La Jornada
El primer lunes de
Donald Trump en la Casa Blanca fue vertiginoso: ayer el nuevo presidente
de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva para retirar a su país del
Acuerdo Transpacífico (ATP), congeló la contratación de personal en
todos los niveles y ramas de gobierno y prohibió la ayuda de Washington a
las organizaciones que promueven la libertad de decisión de las mujeres
o practican abortos, determinación que confirma el vuelco reaccionario y
misógino que empieza a vivir la institucionalidad del país vecino.
Asimismo, el magnate reiteró a dirigencias empresariales sus amenazas de
imponer fuertes gravámenes a las empresas que trasladen al extranjero
parte de sus procesos productivos y repitió su oferta de conceder
beneficios fiscales a las que mantengan la totalidad de sus operaciones
en territorio estadunidense.
En una reunión con líderes sindicales, prometió reactivar la
industria de la construcción mediante la realización de proyectos de
infraestructura. En materia de migración y del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN), Trump prefirió abrir un compás de espera y
postergar las decisiones en el primer terreno y la renegociación del
segundo. Un signo particularmente desalentador fue la suspensión –así
sea temporal– de la versión en español de la página web de la Casa
Blanca, medida injustificada y que prefigura actitudes de exclusión para
los millones de hispanohablantes que forman parte de la población del
país vecino.
El gran dato positivo de esa intensa jornada presidencial es, sin
duda, la liquidación del ATP, documento que habría conllevado gravísima
pérdida de soberanía y atribuciones gubernamentales y legislativas para
los países que participaban en la negociación, particularmente para los
más débiles, como el nuestro.
Desde que este diario divulgó algunos pasajes de los borradores del acuerdo que le fueron proporcionados por Wikileaks,
numerosas voces alertaron sobre los peligros que implicaba para México
ese acuerdo multilateral en los ámbitos ambiental, laboral y
tecnológico, así como en materia de autodeterminación. Por ello, la
decisión de Trump de retirarse del ATP –que sin Estados Unidos carece de
sentido– es un respiro de alivio en la de por sí preocupante y azarosa
circunstancia nacional.
Por otra parte, la postergación de la renegociación del TLCAN hasta el
momento apropiadodeja al gobierno de nuestro país ante una incertidumbre grave, en la incapacidad de tomar decisiones y en estado de suma debilidad, habida cuenta de que carece de una alternativa coherente al modelo de supeditación a la economía estadunidense en el que el régimen político mexicano se ha embarcado durante todo el ciclo de gobiernos neoliberales.
Cabe esperar que las autoridades nacionales sean capaces de
aprovechar el compás de espera declarado por Trump en materia de libre
comercio y de migración para formular, así sea en forma tardía, la
postura firme de defensa de la economía y de los connacionales que el
actual momento reclama.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario