Los de Abajo
Gloria Muñoz Ramírez
Esta
semana, Chiapas fue, nuevamente, escenario de violencia contra
indígenas y campesinos que defienden la tierra y practican la
autonomía, hechos que se desdibujaron en los medios de comunicación
electrónicos, tan afanados en difundir imágenes de
violencia intolerable–como la nombran– del magisterio guerrerense, que protesta por la imposición de la reforma educativa, y de los estudiantes que mantienen tomadas la rectoría de la UNAM.
Ambas agresiones fueron directamente contra zapatistas y
prozapatistas. Los primeros son bases de apoyo del EZLN de la comunidad
San Marcos Avilés, municipio de Chilón, pertenecientes al caracol
de Oventik. Los segundos protagonizan la lucha por la defensa de sus
tierras en San Sebastián Bachajón, de donde era originario el dirigente
de los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, Juan
Vázquez Gómez, asesinado de cinco balazos.
Activo en la defensa de su comunidad desde 2007, Juan Vázquez había
denunciado el pasado 17 de abril, junto con otros ejidatarios
adherentes a la iniciativa zapatista, nuevas amenazas a su territorio
por un proyecto turístico en la región.
El clima de violencia en Chiapas, estado al que se trasladó la
semana pasada el presidente Enrique Peña Nieto para echar a andar su
Cruzada Nacional contra el Hambre, se recrudece con amenazas y
hostigamiento directo contra quienes defienden su territorio. Las
agresiones nunca han desaparecido, es cierto, pero los hechos violentos
de esta semana son alertas que no deben pasarse por alto, pues hacía
mucho tiempo que no ocurría un asesinato político en la entidad.
Las
agresiones a San Marcos Avilés tampoco son nuevas, pero justamente
ahora vuelven las hostilidades contra las familias de ese poblado que
desde agosto de 2010 –cuando establecieron la escuela autónoma Emiliano
Zapata– han sido amenazadas por miembros de los que ellas denominan
los partidistas. La intención de despojarlos de sus tierras es el meollo del conflicto.
En un reciente comunicado, la Junta de Buen Gobierno con sede en
Oventik, detalló las violaciones cotidianas que han padecido los tres
años pasados, y sentenció que
los tres niveles de gobiernos oficiales no han hecho nada para detener las injusticias y la violación de los derechos humanos que se están cometiendo en contra de nuestros compañeros bases de apoyo del ejido San Marcos Avilés. La respuesta ha sido de groserías, burlas y más amenazas a nuestros compañeros.
En Chiapas hay una amenaza latente de desplazamiento forzado contra zapatistas y un nuevo asesinato político.
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