Gabriela Rodríguez
Hay quien no gusta de las clasificaciones
de izquierda o derecha; aunque se puede caer en simplismos, pienso que
estas categorías siguen siendo útiles y especialmente didácticas a la
hora de diferenciar posiciones políticas.
Básicamente considero que la Constitución de la Ciudad de México
expresa las demandas y posiciones de la izquierda. Por la conexión con
la ciudadanía progresista de muchos de quienes la escribimos,
especialmente en quienes conformamos la bancada de Morena. Hay lazos
estrechos con las distintas capas sociales que integran esta ciudad, nos
acompañaron líderes de pueblos originarios, indígenas e inmigrantes,
trabajadores manuales e intelectuales, líderes comunitarios en temas de
vivienda, agua, uso del suelo, basura, animales, ecología, derechos de
las mujeres. El texto constitucional no crea una situación, pero sí la
consagra si desde hace 20 años hemos colocado aquí gobiernos de
izquierda es por un largo proceso cultural y político, bien decía
Gramsci que
no es posible la toma del poder político sin ocupar antes el poder cultural.
En el recinto de Xicoténcatl enfrentamos de manera persistente los
intentos de las derechas para arrebatar el monopolio cultural, social y
moral a la izquierda: PRI, PAN, Panal veían en la Asamblea Constituyente
una oportunidad de recuperar un territorio que tienen perdido. La
madurez política mostrada por Bernardo Bátiz, nuestro coordinador
parlamentario, así como por Clara Brugada, Bertha Luján y Patricia Ruiz
Anchondo, además de 18 constituyentes de Morena y algunos diputados
externos e independientes de otros grupos parlamentarios, contribuyó
para contar hoy con un texto que es un verdadero triunfo para las
izquierdas del país y del mundo. Rompimos la forma de hacer política
legislativa, sin negociaciones en lo oscurito; los acuerdos con otras fracciones se hicieron frente a las cámaras y en parlamento abierto, nos negamos a hacer intercambios
dando y dandode nuestros irreductibles: Morena se retiraría si el texto no contemplaba el derecho al mínimo vital o en caso de que el derecho al agua potable no se garantizara diariamente y sin fines de lucro; el derecho a la vida y la criminalización de mujeres no pasa, la constitución debe garantizar la exigibilidad de los derechos.
Por primera vez una carta magna reconoce el parámetro de control de
regularidad constitucional más allá de los tratados internacionales,
ahora incluye todos los instrumentos internacionales; así como las leyes
generales y locales. Otra novedad de carácter mundial es la integración
de la sociedad civil en el Poder Judicial de la Ciudad: el Consejo
Judicial Ciudadano estará conformado por 11 ciudadanos de reconocido
prestigio e independencia, con cargo honorario sin remuneración. Dicho
consejo será designado por dos terceras partes del Congreso local en
convocatoria pública y tendrá entre sus atribuciones: designar a los
miembros del Consejo de la Judicatura, proponer al jefe de gobierno una
terna de candidatos para ocupar la fiscalía de la ciudad, que después
debe ser sometido a consideración del Congreso, así como proponer al
Congreso las ternas para elegir a las y los fiscales especializados en
materia electoral y de combate a la corrupción. Por primera vez el
presidente del Tribunal Superior de Justicia no podrá ocupar la
presidencia del Consejo de la Judicatura.
A pesar de ser materia federal, hay importantes logros en
derechos laborales. Hace unos días Arturo Alcalde Justiniani los publicó
en este diario ( La Jornada, 2/4/17); resumo aquí algunos:
toda persona que desempeñe una ocupación en la ciudad, temporal o
permanente, asalariada o no, tendrá derecho a ejercer un trabajo digno;
igualdad sustantiva en el trabajo y el salario, protección eficaz frente
a riesgos de trabajo, incluyendo un ambiente que garantice la
seguridad, salud y bienestar; reconocimiento del trabajo del hogar y de
cuidados como generadores de bienes y servicios para la producción y
reproducción social; promoción de mecanismos de conciliación entre
trabajo y familia, incluyendo la movilidad geográfica voluntaria en
razón de la proximidad del centro de trabajo y domicilio de la persona
trabajadora; se salvaguarda el derecho de asociación sindical, a elegir
libremente a sus representantes y participar en los contratos
colectivos; protección contra todo acto tendiente a menoscabar la
libertad sindical, incluyendo la injerencia de empleadores. Se garantiza
una justicia laboral honesta, imparcial y profesional, pronta y
expedita, pública y gratuita que incluya los servicios de conciliación y
mediación. Entre nuestras frustraciones, hay que decir que no se logró
garantizar prestaciones sociales a las personas trabajadoras no
asalariadas (prestadoras de servicios por cuenta propia, quienes
producen bienes, artesanías, y comerciantes), aunque quedó asentado que
tienen derecho a realizar un trabajo digno y a asociarse para defender
sus intereses, a recibir capacitación, y las que establezca la
legislación en la materia.
La nueva constitución de la ciudad superó las posiciones de la
extrema izquierda, al valorar la acción política como debate de las
ideas, al colocar lo colectivo por encima del individualismo, y al
comprender que la democracia debe
romper con las formas de la actual clase política, pero no puede prescindir de los partidos.
Twitter: Gabrielarodr108
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