Democracia en venta
La decisión marca un hito en la jurisprudencia estadunidense, ya que echa por tierra diversas enmiendas elaboradas por el Congreso para evitar que las corporaciones coopten el proceso electoral mediante un gasto ilimitado apoyando o denostando candidatos, la más antigua de ellas en 1907 y la más reciente en 2005, conocida como McCain-Feingold.
A partir de ahora cualquier corporación podrá comprar, literalmente, al o los candidatos de su conveniencia. Para todo fin práctico, la decisión convierte en electores preferentes a un selecto
grupo de presidentes, directores y gerentes de empresas. O para decirlo en el lenguaje que ellos manejan, para adquirir acciones preferenciales en los procesos electorales.
He aquí algunos ejemplos de lo que sucederá en el futuro inmediato: las compañías petroleras apoyarán sin restricción alguna a los candidatos que favorezcan la exploración y la explotación de hidrocarburos en zonas protegidas y emplearán todos los medios a su alcance para derrotar a los que se oponen a sus intereses; las compañías aseguradoras, y con ellas las farmacéuticas, harán lo mismo para evitar, por ejemplo, que se apruebe el plan de salud diseñado para garantizar servicios médicos a precios accesibles a toda la población; las corporaciones financieras podrán poner y quitar a quienes en el Congreso pretendan restringir la especulación que con tanto éxito han practicado durante años.
Si ésa es la situación a nivel nacional, habrá que imaginar lo que sucederá en ciudades o poblados en los que hay una sola estación de radio, televisión o periódico; una corporación podrá comprar todo el tiempo y las planas disponibles para apoyar a sus candidatos, negando de facto acceso a los medios a aquellos que no son de su agrado.
Se dice que al igual que las corporaciones privadas, los sindicatos y las organizaciones no lucrativas también podrán acogerse a dicha enmienda. Lo que no se menciona es la diferencia abismal de los recursos que pueden emplear unos y otros.
En resumidas cuentas, lo que se puso en cuestión fue el proceso democrático de EU, empezando por las elecciones del próximo noviembre, en que se renovará en su totalidad la Cámara de Representantes y parte del Senado. La reacción del presidente Obama no se hizo esperar. Durante su informe sobre el estado de la nación, además de solicitar al Congreso que legisle sobre las medidas para contrarrestar esa decisión, hizo una áspera referencia a la irresponsabilidad de la Corte por tal decisión.
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