7/02/2014

¡Goool!


   CRISTAL DE ROCA

¡Gooool! Eso gritan varios de nuestros legisladores. Y no porque estén atentos al Mundial de Brasil, sino por las “pequeñas” correcciones que introducen en diferentes leyes a la vista de todos y, claro, de nadie.




CIMACFoto: César Martínez López
Por: Cecilia Lavalle*
Cimacnoticias | México, DF.- 

Sabemos que la ciudadanía en nuestro país no es muy participativa que digamos. En más de un sentido se trata de una ciudadanía pasiva que sólo en algunos temas coyunturales se transforma en ciudadanía activa.

Y las explicaciones las podemos encontrar en nuestra historia, en una educación en la pasividad y el razonamiento acrítico, en el monopolio de los medios de comunicación… En fin, explicaciones las hay.

El hecho es que el núcleo crítico de nuestra sociedad es reducido y, además, se atomiza en función del tema; entre otras razones porque hay asuntos que requieren conocimientos especializados para comprender sus alcances.

En este contexto, bien conocido, bien medido y bien calculado por quienes ejercen el poder, basta con negociar políticamente con dos o tres actores clave (léase los tres señores del Pacto por México), para sacar adelante lo que se ha calificado como “reformas estructurales”.

Algunas de esas reformas siguen la antigua máxima de “cambiemos todo para que todo siga igual”. Y aquí “igual” quiere decir que los que ya tienen poder y recursos puedan tener más y en mejores condiciones para seguir ocupándolo, detentándolo, ejerciéndolo.

Ahora, agregue a este escenario el Mundial de Futbol. Ahí tiene, por ejemplo, la Comisión de la Familia y Desarrollo Humano.

Creada en febrero pasado, se esperó el Mundial para instalarla formalmente y darnos a conocer que, desde el Senado y con un presupuesto de 300 mil pesos mensuales, se pretende discriminar a mujeres, homosexuales, lesbianas y en general a quienes no se ajusten a la concepción católica, apostólica y romana de lo que deben ser una mujer y un hombre, y sus respectivas funciones en la familia y la sociedad.

Es decir, por encima de lo que dice nuestra Constitución, la teocracia, con sus valores medievales, ha sido instalada en el Senado. ¡Goooool!

Y ya encarrerados, ¿por qué no meter mano en la ley electoral?
El pasado jueves 19 de junio, el pleno del Senado, con 76 votos a favor y 23 en contra, aprobó reformas a la Ley General en Materia de Delitos Electorales, que permite a los ministros de culto orientar el sentido del voto de su feligresía.

El artículo 16 de la ley señalaba que “se impondrá de 100 hasta 500 días de multa a los ministros de culto religioso que, en el desarrollo de actos propios de su ministerio, o a quien en el ejercicio del culto religioso, presionen u orienten el sentido del voto o induzcan expresamente al electorado a votar o abstenerse de votar por un candidato, partido político o coalición”.

¿Qué hicieron? ¡Fácil! Le quitaron la palabra “orientar”. De modo que ahora la ley no les sancionará si orientan el sentido del voto de su feligresía hacia un candidato o partido en particular.

¿Qué diferencia hay entre orientar e inducir? Buena pregunta que nadie se detendrá a analizar mientras desde el púlpito los sacerdotes hacen proselitismo político. ¡Goooool!

Y eso que el Mundial apenas va a la mitad.

Apreciaría sus comentarios: cecilialavalle@hotmail.com.

*Periodista y feminista en Quintana Roo, México, e integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.

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