Recordemos que poco a poco las mercaditas y bazares feministas han crecido en varios puntos de México como una forma de protesta y espacios de solidaridad y socialización entre mujeres, donde ellas, desde el diálogo horizontal, crean redes para la venta o el intercambio de productos y servicios.
Ejemplo de ello es la Mercadita Vassincelos, conformada por mujeres autogestivas que desarrollan su propia moneda, además organizan trueques para salir del sistema capitalista y machista que las violenta.
Su moneda se llama ‘vulva’ y la usan entre ellas con el fin de satisfacer sus necesidades y dejar en claro que el dinero no tiene valor en sus espacias. Así su moneda comunitaria se ha convertido en su sistema de confianza, explicó Maichihua, integrante de Mercadita Vassincelos.
“Armamos monedas comunitarias, ofertamos y ofrecemos habilidades, las truequeamos. También se hacen ferias multitrueques, usando nuestra moneda, para negar los valores capitalistas”. De esta forma, arrojaron fuera de la Mercadita la acumulación y poder capitalista.
De acuerdo con la investigadora, Elizabeth Chaparro y Peredo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), “la noción del dinero y su evolución histórica están ligadas al desarrollo y funcionamiento de redes de comercio, organizaciones e instituciones sociales, políticas y económicas como el Estado, el propio sistema capitalista, o la banca, en todo caso vinculados a antiguos modelos de dominación y poder”.
Es entonces cuando se desarrollan reflexiones y deconstrucciones para erradicar el dinero, su creación, valor y validez; de esta forma se abre paso a la moneda comunitaria.
“El uso de las monedas comunitarias, también llamadas monedas sociales, alternativas o locales, así como el trueque, son ejercicios de la economía solidaria que pretenden recuperar el valor de las relaciones sociales, antes que el valor económico de las cosas. Una moneda comunitaria tiene la misma función que las formas convencionales del dinero, facilita el intercambio pero al mismo tiempo se opone a su lógica, rescatando los valores del trabajo, la comunidad y la justicia, entre otros”, destaca Elizabeth Chaparro y Peredo.
‘Vulva’ no es la única moneda comunitaria que existe en México, actualmente -explica la investigadora- hay alrededor 17 monedas como el Tlaloc, que cuenta con 20 años de trayectoria y es utilizada por un grupo de productoras y productores de la Ciudad de México; o el Tumín, que se utiliza desde 2010 en Veracruz; en 2013 surgió Itacate en Guadalajara, todas bajo la misma lógica solidaria.
De esta forma podemos ver que son las mujeres organizadas quienes buscan nuevas formas de convivir, cubrir sus necesidades y las de las otras, además de repensar, replantear y eliminar el sistema patriarcal y capitalista que por años las ha oprimido.
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