Ricardo Rocha
Fuentes el prodigioso
Lo vi de cerca por vez primera hace tal vez veinticinco an~os, luego de haber recibido una de tantas distinciones trasce
El fracaso de una obsesión
Pero el dictamen de José Narro Robles, rector de nuestra UNAM, es todavía más severo: la actual política del gobierno fe
Flechazos cruzados
Para empezar, ¿quién va ganando? Parece, lo sé, una pregunta ociosa cuando la absoluta totalidad de las encuestas señala
Y es que además de estudiar en Ciudad Universitaria trabajaba en una agencia de viajes y un cambio de itinerario nos obligó a rehacer sus boletos hasta la madrugada.
Yo me enteré días después de lo que realmente ocurrió porque ni en los periódicos ni en la tele dijeron nada.
Por eso a mí el 2 de octubre menos se me olvida.
Si relato lo anterior es porque pocas cosas me indignan más que la creencia ignorante o tramposa de que los jóvenes son siempre manipulables.
En mis tiempos se trataba de una conjura comunista maquinada en Moscú.
Ahora es una u otra mente diabólica la que maneja lo mismo a estudiantes de la Ibero, Anáhuac e ITAM que a los de la UNAM, el Poli o la UAM, porque los jóvenes, según esta anciana y decrépita tesis, son incapaces de pensar y menos aún de decidir por sí mismos.
El problema es una viciada concepción de origen: suponer que las audiencias, sobre todo de los grandes medios, son idiotas y por tanto se les puede engañar fácilmente; a eso corresponde no sólo el bajo nivel de los programas de todo tipo, sino las campañas seudoperiodísticas y noticiosas para exaltar o destruir a los personajes públicos.
Esa actitud arrogante es la que más irritó a los jóvenes a partir del incidente de Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana.
Un pésimo control de daños que quiso justificarse con la consabida descalificación de “acarreados” y “manipulados”, que lo único que originó fue multiplicar y exponenciar la irritación y convertirla en rabia.
Igualmente importante es considerar que la indignación juvenil no nace en los acontecimientos recientes; ahí sólo se cataliza y se manifiesta.
Lo que ha ocurrido es una gestación de meses y años de fallidos gobiernos que han cancelado el futuro de nuestros jóvenes: con 8 millones de ninis y 6 millones de analfabetas, ¿con qué rostro mirar los años que vendrán? ¿Qué se supone que harán, dónde trabajarán y qué oportunidades tendrán todos estos universitarios al terminar sus carreras? Está claro que no les gusta nada el México que les estamos heredando.
Aun así, asombra la miopía de partidos y candidatos que no han acertado a una propuesta inteligente y audaz para darles una posibilidad de futuro a nuestros jóvenes.
Y ello a pesar de números más que contundentes: de los 78 millones de empadronados 30% son jóvenes, un millón 218 mil tienen 18 años, un millón 758 mil tienen 19, 9 millones 684 mil tienen entre 20 y 24, 9 millones 897 mil tienen de 25 a 29.
En paralelo, sufragarán por vez primera para presidente 14 millones de jóvenes; si todos votaran por un mismo candidato estarían decidiendo la elección, si consideramos que en 2006 las cifras oficiales dieron ganador a Calderón con 15 millones 284 votos por 14 millones 756 mil 350 de López Obrador.
Por ello y más, permítanme reproducir un fragmento de mi última entrevista con el inmenso Carlos Fuentes en enero de este año:
—Dijiste en uno de tus discursos recientes que te gustaría que los jóvenes te dieran lecciones a ti, porque nos traen noticias del porvenir… ¿No se supone que nosotros los adultos somos los que tendríamos que enseñarles a nuestros jóvenes? —No, qué va… esa es una actitud muy arrogante, muy tonta, porque es además reconocer que ya no somos capaces de aprender, porque creemos saberlo todo.
Mira, a mí me gusta mucho dar clases y conferencias para acercarme a los muchachos y oír sus preguntas, porque me entero de lo que de otra manera no sabría; así que siempre espero poder aprender de la gente joven de este país, donde la juventud es muy intensa, muy abundante, muy desesperada por encontrar salidas, llena de talentos que no podemos desperdiciar.
Eso me importa mucho”.
Yo espero que a los candidatos también.
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