Aunque viajen con una niña o niño ciudadano de EU
Por Leticia Puente Beresford/corresponsal
Nueva York, EU, 18 junio 08 (CIMAC).- “Ojo, ninguna persona que tenga visa de turista puede viajar con una menor de edad ciudadana o ciudadano de los Estados Unidos, porque lo único que vas a recibir es la deportación”. Esto sucede en los aeropuertos, zonas federales donde la “migra” vigila las 24 horas del día.
Desde México, la activista, madre y columnista del diario neoyorkino La Prensa, Elvira Arellano, denuncia lo anterior para que en especial las y los “latinos” tomen sus debidas precauciones.
Arellano narra que este fin de semana que en su pueblo San Miguel Curahuango, municipio de Maravatío, Michoacán, tiene la misión de recoger a una bebé de nombre Yomara, de apenas dos años y medio de edad, de la casa de su abuela. Entregará a la “hermosa niña” en manos de Saulito (hijo de Elvira), de su amiga Emma Lozano y de su pastor, reverendo Walter Colman, quienes la llevarán a Chicago para unirla con sus padres, Jaime y Claudia.
En mi mente, dice Arellano, puedo visualizar el momento de alegría cuando se reúnan en la iglesia que tomé como santuario durante un año. Se que será un momento feliz, que supera la separación que han aguantado, los retos y peligros que todavía encara esta familia.
El mes pasado, recuerda Arellano, la abuela de Yomara viajó a Chicago con la pequeña para entregarla a sus padres, después de una visita de la bebé a México.
Yomara es una ciudadana de los Estados Unidos con su propio pasaporte. Su abuela cargaba una visa valida de turista que la dejaba visitar los Estados Unidos. No hubo ningún motivo valido para que la migra las parara, pero así sucedió. “Ojo”, ninguna persona que tenga visa de turista puede viajar con un menor de edad ciudadano de los Estados Unidos, porque lo único que vas a recibir es la deportación.
La migra detuvo a la abuela y la amenazó para obligar a Jaime y Claudia a que entraran al aeropuerto para recogerlas. Es una táctica que usan con latinoamericanos, por si acaso la persona que los venga a recoger resulte no tener documentos. “Ojo”, insiste Arellano, el aeropuerto es un lugar federal donde está la migra todo el día.
De hecho Jaime y Claudia son dos de los 12 millones de población indocumentada que trabaja por salarios bajos en los Estados Unidos e intenta dar una vida mejor a sus hijas e hijos. Sé que abandonaron San Miguel, no en busca del “sueño americano”, sino por la pesadilla del Tratado de Libre Comercio, por esa razón fue imposible que se apoyaran económicamente aquí en México.
Más de la mitad de las familias en mi pueblo, dice la activista, tiene por lo menos un familiar que trabaja en los Estados Unidos y envía remesas para que sus familiares aquí en México puedan comer.
Jaime y Claudia fueron detenidos y Yomara regresó a México con su abuela. Pero Jaime y Claudia optaron pelear por la vida que han construido en Chicago y el futuro que pertenece a Yomara por el derecho que le da el haber nacido en los Estados Unidos. Con el respaldo de “La Familia Latina Unida” están peleando su orden de deportación en la Corte.
Su caso hace destacar el “perfil racial” y la forma anticonstitucional en que las autoridades migratorias norteamericanas han actuado. Y mientras su caso sigue en la Corte serán unidos de nuevo con la niña que tanto aman.
Tal es la labor de la Familia Latina Unida, explica Arellano, unir a las familias que luchan para proporcionar un futuro con justicia para sus hijos, para ayudarles y darles fuerza cuando atraviesan estas situaciones difíciles. Trabajamos en ambos lados de la frontera para acabar con el sistema de mano de obra indocumentada y las leyes quebradas que mantienen a nuestra gente en las sombras y mantienen a nuestras hijas e hijos lejos de sus padres.
Es la codicia que ha producido las condiciones que obligan a trabajadores como Jaime y Claudia a que abandonen sus hogares y convertirse en migrantes. Es su amor por sus hijos que les da la fuerza para seguir adelante. ¿Acaso no es el puro odio y la maldad del racismo que los tacha de delincuentes, los persigue, los ponen en la cárcel y amenazan a sus hijos?, cuestiona Arellano.
Sé que trabajar para unir a las familias y organizar en contra del sistema que los separa es una labor de Dios. Me da felicidad ver la sonrisa de Yomara cuando le digo que va a ver a su papá y su mamá. Les deseo éxito en su lucha. Imploro que los que están leyendo todo esto, se unan con nosotros en esta lucha, finaliza Arellano.
08/LPB/GG/CV
Por Leticia Puente Beresford/corresponsal
Nueva York, EU, 18 junio 08 (CIMAC).- “Ojo, ninguna persona que tenga visa de turista puede viajar con una menor de edad ciudadana o ciudadano de los Estados Unidos, porque lo único que vas a recibir es la deportación”. Esto sucede en los aeropuertos, zonas federales donde la “migra” vigila las 24 horas del día.
Desde México, la activista, madre y columnista del diario neoyorkino La Prensa, Elvira Arellano, denuncia lo anterior para que en especial las y los “latinos” tomen sus debidas precauciones.
Arellano narra que este fin de semana que en su pueblo San Miguel Curahuango, municipio de Maravatío, Michoacán, tiene la misión de recoger a una bebé de nombre Yomara, de apenas dos años y medio de edad, de la casa de su abuela. Entregará a la “hermosa niña” en manos de Saulito (hijo de Elvira), de su amiga Emma Lozano y de su pastor, reverendo Walter Colman, quienes la llevarán a Chicago para unirla con sus padres, Jaime y Claudia.
En mi mente, dice Arellano, puedo visualizar el momento de alegría cuando se reúnan en la iglesia que tomé como santuario durante un año. Se que será un momento feliz, que supera la separación que han aguantado, los retos y peligros que todavía encara esta familia.
El mes pasado, recuerda Arellano, la abuela de Yomara viajó a Chicago con la pequeña para entregarla a sus padres, después de una visita de la bebé a México.
Yomara es una ciudadana de los Estados Unidos con su propio pasaporte. Su abuela cargaba una visa valida de turista que la dejaba visitar los Estados Unidos. No hubo ningún motivo valido para que la migra las parara, pero así sucedió. “Ojo”, ninguna persona que tenga visa de turista puede viajar con un menor de edad ciudadano de los Estados Unidos, porque lo único que vas a recibir es la deportación.
La migra detuvo a la abuela y la amenazó para obligar a Jaime y Claudia a que entraran al aeropuerto para recogerlas. Es una táctica que usan con latinoamericanos, por si acaso la persona que los venga a recoger resulte no tener documentos. “Ojo”, insiste Arellano, el aeropuerto es un lugar federal donde está la migra todo el día.
De hecho Jaime y Claudia son dos de los 12 millones de población indocumentada que trabaja por salarios bajos en los Estados Unidos e intenta dar una vida mejor a sus hijas e hijos. Sé que abandonaron San Miguel, no en busca del “sueño americano”, sino por la pesadilla del Tratado de Libre Comercio, por esa razón fue imposible que se apoyaran económicamente aquí en México.
Más de la mitad de las familias en mi pueblo, dice la activista, tiene por lo menos un familiar que trabaja en los Estados Unidos y envía remesas para que sus familiares aquí en México puedan comer.
Jaime y Claudia fueron detenidos y Yomara regresó a México con su abuela. Pero Jaime y Claudia optaron pelear por la vida que han construido en Chicago y el futuro que pertenece a Yomara por el derecho que le da el haber nacido en los Estados Unidos. Con el respaldo de “La Familia Latina Unida” están peleando su orden de deportación en la Corte.
Su caso hace destacar el “perfil racial” y la forma anticonstitucional en que las autoridades migratorias norteamericanas han actuado. Y mientras su caso sigue en la Corte serán unidos de nuevo con la niña que tanto aman.
Tal es la labor de la Familia Latina Unida, explica Arellano, unir a las familias que luchan para proporcionar un futuro con justicia para sus hijos, para ayudarles y darles fuerza cuando atraviesan estas situaciones difíciles. Trabajamos en ambos lados de la frontera para acabar con el sistema de mano de obra indocumentada y las leyes quebradas que mantienen a nuestra gente en las sombras y mantienen a nuestras hijas e hijos lejos de sus padres.
Es la codicia que ha producido las condiciones que obligan a trabajadores como Jaime y Claudia a que abandonen sus hogares y convertirse en migrantes. Es su amor por sus hijos que les da la fuerza para seguir adelante. ¿Acaso no es el puro odio y la maldad del racismo que los tacha de delincuentes, los persigue, los ponen en la cárcel y amenazan a sus hijos?, cuestiona Arellano.
Sé que trabajar para unir a las familias y organizar en contra del sistema que los separa es una labor de Dios. Me da felicidad ver la sonrisa de Yomara cuando le digo que va a ver a su papá y su mamá. Les deseo éxito en su lucha. Imploro que los que están leyendo todo esto, se unan con nosotros en esta lucha, finaliza Arellano.
08/LPB/GG/CV
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