Carlos Bonfil
La realizadora mexicana Natalia Almada (Al otro lado, El general) ha tenido una idea novedosa para El velador, su documental más reciente: evocar el clima de violencia imperante en una región sometida a la diaria confrontación de los cárteles
del narcotráfico, mediante la crónica minuciosa de la actividad en un
cementerio donde se yerguen, en toda su extravagancia y gusto dudoso,
las tumbas y los remedos de mausoleo de algunos narcotraficantes y de
algún policía presuntamente beneficiario del gran negocio de la droga.
En la pequeña necrópolis sinaloense Jardines de Humaya reposan sicarios y
grandes capos, viviendo su muerte con el fasto artificial con que
vivieron una vida violenta, por lo general muy corta. La documentalista
registra la rutina cotidiana de Martín, el velador del camposanto, sus
faenas de limpieza y sus prolongados ratos de ocio frente al televisor
que, con ecos próximos y lejanos, informa de los pormenores de una
guerra absurda que multiplica delincuentes a un ritmo doble de aquel con
que imagina eliminarlos.
Te vas, ángel mío, interpretada por Cornelio Reyna.
Las ánimas de los desaparecidos rondan por el jardín mortuorio
sinaloense, no con la fuerza y poesía visual con que otras ánimas
pueblan el documental oscuro, chilango y festivo En el hoyo, de Juan Carlos Rulfo, sino con opacidad y casi en sordina, con algo de la violencia perturbadora y soterrada que deja entrever Verano de Goliat,
de Nicolás Pereda. El documental de Natalia Almada es una apuesta
arriesgada, apartada por completo de los registros convencionales.
Horarios y sedes: cinetecanacional.net y cinepolis.com/ 32forocineteca
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