4/25/2013

Foro de la Cineteca En el camino



Carlos Bonfil
En el camino (On the road), de Jack Kerouac, uno de los libros claves de la contracultura estadunidense, publicado en 1957, no tuvo en su momento una versión fílmica, aun cuando la idea era tan atractiva que el propio autor imaginó la adaptación idónea con el joven Marlon Brando en el papel del seductor encanallado Dean Moriarty, personaje en torno de quien gravitan algunos intelectuales bohemios de la novela. Una de las dificultades para adaptar la obra era su ritmo rápido y entrecortado, tan sincopado como las improvisaciones de jazz que le servían de inspiración inmediata. Otras road movies se desprendieron de ese primer impulso de revuelta existencial romántica, entre ellos la emblemática Busco mi destino (Easy rider, Dennis Hopper, 1969), pero la novela seminal siguió sin tener una existencia cinematográfica.

Más de medio siglo después, el realizador brasileño Walter Salles (Estación central, Diarios de motocicleta) acomete la empresa arriesgada. Se mantiene fiel al texto original, pero no logra restituir de modo convincente el inconformismo de los personajes centrales. Algo particularmente ausente es el clima social que los determina y confronta, las razones profundas por las que la novela se convierte desde su publicación en un libro de culto juvenil, suerte de manifiesto espiritual de la llamada generación beat, cuyos exponentes literarios, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Neal Cassady, William Burroughs, aparecen con nombres ficticios en la novela de corte autobiográfico.

Walter Salles y su guionista José Rivera eligen combinar aspectos de la novela e informaciones biográficas sobre Kerouac y sus amigos, destacan cuestiones como la pretendida bisexualidad de Dean Moriarty (Garrett Hedlund), a las que el libro hace una alusión velada. Este personaje magnético que fascina por igual a hombres y mujeres, pierde complejidad y riqueza dramática en la cinta, apenas se le atribuye una curiosidad literaria, y se vuelve en definitiva un icono glamoroso. Algo similar sucede con el narrador Sal Paradise, alter ego del propio Kerouac (el británico Sam Riley, héroe pop en la cinta Control, de Ian Curtis, sobre el grupo de rock Joy Division), aquí comparsa pasivo y desvitalizado de Moriarty, el seductor nerviosamente festivo y atormentado. El personaje de Carlo Marx (un Allen Ginsberg doliente y frustrado), no guarda rastro de la voluntad transgresora que caracterizaba al poeta y que los cineastas Robert Epstein y Jeffrey Friedman capturan mejor en la cinta Aullido (Howl, 2010).

Filmada correctamente, con música de Gustavo Santaolalla y composiciones de Charlie Parker, y una cuidadosa recreación de las atmósferas de finales de los años 40, En el camino, de Walter Salles, trivializa en anécdotas incidentales, alucines de marihuana y benzedrina, sexo rápido y provocación adolescente, lo que es esencial en Kerouac, su espiritualidad contestataria y su vigor literario.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional (13 y 18 horas).

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