5/25/2012

Televisa, nuevo frente político

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Enrique Peña Nieto en el programa Tercer Grado. Fuente: http://www.adnpolitico.com

Al preguntar al ciudadano promedio cuándo fue la primera vez que escucharon hablar del personaje, se percibe una vaga idea al respecto. Su ascenso en la política fue fugaz, buena parte de su éxito se puede atribuir al padrinazgo de figuras de la administración pública de dudosa reputación. Su juventud y falta de experiencia fue una fortaleza en la contienda electoral en la que participó: Al carecer de negativos en la opinión pública, fue un candidato más competitivo que sus veteranos compañeros de partido. Las imágenes de la televisión lo posicionaron como un serio contendiente, y terminaron por atribuir a que lograra enterrar en definitiva a su experimentado adversario. Mediante frases ingeniosas y spots memorables con un innegable acierto mercadológico, Rodrigo Medina de la Cruz ganó la elección en Julio del 2009 con amplio margen y se convirtió en gobernador del Estado de Nuevo León.

Casi tres años después, la mayoría de los regiomontanos son nostálgicos de un pasado no muy lejano en el que los espacios de convivencia social eran más amplios y en la que la entidad no era rehén de la delincuencia. La debacle de la región se gestó desde muchos años atrás, pero el deterioro jamás había sido tan evidente ni había afectado de forma tan directa al ciudadano promedio, como ocurre en la actualidad. La responsabilidad del desastre apunta a varios actores políticos y sociales, pero la televisora que fue responsable de la edificación virtual del triunfo del cuestionado gobernante rara vez aparecía entre ellos.
En 2012, Televisa se encuentra a escasas semanas de lograr lo que sería su mayor victoria política, de acuerdo a las encuestas que se promueven en ese y en otros espacios afines: la consumación del triunfo del candidato que han ayudado a gestar desde hace años. A diferencia de otras elecciones, en este caso no se trata sólo de favorecer a un candidato por encima de otras opciones, sino de un trabajo que comenzó con la construcción de una candidatura, a lo que siguió una agresiva promoción en la mayoría de sus espacios para generar una percepción de un triunfo inevitable.

Ante el movimiento que tuvo sus orígenes en la Universidad Iberoamericana, no sólo el candidato del PRI encontró uno de los retos inesperados que lo han colocado a la defensiva; la Televisora más importante del país no sabe como reaccionar con eficacia ante una nueva generación que disputa su verdad.

En los conflictos post-electorales de 1988 y el 2006, se coreaba en las calles con enorme frustración consignas en contra de la manipulación informativa. Hoy en día se informa puntualmente a un público más amplio a través de los blogs y las redes sociales, que a su vez son una plataforma de organización social que han logrado nutridas movilizaciones conformadas en gran medida, por una nueva generación. A través de las nuevas herramientas, se desmienten argumentos falaces y se derrumban los mitos. Queda en el registro del Facebook, Twitter y Youtube las contradicciones e incongruencias de los comunicadores más conspicuos del Canal de las Estrellas.

Para millones de ciudadanos, queda más claro que nunca el proceso de maquinación mediática de las televisoras, y la escasa credibilidad de buena parte de sus conductores.

La indignación que dio origen al movimiento #YoSoy132 fue exacerbada por actitudes como las que acontecieron en la emisión de Tercer Grado del pasado 16 de Mayo, en la que Carlos Loret de Mola ridiculizó el número real de quienes conforman las redes sociales, afirmando que las opiniones que se manifiestan en ese espacio no deben tomarse en cuenta por ser minoritarias, mientras que el moderador Leopoldo Gómez cometió la pifia de acusar a los miles de usuarios de buscar crear una falsa impresión de avance del candidato de las izquierdas. Bajo esta lógica, la veracidad de las noticias que propagan debería de guardar una relación con el número de conductores que participan en sus emisiones, mientras que incidir en la opinión pública, pareciera ser un derecho reservado para la Televisora.

Como corrección a su errática reacción inicial, Televisa ha realizado una apertura a medias en la que se intenta neutralizar a los estudiantes que demandan una mayor pluralidad. No deja de ser un logro menor que los estudiantes hayan logrado tener una voz en los medios masivos de comunicación, no obstante es evidente que la apuesta de Televisa es al desfonde del movimiento al pretender quitarle una de sus principales banderas.

El nuevo balance informativo no llegó tan lejos como para tratar a su candidato predilecto con la misma rudeza e ironía con la que entrevistaron a la candidata de Acción Nacional en la emisión especial de Tercer Grado del 23 de Mayo. El candidato Enrique Peña Nieto pudo exponer con relativa tranquilidad sus ideas, con la libertad de elaborar de manera amplia en las mismas, sin padecer las interrupciones y severos cuestionamientos de su adversaria.

Como muestra de ello, es que brilló por su ausencia cualquier cuestionamiento serio sobre los aspectos más controvertidos de su administración como gobernador del Estado de México. La única excepción fue el asunto de Atenco que se abordó de forma superficial, y en este, como en los demás cuestionamientos al candidato se le permitió tener la última palabra, aceptando de esta manera de forma tácita cada respuesta como veraz.

Por vez primera, muchos consideran a las televisoras como una fuerza política activa, lejos de la cómoda oscuridad en la que ha pretendido manejar los hilos de la política nacional. Y como tal, es previsible que en el futuro compartan la responsabilidad de errores de los gobernantes que promueven. La sociedad civil los considera en tiempo presente como parte del entramado institucional que debe reformarse.

Independiente del mapa político que surja a partir del 1 de Julio, las enormes ganancias del momento para la principal televisora del país, podrían convertirse en la semilla del fracaso del mañana. Giovanni Sartori, en su libro Homo videns, La sociedad teledirigida (1997) en referencia a la historia de los medios de comunicación, menciona que toda innovación tecnológica ha provocado temores y rechazos. Una nueva ciudadanía critica que cuenta con los medios para expresarse, representa un reto para aquellos que anhelan un estilo autoritario de gobierno en la que sólo unos cuantos tengan voz para difundir una verdad que pretenden sea inapelable.

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