41 Festival Internacional de Cine de Toronto
Leonardo García Tsao
El actor Leonardo DiCaprio a su llegada a la premier del documental ambientalista Before the Flood, en el segundo día del encuentro fílmico en Toronto
Toronto. El primer par de
días del TIFF se ha llevado a cabo bajo un calor veraniego, atípico
para estas fechas. Lo cual, para los locales, ha añadido un sabor
festivo al asunto. (Por alguna razón se ha agregado un desodorante a la
bolsa de obsequios del festival. ¿Le habrán querido decir algo a los
periodistas europeos?).
Tres películas realizadas por sendas cineastas han ofrecido visiones
muy diferentes de la condición femenina actual. La primera, la israelita
Sufat chol (Tormenta de arena), de Elite Zexer, se sitúa en
una comunidad beduina donde son amplias las evidencias de que la mujer
es una ciudadana de segunda clase.
La narrativa se centra en Layla (Lamis Ammar), adolescente con una
tensa relación con su madre Jamila (Ruba Blal-Asfour), quien debe
supervisar la segunda boda de su ex marido con otra mujer más joven. La
principal fuente de tensión, sin embargo, es que Layla ha ocultado la
existencia de un novio. Le tocará al padre conseguirle a su hija un
marido formal, un hombre que ni conoce.
Premiada en el festival de Sundance, esta opera prima deja
ver a un talento en ciernes, que sabe poner en escena su
pesimista retrato de una situación milenaria. Muy elocuente es la imagen
final de una hermana menor de Layla, atestiguando lo que será su propio
destino, mientras estruja los barrotes de una ventana.
El otro ejemplo hace ver a Sufat chol como un dechado de optimismo. Dirigido por la búlgara Ralitza Petrova, también debutante, Bezbog (Sin dios) es
un austero drama sobre Gana (Irena Ivanova), trabajadora social que
atiende a ancianos en sus hogares. A los que sufren algún tipo de
demencia les despoja de su credencial de identidad, para ser mal usado
en el mercado negro. El único alivio de la protagonista es participar en
un coro dirigido por uno de sus pacientes.
Lo que Petrova pinta es un mundo permeado de corrupción, donde los
que no tranzan no avanzan, mientras los no privilegiados se hunden en la
desesperanza. (Ciertamente el Departamento de Turismo de Bulgaria no
participó en el financiamiento de la película. A partir de sus imágenes
resulta difícil concebir un lugar más triste y desolador en la faz de la
Tierra).
No extraña que el jurado presidido por Arturo Ripstein en el
reciente festival de Locarno la haya premiado con el Leopardo de Oro y
la distinción a la mejor actriz para Ivanova. Nuevamente el cine de
Europa del Este, como ha ocurrido con Rumania, describe la realidad del
poscomunismo como un proceso de descomposición social.
Por su parte, la directora Kelly Reichardt –quizá la más talentosa dentro del cine independiente estadunidense– ha adaptado en Certain Women tres
relatos de la escritora Maile Meloy, para contar correspondientes
historias, ligadas de alguna manera casual, en las cuales la mujer tiene
el papel principal. La estrategia de Reichardt es de desdramatizar
situaciones que guardan el potencial de terminar en tragedias, pero las
evita con un tono medio. Apoyada en actores probados –Laura Dern, Jared
Harris, Michelle Williams (la favorita de la directora) y sí, hasta
Kristen Stewart, la película se desenvuelve con la naturalidad de la
vida misma, bajo un carácter agridulce.
Algo nada característico del festival es que, desde el primer día, no
funciona la escalera eléctrica del múltiplex Scotiabank, donde se
realizan la mayoría de las proyecciones de prensa e industria. Entonces
la única manera de subir una distancia equivalente a cuatro pisos es
mediante una imposible escalinata. Quizás el festival tiene la intención
de eliminar con un infarto a los acreditados que pasamos de cierta
edad, para cederles nuestro lugar a los jóvenes millennials.
Twitter: @walyder
No hay comentarios.:
Publicar un comentario