José Agustín Ortiz Pinchetti: El despertar
Si queremos superar nuestra condición actual, mezcla de decadencia económica y descomposición política, tenemos que reinventar nuestro proyecto. Y una pieza importante es nuestra relación con Estados Unidos. Pensar que nuestro destino es integrarnos a ese país y perder nuestra historia y nuestra cultura es una ilusión derrotista. Además, entre más nos integramos, peor nos va. El sector progresista tiene que dejar atrás la visión apocalíptica respecto de EU y dirigirle una mirada valiente, fresca, basada en la confianza en nosotros mismos. Aquí les dejo algunas ideas. Ustedes tendrán otras aún más originales e interesantes.
México tiene que modernizarse si quiere ser buen socio, aliado, cliente o proveedor de cualquier potencia, en particular de EU. En este sentido, la mejor política exterior es la política interna. Mientras nuestro país padezca desigualdad brutal y esté dominado por una oligarquía, no tendremos remedio. Washington apoyó resueltamente al PRI durante 70 años. No debe proteger ni alimentar a los actuales oligarcas ni auspiciar una restauración autoritaria.
Debemos cambiar nuestra perspectiva. Aceptar que podemos ser una gran potencia, una de las 10 más importantes del mundo, que podemos ser líderes en América Latina y estar en mejores condiciones para tratar con Washington. Esto sólo será posible si fortalecemos nuestra autonomía, soberanía e independencia. EU debe respetarnos, como respeta a sus aliados europeos y a Canadá, lo que ha traído a todos grandes ventajas. Lo peor para ambos sería convertirnos en una potencia subalterna (lean a Lorenzo Meyer. Reforma 31/12/09).
Debemos revisar el TLC. En lo sustancial, ninguna de las dos naciones ha salido beneficiada. No podemos tener una relación económica tan estrecha con EU si no tenemos fondos compensatorios como los que permitieron a países pobres formar parte de la Unión Europea y si no se flexibilizan las reglas para la migración.
México no debe aliarse con los enemigos de EU. Debe facilitar el combate del terrorismo. Washington debe reconocer su responsabilidad en la guerra contra el narcotráfico. México no puede cohonestar los abusos de los gobiernos estadunidenses, sobre todo en la región latinoamericana.
Debemos entender que EU es una democracia compleja, con contradicciones internas. Así como existe un núcleo duro de conservadores, también hay una corriente liberal poderosa con la que podemos establecer relaciones y alianzas fructíferas.
jaorpin@yahoo.com.mx
Si queremos superar nuestra condición actual, mezcla de decadencia económica y descomposición política, tenemos que reinventar nuestro proyecto. Y una pieza importante es nuestra relación con Estados Unidos. Pensar que nuestro destino es integrarnos a ese país y perder nuestra historia y nuestra cultura es una ilusión derrotista. Además, entre más nos integramos, peor nos va. El sector progresista tiene que dejar atrás la visión apocalíptica respecto de EU y dirigirle una mirada valiente, fresca, basada en la confianza en nosotros mismos. Aquí les dejo algunas ideas. Ustedes tendrán otras aún más originales e interesantes.
México tiene que modernizarse si quiere ser buen socio, aliado, cliente o proveedor de cualquier potencia, en particular de EU. En este sentido, la mejor política exterior es la política interna. Mientras nuestro país padezca desigualdad brutal y esté dominado por una oligarquía, no tendremos remedio. Washington apoyó resueltamente al PRI durante 70 años. No debe proteger ni alimentar a los actuales oligarcas ni auspiciar una restauración autoritaria.
Debemos cambiar nuestra perspectiva. Aceptar que podemos ser una gran potencia, una de las 10 más importantes del mundo, que podemos ser líderes en América Latina y estar en mejores condiciones para tratar con Washington. Esto sólo será posible si fortalecemos nuestra autonomía, soberanía e independencia. EU debe respetarnos, como respeta a sus aliados europeos y a Canadá, lo que ha traído a todos grandes ventajas. Lo peor para ambos sería convertirnos en una potencia subalterna (lean a Lorenzo Meyer. Reforma 31/12/09).
Debemos revisar el TLC. En lo sustancial, ninguna de las dos naciones ha salido beneficiada. No podemos tener una relación económica tan estrecha con EU si no tenemos fondos compensatorios como los que permitieron a países pobres formar parte de la Unión Europea y si no se flexibilizan las reglas para la migración.
México no debe aliarse con los enemigos de EU. Debe facilitar el combate del terrorismo. Washington debe reconocer su responsabilidad en la guerra contra el narcotráfico. México no puede cohonestar los abusos de los gobiernos estadunidenses, sobre todo en la región latinoamericana.
Debemos entender que EU es una democracia compleja, con contradicciones internas. Así como existe un núcleo duro de conservadores, también hay una corriente liberal poderosa con la que podemos establecer relaciones y alianzas fructíferas.
jaorpin@yahoo.com.mx
Alfredo Jalife-Rahme: Bajo la Lupa
Finalmente con un retraso de 14 meses, el gobierno chino creó un superministerio de energía encabezado por el primer ministro Wen Jiabao –quien ha demostrado grandes dotes de estadista y detuvo el G-2 propuesto por Obama para repartirse bipolarmente el mundo– y su segundo de a bordo: la nueva estrella ascendente del firmamento político chino, el vicepremier Li Keqiang, quien representó a su país en el agónico Foro Económico Mundial de Davos, donde hasta Calderón, un fanático del librecambismo neoliberal (de su propia confesión), admitió su escepticismo sobre la Ronda de Doha, prácticamente muerta y a la que falta brindar la sepultura litúrgica.
China Daily (28/1/10) explaya que el flamante superministerio de energía tiene como finalidad planificar, vigilar la seguridad de abasto y consumo, y emprender la cooperación internacional.
Suena bastante ingenua la cooperación internacional en lo referente a la adquisición de hidrocaburos cuando los dos principales consumistas del planeta (Estados Unidos y China) libran literalmente una guerra, que no se atreve a pronunciar abiertamente su nombre, en todos los rincones del planeta para conseguir la principal materia prima contemporánea, que arroja ingresos más allá de los 4 billones de dólares al año.
El circo argentino: Por un lado, en la tragicomedia del Banco Central acaba de renunciar el presidente del mismo, el señor Gómez que firma Martín Redrado, que se oponía a que el país utilice sus reservas para negociar en mejores condiciones con sus acreedores, informan La Nación y Clarín, entre otros diarios opositores al gobierno. Pero añaden que su renuncia fue presentada en términos inaceptables, de modo que el gobierno la rechazó y esperará hasta el martes para expulsar de su cargo al economista defenestrado, pero esta vez con una resolución de las cámaras. La República, de Montevideo, que tiene más sentido del humor que el porteño La Nación, el cual hizo una sesuda encuesta sobre los valores afrodisiacos del cerdo asado, se limita a destacar que Cristina Fernández los alabó y dijo que comió con su esposo lechón a la parrilla y, como resultado, vivió un fin de semana impresionante. Todos coinciden en que la situación argentina podrá ser grave, pero no es seria.
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El Correo Ilustrado
Pide dar más facultades a organismos que emitan recomendaciones a instituciones
El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, demandó mayores facultades para el organismo a efecto de que aquellos funcionarios que no acaten sus recomendaciones puedan ser citados por el Congreso e inclusive ser sujetos de sanciones. Lo cual es necesario y muy lógico; qué caso tiene que existan instituciones como ésta o como el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa que después de realizar un gran trabajo, con su respectivo costo, sus recomendaciones sean olímpicamente ignoradas por funcionarios menores que no entienden cuál es el papel que juega la institución en que laboran, para proporcionar justicia y equidad a la sociedad que los mantiene.
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Jorge Durand: Haití y la salida migratoria
Haití es el país del Caribe con el menor índice migratorio. Tan solo 9 por ciento de su población vive fuera del país, mientras que en la región, Granada tiene a 69.4 por ciento de su población en el extranjero, Puerto Rico 51 por ciento, Barbados 42 por ciento, Jamaica 39 por ciento. Para emigrar en el siglo XXI se requiere de dinero, recursos, influencias. Algo que los haitianos comunes y corrientes no tienen.
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Guillermo Almeyra: Brasil ante el piñerazo
El ex campesino, ex obrero, ex dirigente sindical Luiz Inacio Lula da Silva hasta ahora ha gobernado aliándose con la derecha social y política y con una línea neoliberal de política económica que enriqueció aún más a los grandes empresarios industriales extranjeros y al agronegocio, postergó la tan necesaria reforma agraria y aumentó las desigualdades entre los más ricos y los más pobres. En eso no se diferenció mucho de los gobiernos de la Concertación chilena, que fueron disciplinados continuadores de las políticas instauradas por los Chicago boys durante el pinochetismo porque, en lo esencial, Lula mantuvo frente al capital financiero internacional la línea de Fernando Henrique Cardoso, el desarrollista amigo de las fuerzas del antidesarrollo.
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Rolando Cordera Campos: ¡No es la política, es el Estado!
El Fondo Monetario Internacional elevó sus predicciones sobre el crecimiento mundial y de México para 2010, de 3.1 a 3.9 por ciento y de 3.3 a 4.0 por ciento, respectivamente. A la vez, su director, Dominque Strauss-Kahn, mantuvo su cautela y advirtió que los países arriesgan su recuperación si retiran demasiado pronto las medidas de estímulo. Los festejos del mundo financiero se quedan en el frío y su prometida vuelta a la normalidad de antes en manos de sus deslustrados oráculos.
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Carlos Bonfil: Los últimos héroes de la península
No hay hombre que se sienta más solo que el boxeador en el momento en que suena la campana. Los últimos héroes de la península, primer documental producido totalmente por la UNAM, a través del programa de operas primas del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), y dirigido por José Manuel Cravioto, relata la historia de cinco grandes glorias del boxeo en Yucatán, estado que entre los años 70 y 80 del siglo pasado reunió por azar y novedosamente a cinco campeones de talla mundial: Miguel Canto, Guty Espadas, Juan Herrera, Freddie Castillo y Guadalupe Madera. Todos ellos peso mosca, con la excepción de Castillo, mini mosca.
Un ex entrenador suyo, Jesús Cholaín Rivero, narra a cuadro algo de la historia y otras voces de profesionales deportivos completan la revisión de lo que significó para la península yucateca volverse, por un tiempo, sinónimo de boxeadores chingones, reivindicando con euforia el haber añadido al boxeo nacional figuras capaces de competir con el Toluco López o Rubén Olivares. El orgullo local se nutre de las referencias continuas a los antepasados mayas, pero también a la paradoja de que hombres de talla pequeña y peso entre los 47 y 50 kilos pudieran anotarse triunfos sucesivos hasta quedarles corto el escenario nacional y triunfar holgadamente en los campeonatos mundiales.
Cravioto descubre por azar la historia de estos hombres en un reportaje (La pelea de hoy) de Beatriz Pereyra, publicado en la revista Proceso. El tema le seduce en parte porque al haber desaparecido el boxeo de la televisión abierta, lo que antes era vivencia inmediata para muchos espectadores, hoy ya sólo es evocación nostálgica de las grandes peleas y deporte de transmisión exclusiva en los circuitos audiovisuales de paga.
El documental rescata, como aspecto olvidado de la tradición boxística nacional, las glorias efímeras de la patria chica que no supieron encontrar acomodo perdurable en la memoria colectiva. El realizador ubica a los personajes que hoy rondan los 70 años, con fisionomías distantes ya de la talla fina y musculosa de los años mozos, pero aún vigorosas; escucha sus voces, reúne sus anécdotas y reflexiones, y el registro oral le permite recrear de modo convincente una experiencia colectiva que combina los triunfos y los fracasos, la ebriedad de la fama, las dilapidaciones monetarias, las juergas y borracheras, los desencuentros amorosos, las traiciones y engaños de colaboradores cercanos, los años de cárcel para unos, de penuria económica para otros, la muerte accidental de uno de ellos (Lupe Madera), y el saldo final de una amistad que resiste a los reveses de la fortuna y a la contrariedad del envejecimiento.
Un boxeador, tal vez el más notable de todos ellos, Miguel Canto, muestra con orgullo la placa de la calle en la que vive y que lleva su nombre (cortesía del municipio agradecido), al mismo tiempo señala enfrente de su modesta casa la enorme residencia que alguna vez fue suya y que perdió por la mala suerte y el despilfarro; vanagloria y frustración reunidas en una misma escena y con un tono justo de sinceridad. Las imágenes de archivo completan con fortuna las anécdotas de los boxeadores, como en el episodio que exhibe a Jesús Herrera peleando con un solo brazo, pues por un viejo golpe continuamente se le zafan las articulaciones al nivel de la clavícula izquierda; la tensión del momento, provocada por la desigualdad de condiciones de los boxeadores, y el entusiasmo con que a la distancia se comenta la anécdota, es nueva muestra de la destreza con la que el documentalista anima su relato y evita la evocación plañidera. Hay momentos humorísticos que en algo matizan la solemnidad discursiva de los viejos boxeadores, pero no tienen el brío, ni tampoco la picardía, que otro documentalista, Everardo González, rescata para a su relato coral Los ladrones viejos, sobre otros viejos profesionales de oficio menos honorable.
El estilo de Cravioto es muy distinto y está hecho de pinceladas más discretas, como aquella toma de las calles de Mérida blanca que culmina en una tienda de abarrotes cuyo nombre es un letrero sobre el placer de vivir. Después de todo, esta es la filosofía de los últimos guerreros mayas del boxeo, que en un abrazo en la playa deciden celebrar la amistad como la más perdurable de sus victorias.
Se exhibe en salas comerciales y en la Cineteca Nacional.
carlos.bonfil@gmail.com
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