Leonardo García Tsao
Cannes, 21 de mayo. La
competencia ha llegado a la mitad del mojado festival con un promedio
favorable. Aunque hoy presentó un programa triple, no ha sido el día más
afortunado en cuanto a cine de autor se refiere.
Ese supuesto juego aparenta ser un mero divertimento, como acostumbra el director en sus adaptaciones teatrales. Sin embargo, hay elementos como la reunión de varios actores con los que ha colaborado previamente y las referencias en el texto de Eurídice a la permanencia del amor en la vida y su trascendencia en la muerte, que insinúan una especie de despedida de Resnais, quien cumplirá 90 años en junio y es uno de los pocos sobrevivientes de su generación. Es, pues, un sincero filme testamento en el cual las partes más flojas son las actuaciones exageradas de Azema y Arditi, sus dos intérpretes predilectos (ella, además, ha sido pareja sentimental del director desde hace tiempo… así es que, ni modo).
Otro tipo de capricho personal es el ensayado por el coreano Hong Sang Soo en Da-reun na-ra-e-suh (En otro país), que repite tres veces una situación similar en la que una extranjera llamada Anne (Isabelle Huppert, sobreactuada por una vez) interactúa con un ex novio (o amante en potencia), su esposa, un salvavidas ligorio y la chica del hotel que está escribiendo ese mismo guión.
Hong es admirador del cine francés, y con frecuencia ha
tratado de emular el de Rohmer o Truffaut, pero carece de ingenio y,
sobre todo, dedestreza formal para hacer funcionar sus pastiches. En
especial preocupante es la frecuencia con la que usa el zoom para ajustar su encuadre, recurso que ya era feo cuando estaba de moda en los años 70.
Sorpresivamente, otro director cuyo discurso parece haberse agotado es el iraní Abbas Kiarostami, quien filmó en Tokio Like Someone in Love (Como alguien enamorado), historia de una joven universitaria (la linda Rin Takanashi) que trabaja de call girl sin
que lo sepa su celoso novio (Ryo Kase); así, una cita profesional con
un anciano profesor (Tadashi Okuno) la obliga a hacerlo pasar por su
abuelo. El realizador tarda casi dos horas en narrar un argumento que
hubiera servido para un corto, si acaso, y lo hace sin sus rasgos de
estilo, al recurrir a la más convencional puesta en escena.
Lo más chistoso del asunto es comprobar cómo para el press book alguien
recurrió desesperadamente a prestigios como el crítico santón Pierre
Rissient y al guionista chambista Jean-Claude Carrière para tratar de
explicar este fracaso. Los dos expertos se sacaron de la manga una
argumentación de elogio rebuscado para concluir que la película los ha
dejado perplejos (y lo que rima, seguramente).
Hoy será el estreno en Cannes de Después de Lucía, de Michel Franco, en Una Cierta Mirada; y mañana el de Fogo, de
Yulene Olaizola, en la Quincena de Realizadores. Ya se reportará cómo
salieron librados los dos cineastas mexicanos. Esta noche se celebrará
la fiesta del cine mexicano, organizada por el Instituto Mexicano de
Cinematografía, con mariachis y todo. De continuar el mal clima en
Cannes, el tema a relucir no será El son de la negra o El rey, sino Cantando bajo la lluvia.
Twitter: @walyder
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