11/25/2008

Ay diosito


Grito por demás desesperado de un piloto al parecer inexperto en cuyas manos se puso la seguridad del segundo de a bordo del gobierno federal. Cuando se vio en peligro el piloto del jet que transportaba al secretario de gobernación entendió su fin inminente.Varios aspectos destacan de este suceso por demás penoso.

1) El intento de sectores del gobierno de traspasarle la culpa al controlador aéreo en lo que se veía como una maniobra clásica de búsqueda de un chivo expiatorio. Era muy sospechoso que mientras el secretario de comunicaciones pedía tiempo para poder terminar las indagaciones sin presión, otros funcionarios en el gobierno ya levantaran la voz en contra de un inocente al que se crucificaba de manera adelantada e irresponsable.
Por un lado le pedían paciencia y tolerancia a la nación mientras por la otra intentaban un golpe avieso. Típica maniobra cobarde.

2) El lanzamiento de una acusación perversa e irresponsable sugiere que algunos funcionarios pudieron haber tenido en sus manos algunos de los reportes que se dice no estaban entregados, de ser así, la credibilidad del gobierno seguirá por los suelos ya que se comprueba que siguen mintiendo. De no ser así, es pertinente preguntar porque razón nadie corrigió a esos funcionarios y porque desde Los Pinos se toleró el desorden en un tema tan delicado, a menos que más allá de la pena que los embargaba buscaran sacar raja política.

3) Culpar a priori al gremio de los controladores aéreos lleva una carga política inconveniente en este momento. Por alguna razón se ha tolerado el manejo corrupto del director del aeropuerto de la Ciudad de México que maniobró para quedarse con una fuerte concesión de taxis aunque para ello hayan encarcelado temporalmente a varios chóferes de la empresa golpeada y que lleva muchos años funcionando en ese aeropuerto. ¿Acaso llegaban tan bajo como para ver el momento propicio para golpear a los controladores aéreos?
4) El manejo faccioso de los medios de comunicación, los que han jugado a transmitir los intereses del gobierno y solamente con alguna excepción le han dado voz a las otras partes.
5) La revelación de que el gobierno estuvo dispuesto a sacrificar la seguridad de sus funcionarios a cambio de ahorrar unos pesos, demuestra que los criterios con que funcionan no siempre son los adecuados. La seguridad del gobierno está por encima de consideraciones mezquinas y de cálculos administrativos que pierden de vista la congruencia de la conducción de la sociedad y sus intereses. Una vez más encontramos comportamientos irresponsables y una actitud de manejo del gobierno con criterios de pandilleros en lugar de pensar como estadistas. Pero como no se le pueden pedir peras al olmo, tampoco se le pude pedir que piensen como verdaderos gobernantes a personajes que tomaron el gobierno por asalto con el propósito de llenarse los bolsillos.
Si el piloto entendió que su impericia lo llevaba de forma expedita a las manos de Dios, como bien lo dice Helguera en su cartón de La Jornada, que nos pasará como país frente a la impericia que nos lleva directo al barranco demostrando la incapacidad de los administradores para pensar en las consecuencias de actos mal pensados, mal analizados y cuya reflexión por decir lo menos es en extremo deficiente.
Esta tragedia entre todo lo doloroso que tiene conlleva la demostración fehaciente de que México carece de gobierno. El Lear jet se cayó porque llevaba un piloto malo, el país va en picada porque el piloto no aparece por ningún lado.
La desgracia nacional es que no se ve en el horizonte alguien capaz de sacar al buey de la barranca. Los priístas se comportan como una cofradía que se ha despedazado entre ellos para quedarse con los restos del naufragio; los perredistas cayeron en la trampa puesta por los que saben que los apetitos personales se pueden poner por encima de los valores y ahora tendrán que cumplimentar los acuerdos que les permitieron apoderarse de u n partido que cada día se ve más hueco. Los panistas creen que pueden alargar el juego por unos sesenta años para apoderarse del país tratando de emular al PRI que tanto criticaron. De los enanos que se venden al mejor postor no vale la pena ni hablar.
El país se debate frente a tragedias evitables y la sociedad ve impertérrita como sigue el saqueo y el abuso.

Samuel Schmidt

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