La Otra Ruta Migratoria
Vivió 14 años en NY y sufrió para acceder a escuela y empleo
Por: Guadalupe Cruz Jaimes
Cimacnoticias | México, DF.- La política migratoria de Estados Unidos que limita la autorización de documentos de estancia legal, beneficia a los empleadores del país vecino, quienes “aprovechan” la situación irregular de las y los migrantes para imponerles precarias condiciones de trabajo.
La restricción para obtener un documento legal para vivir y trabajar en territorio estadounidense también limita las posibilidades de que las y los hijos de migrantes cursen estudios de nivel superior, denunció María Ponce, integrante de Los Otros Dreamers, colectivo que brinda asesoría y apoyo económico a las y los jóvenes deportados de EU.
Ponce consideró que una de las consecuencias más graves de la restrictiva política migratoria es el abuso de los empleadores en contra de las personas sin documentos. Puso como ejemplo las experiencias que padecieron sus padres.
“Mi mamá siempre se ha dedicado a limpiar casas y departamentos. Y le ha pasado que después de acordar qué trabajo iba a realizar y cuánto le iban a pagar, al momento de cobrar le pagaban menos y no podía hacer nada para que cumplieran lo acordado”, narró.
María, quien vivió en EU desde los 8 años de edad, añadió que su papá también sufrió maltrato por su condición migratoria. “Él trabajó muchos años en una pescadería, donde no le respetaban sus días de descanso, tenía que ir aunque estuviera enfermo y sus jornadas eran de hasta 13 horas”. Tras un recorte de personal, su padre fue despedido sin ninguna indemnización.
La integrante de Los Otros Dreamers consideró que las y los migrantes se ven obligados a permanecer en estos empleos para mantener a sus hijas e hijos en EU o en sus países de origen, sobre todo las mujeres que son madres solteras, quienes “tienen que callar ante los abusos de los patrones”.
María, hoy de 29 años, migró al vecino del norte cuando era una niña, acompañada de sus dos hermanas mayores y sus padres. “Primero se fue mi papá, luego regresó por nosotras a Puebla y nos llevo a vivir a Queens, en Nueva York”.
La joven recordó que sus maestras la apoyaron a ella y sus hermanas para que aprendieran el idioma, aunque en las aulas sufrieron discriminación por ser latinas. “Cuando hacían algunas bromas me sentía un cero a la izquierda”, relató.
A sus 17 años, María intentó en tres ocasiones regularizar su estancia, pero fue rechazada. Ella quería obtener sus papeles para ingresar a la escuela militar; no lo logró.
“No tenía tan presente las limitaciones de no tener papeles. Me di cuenta hasta el tercer año de preparatoria porque quería ir a la escuela militar y me rechazaron por no tenerlos”, dijo María, quien hasta ese momento no le había dicho a nadie que no tenía papeles migratorios.
Al ser rechazada de la escuela militar, la joven buscó una beca para cursar una licenciatura y tras varios intentos consiguió una para estudiar administración, carrera que concluyó en 2005.
Para pagar sus estudios, además de la beca y el apoyo económico de sus padres, trabajó en la universidad para cubrir su colegiatura.
Cuando María terminó la escuela buscó un empleo que le permitiera ejercer su carrera durante un año, pero no lo encontró “porque no tenía papeles”. En ese tiempo se ocupó en un restaurante y como niñera.
Por las dificultades para legalizar su estancia y ejercer su profesión en EU, María decidió volver a México hace siete años.
La joven llegó a Puebla, donde vive casi toda su familia. Ahí permaneció un tiempo y luego se mudó al DF tras conseguir un empleo como programadora de computadoras.
A pesar de que cuando llegó al país María decía extrañar a su familia y amigos en EU, ahora cambió de opinión y dijo que no regresaría a vivir al vecino país debido a la discriminación que sufrió al intentar legalizar su estancia.
Además de su trabajo en el DF, desde hace 6 meses Ponce colabora con Los Otros Dreamers, donde ayuda a jóvenes (como ella) a revalidar sus estudios mediante asesoría y apoyo económico en tanto encuentran un empleo o continúan sus estudios.
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