Pedro Echeverría V.
1. Lo que sé es que nada hacemos en la vida diaria si no es ordenado por nuestro cerebro: movemos los pies, la cabeza, golpeamos, acariciamos, hacemos el amor, participamos en política, halagamos a quien coincide con nosotros y le mentamos la madre a nuestros enemigos. No sé lo que dicen los estudiosos acerca de los niños: si nacen con alguna conciencia transmitida en el vientre de la madre o de plano son los padres, los maestros, las iglesias, la sociedad, los que con su conciencia construyen el pensamiento y actuar de los niños, los jóvenes y otros.
2. La realidad es que hay personas excepcionales, fuera de serie, que crecen en medio de familias, núcleos, sociedad, con ideas no solo distintas, sino radicalmente diferentes; pero de eso no hablaré porque lo que me interesa es el 99 por ciento o por mil, que conforman su conciencia siguiendo los cánones impuesto por la sociedad. Creo que filósofo Althusser acomodó una frase: “Las ideas dominantes en una sociedad son las de la clase dominante”; aunque Marx 100 años antes había dicho el “el hombre piensa como vive”, claro, con sus excepciones.
3. Escuché o leí alguna vez que nuestros hijos no son de nuestra propiedad; que por ello deben ser muy libres. Libres como los animales, no, porque vivimos en el capitalismo donde la propiedad y las ambiciones son irrefrenables. Recuerdo en mis lecturas, que en la comunidad primitiva los niños nacían y de manera natural se acomodaban en la comunidad porque no existía ninguna idea de propiedad, además las relaciones sexuales eran absolutamente libres. No existía “mi esposa”, “mis hijos”, mi herramienta o trabajo individual alguno. Por obligación y necesidad todo era colectivo.
4.Desde la aparición de la propiedad privada hace muchos miles de años, el colectivismo fue casi enterrado, casi olvidado, para que nuestra mente, nuestra conciencia, obedezca a la propiedad privada. Este cambio se extendió a todos los países porque los primeros humanos que con su conciencia acumularon propiedades de tierras, armas, animales continuaron dominando todo: de someter a personas organizaron ejércitos, escuelas, iglesias, policías, cárceles, leyes, constituciones y dominaron países. Sobre todo, determinaron lo que es verdad y lo que es mentira, lo que es bueno y qué malo, qué el bonito o feo.
5. No sólo es la conciencia del capitalismo de hace mil años, sino también del sistema feudal de señores y siervos, así como del esclavismo de amos y esclavos de hace miles o decenas de miles de años. Fue la aparición y profundización de la propiedad privada, de “esto es mío”, lo que ha regido desde hace varios milenios, la que domina absolutamente en el capitalismo actual que llena toda nuestra mente, nuestra conciencia, la que nos hace comportarnos como individuos que parecen enemigos de otros al ser unos apoyadores de la propiedad privada de unos cuantos y al mismo tiempo negar solidaridad y ayuda a quienes son igual de explotados y miserables como mayoría.
6. Creemos siempre que somos independientes, que hacemos libremente lo que nos conviene, sin darlos cuenta de que somos que obedecemos nuestra conciencia y que esta ha sido impuesta por la clase dominante que es la que por milenios ha controlado a las ideas de la familia, la escuela, la iglesia. ¿Cómo liberarnos? En primer lugar, siendo muy crítico, muy reflexivo, en lo que hacemos y lo que sucede en el mundo (cercano o lejano) que nos rodea. No dejaremos de ser esclavos y oprimidos si todo nos vale y sólo estamos preocupados por nuestro pequeño entorno. Salvémonos junto a los demás para cambiar el mundo. Echemos a la basura el individualismo. (7/IX/22)
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