZA EXTREMA EN MÉXICO
Según un estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México un 18.2 por ciento de la población total, estimada en 103.2 millones de personas, vive en pobreza extrema, es decir, con menos de dos dólares al día. Al mismo tiempo, casi la mitad de los mexicanos viven al día y sin posibilidad alguna de tener patrimonio.
Estos datos suponen que la pobreza extrema tan sólo ha descendido en este país un 4.2 por ciento entre 1992 y 2005.
El Informe, publicado ayer, fue realizado con base en los tres niveles de pobreza: la alimentaria o extrema (quienes viven con menos de dos dólares al día); la de capacidades (quienes no tienen acceso a educación, salud y nutrición) y la de patrimonio (quienes apenas tienen satisfechas esas necesidades y por lo tanto no pueden ahorrar).
08/GT/GG
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