Cuando el gobierno es incapaz de mantener el orden, la armonía y el imperio de la ley las cosas para la sociedad se ponen muy mal porque el encargado de velar por el interés general falló. Un militar colombiano viene a México a decir que el asunto de los secuestros, o sea la privación ilegal de la libertad como objeto de lucro, se va a poner peor. Y no es el primero que nos previene. Un grupo de civiles decide organizarse para frenar la depredación contra su comunidad: Le Baron en Chihuahua, empresarios en Monterrey, un grupo semi clandestino en Juárez, los muchísimos empresarios con posibilidad de contratar protección privada y vaya usted a saber si hay alguien más que lo haga sin alardear, porque hay cuentos fabulosos sobre comunidades que han importado mercenarios para que hagan lo que las fuerzas de “la ley” no pueden o quieren hacer.
El estado falló en su obligación de proteger a la sociedad. Un grupo de facinerosos le declara la guerra a la policía en Michoacán porque apresaron a uno de sus jefes y es que cuando la policía esta vendida o contratada por el crimen organizado, una detención de éstas se considera alta traición y se cobra con la vida del traidor: todavía hay moral, aunque sea la moral pervertida del mal.
El gobierno atropella las libertades constitucionales desplazando a los militares a las calles en un intento desesperado de mostrar acción para no perder las elecciones y genera el efecto contrario, la sociedad reclama el retiro de la tropa harta por los agravios sufridos.
El gobierno niega el reclamo social y dice que la gente esta manipulada por el crimen organizado. Al final la estrategia fracasa y el ejército tendrá que aceptar la derrota y con el él gobierno. De cualquier manera parecemos acercarnos al pretorianismo donde el ejército ejerce una influencia excesiva y abusiva y recurre a la fuerza o amenaza con hacerlo. ¿Estarán hartándose de un gobierno que no soluciona nada y que los llama a salvar los restos del naufragio sometiéndolos a críticas brutales porque los procesos se hacen de manera atropellada?
No hay nada más peligroso que un ejército dolorido y despreciado porque a la menor provocación saca toda la ira contenida en contra de todos los que puede.
El Estado falló en su manejo de las fuerzas que deben proteger a la nación. La policía esta en un nivel de corrupción más propio de sociedades con una institucionalización incipiente y su asociación criminal se presenta como si fuera torpeza. Su ineficacia en la investigación y el uso de tortura como método de investigación descalifica a la ley debilitando la credibilidad gubernamental y afectando a las instituciones.
El manejo perverso de la ley genera un pisoteo sistemático a los derechos humanos, es tan preocupante el cuadro que la Unión Europea condicionó el tratado de libre comercio a un apartado de protección a los derechos humanos y Estados Unidos esta condicionado los fondos del Plan Mérida a una entrega de cuentas sobre abusos de los militares. Nunca un gobierno se vio en posición tan vulnerable y sometida a otros gobiernos y eso le resta legitimidad porque en casa funciona con arbitrariedad.
Han llegado al extremo en sus fallas que difícilmente puede catalogarse como gobierno, así que van a terminar administrando para satisfacer a los extranjeros y es que paradójicamente, éstos parecen preocuparse más por los mexicanos que su propio gobierno.
El país tiene que gastar una fortuna en asegurar que las elecciones sean limpias porque los partidos políticos han montado maquinarias especializadas en hacer trampas electorales. Es falso que la democracia sea cara, más bien lo es el autoritarismo y la corrupción política que le imponen una carga desmedida a la sociedad.
Y cuando la sociedad llama a la abstención electoral los delincuentes electorales la acusan de ser irresponsable. El estado fallido no empezó con Felipe Calderón o el PAN, sus bases se pusieron bajo el PRI, pero lo cierto es que si reconocieron los rasgos perniciosos de la política mexicana no hicieron nada para que mejorara la situación o corrigiera un rumbo que se descompuso en gran medida con su forma errática de gobernar.
Si no pudieron identificar esos defectos políticos han fracasado rotundamente. El PAN optó por la comodidad de gobernar con autoritarismo perdiendo la oportunidad histórica de construir las condiciones de la democracia y en el camino el Estado falló, pero ni siquiera se vencen ante esta evidencia para corregir, sino que se reclaman agredidos porque el primero que les lanzó la piedra de su inefectividad es extranjero al decir que encabezan un Estado fallido, así que ahora la xenofobia se posiciona como argumento político y los motiva a pedirnos una exclamación de nacionalismo para defenderlos, aunque nos venden y traicionan cotidianamente.
Samuel Schmidt
El estado falló en su obligación de proteger a la sociedad. Un grupo de facinerosos le declara la guerra a la policía en Michoacán porque apresaron a uno de sus jefes y es que cuando la policía esta vendida o contratada por el crimen organizado, una detención de éstas se considera alta traición y se cobra con la vida del traidor: todavía hay moral, aunque sea la moral pervertida del mal.
El gobierno atropella las libertades constitucionales desplazando a los militares a las calles en un intento desesperado de mostrar acción para no perder las elecciones y genera el efecto contrario, la sociedad reclama el retiro de la tropa harta por los agravios sufridos.
El gobierno niega el reclamo social y dice que la gente esta manipulada por el crimen organizado. Al final la estrategia fracasa y el ejército tendrá que aceptar la derrota y con el él gobierno. De cualquier manera parecemos acercarnos al pretorianismo donde el ejército ejerce una influencia excesiva y abusiva y recurre a la fuerza o amenaza con hacerlo. ¿Estarán hartándose de un gobierno que no soluciona nada y que los llama a salvar los restos del naufragio sometiéndolos a críticas brutales porque los procesos se hacen de manera atropellada?
No hay nada más peligroso que un ejército dolorido y despreciado porque a la menor provocación saca toda la ira contenida en contra de todos los que puede.
El Estado falló en su manejo de las fuerzas que deben proteger a la nación. La policía esta en un nivel de corrupción más propio de sociedades con una institucionalización incipiente y su asociación criminal se presenta como si fuera torpeza. Su ineficacia en la investigación y el uso de tortura como método de investigación descalifica a la ley debilitando la credibilidad gubernamental y afectando a las instituciones.
El manejo perverso de la ley genera un pisoteo sistemático a los derechos humanos, es tan preocupante el cuadro que la Unión Europea condicionó el tratado de libre comercio a un apartado de protección a los derechos humanos y Estados Unidos esta condicionado los fondos del Plan Mérida a una entrega de cuentas sobre abusos de los militares. Nunca un gobierno se vio en posición tan vulnerable y sometida a otros gobiernos y eso le resta legitimidad porque en casa funciona con arbitrariedad.
Han llegado al extremo en sus fallas que difícilmente puede catalogarse como gobierno, así que van a terminar administrando para satisfacer a los extranjeros y es que paradójicamente, éstos parecen preocuparse más por los mexicanos que su propio gobierno.
El país tiene que gastar una fortuna en asegurar que las elecciones sean limpias porque los partidos políticos han montado maquinarias especializadas en hacer trampas electorales. Es falso que la democracia sea cara, más bien lo es el autoritarismo y la corrupción política que le imponen una carga desmedida a la sociedad.
Y cuando la sociedad llama a la abstención electoral los delincuentes electorales la acusan de ser irresponsable. El estado fallido no empezó con Felipe Calderón o el PAN, sus bases se pusieron bajo el PRI, pero lo cierto es que si reconocieron los rasgos perniciosos de la política mexicana no hicieron nada para que mejorara la situación o corrigiera un rumbo que se descompuso en gran medida con su forma errática de gobernar.
Si no pudieron identificar esos defectos políticos han fracasado rotundamente. El PAN optó por la comodidad de gobernar con autoritarismo perdiendo la oportunidad histórica de construir las condiciones de la democracia y en el camino el Estado falló, pero ni siquiera se vencen ante esta evidencia para corregir, sino que se reclaman agredidos porque el primero que les lanzó la piedra de su inefectividad es extranjero al decir que encabezan un Estado fallido, así que ahora la xenofobia se posiciona como argumento político y los motiva a pedirnos una exclamación de nacionalismo para defenderlos, aunque nos venden y traicionan cotidianamente.
Samuel Schmidt
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