Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
“¡México ya despertó!”, asegura triunfal Xóchitl Gálvez en el que será su último anuncio televisivo y radiofónico, antes de que el miércoles 29 a las 23:59 horas termine el bombardeo propagandístico indiscriminado al que las dirigencias de todos los partidos políticos, también conocidas como partidocracia, sometieron sin piedad alguna al electorado mexicano, e incluso a los que no sufragan. Solamente fueron 52 millones de anuncios.
Resulta que la nativa de Tepatepec, Hidalgo –estado que quiso gobernar pero nada más no pudo con las mañanas del Revolucionario Institucional, pero sí en la alcaldía Miguel Hidalgo, único cargo de elección popular que ganó en las urnas, pues fue senadora plurinominal–, logró lo que parece ser un milagro porque apenas a mediados de mayo lanzó un imperativo llamado desde Chiapas: “¡Ya despierten!” O bien el angustiado grito “¡Despierta México, despierta!”
Mientras que su camarada, esperemos que no de negocios inmobiliarios, Santiago Taboada realizó casi toda su campaña para jefe de gobierno de la Ciudad de México con “¡Ya nos quitamos la venda de los ojos! ¡Nos tienen miedo!”
Gálvez y Taboada tienen la virtud o lo contrario, de hacer de las definiciones e interpretaciones políticas una simplificación extrema no tanto para comunicarse con el electorado con fórmulas sencillas, como para ahorrar explicaciones más complejas sobre el amplio respaldo ciudadano al presidente André Manuel en su sexto año de gobierno y que va del 60 al 76%, de acuerdo con la casa encuestadora que se consulte. Pero no es el caso de Massive Caller porque su dueño, José Carlos Campos Riojas, ya reconoció que es una “pronosticadora”.
Despertar de los mexicanos que Bertha Xóchitl logró en un lapso muy breve y que parte de la concepción de que los partidarios y votantes de la Cuarta Transformación están engañados por la propaganda oficial o sus conciencias fueron compradas. Ni siquiera se atreven a reconocer los exitosos programas sociales y las políticas de bienestar que permitieron la baja de la pobreza en 5.7 millones de paisanos y la disminución de la distancia (deciles) entre los plutócratas y los más pobres, en los primeros tres años y a pesar de la pandemia de covid-19.
Los 250 intelectuales que expresan su respaldo a la candidatura de Gálvez Ruiz son los primeros en negarle el acceso a las herramientas de interpretación de la realidad que se construye en México, pues niegan su existencia debido a que los obnubilan el odio y la mentira patológica (pseudología fantástica) que practican con maestría. Es la falta de “apapachos”, como diría el muy sincero Héctor Aguilar Camín.
Mas no tanto como para que los asesores de Bertha Xóchitl nieguen lo evidente, que la política social de la 4T es sumamente exitosa y cuenta con una vasta base de respaldo. Justo por ello vemos que el Revolucionario, propiedad de Alejandro Moreno, ofrece la pensión para adultos mayores a partir de los 60 años de edad y la senadora todavía con licencia, publicita cuanta ocurrencia tiene en materia de apoyos sociales por parte de un gobierno que nunca encabezará porque en política no existen los milagros, aunque López Obrador asegura que la suerte sí, según Maquiavelo.
En tanto que Jorge Germán Castañeda se abrió de capa desde Televisa y llamó a la señora X a desconocer los resultados de la elección presidencial, nada más porque tonto no es, sólo un oportunista vulgar. El dueto intelectual y mercantil se divide la chamba, pero Lorenzo Córdova lo vaticino primero.
Acuse de recibo
De una diseñadora que se identifica: “…En 1997 trabajaba yo en AMANC, una ONG, asistí a la entrega de un premio a la mejor empresaria del año, en el auditorio de la CFE en Chapultepec. Una señora bien arreglada comenzó a narrar su vida, había nacido en el valle del Mezquital, eran muy pobres cuando niña, su papá trabajaba en el campo y no permitía que las hijas estudiaran. Su mamá hacía gelatinas y ella las vendía en el pueblo. En el camino veía a señores con casco en la cabeza y les preguntó qué hacían ahí, ellos respondieron que eran ingenieros y estaban construyendo la carretera. Regresó a su casa le dijo a su mamá que quería ser ingeniero y ella le contestó que su padre no la dejaría estudiar, (...) A escondidas de su papá, una señora se la llevó a vivir a la Ciudad de México. Platicó que la señora le decía que no entrara a la casa hasta que ella llegara, notó que entraban hombres y después supo que era un burdel. La niña no tenía nada que ver con lo que era ese lugar, simplemente vivía allí, sitio donde permaneció algún tiempo (…) Al final de su intervención le entregaron el diploma por la empresa que fundó, ya que había creado un alimento que lo distribuía en las escuelas rurales por las mañanas, la llamó ¡La Papilla! Al salir de la conferencia, hubo comentarios diversos, yo la sentí falsa. Ahora la veo como candidata a la Presidencia de México, (…) es Xóchitl Gálvez Ruiz. Me sorprende, ¿cómo esa mujer puede representar a nuestro país?”
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