Pedro Echeverría V.
1. La lucha de clases no fue inventada por Marx, existe desde que hace milenios las sociedades se dividieron en clases sociales, es decir, desde que una clase explotadora minoritaria, poseedora de los medios de producción y otra clase social mayoritaria, explotada y oprimida, se confrontan. Sólo desaparecerá la lucha de clases (ahora sí explicada por Marx) cuando se acaben las diferencias que crean el trabajo asalariado y el capital explotador. Son esas enormes diferencias entre las clases las culpables de los robos, asaltos, secuestros, asesinatos e injusticias. Así que los seres humanos si queremos vivir en paz, con justicia y sin violencias primero tenemos que luchar contra las causas que destruyen las relaciones de igualdad y la buena vida en la sociedad. Como alguien diría: no es un problema de policías, ladrones o de leyes férreas, sino de cambiar (radicalmente, desde la raíz) las estructuras sociales de desigualdad que las están haciendo posible.
2. Los millonarios mexicanos, los que controlan los grandes negocios, la alta política y los medios de información, están desesperados; reclaman cada segundo al gobierno porque no se dedica a acabar con la inseguridad, el secuestro y los robos. Además exigen que el congreso establezca la pena de muerte para aniquilar lo que llaman la “delincuencia organizada”. Lo que no dicen esos cínicos ricos que saquean al país, es que los únicos culpables de la llamada “delincuencia” son ellos, que son los grandes empresarios y el gobierno quienes han llevado a México a las peores condiciones de desempleo y miseria, así como a una gran desorganización en la que los negociantes empresarios y políticos siempre salen ganando. La llamada “delincuencia organizada”, que ha penetrado hasta las esferas más altas del gobierno y de las organizaciones empresariales, es más de lo mismo: gran acumulación de riquezas para las mismas personas. Duermen juntos y hacen el amor.
3. Si bien a un campesino, a un obrero, a un profesor, a una ama de casa, los han asaltado por la gente más miserable, desempleada o pobre con necesidades de comida, los más propagados asaltos, secuestros y asesinatos se han centrado contra la gente que presume muchos ingresos y propiedades, así como contra los muy famosos multimillonarios que aparecen en los consejos de administración, en las listas de propietarios de bancos, grandes comercios e industrias y en la plana mayor de la política. Si esos secuestros no han sido en mayor número es porque los poderosos usan decenas o centenares de guardaespaldas para su familia, andan en vehículos blindados y viven en residencias resguardadas por miembros del ejército disfrazados de policías privados. Y nadie podrá frenar la llamada delincuencia (tal como la han establecido en las leyes) mientras persista la polarización de clases, es decir, el desempleo y la miseria, por un lado, y la gigantesca acumulación de riquezas, por otro.
4. A mí, en 50 años de recorrer las calles de la ciudad de México, nunca me han asaltado; le decía a una amiga que (aterrorizada por los medios de información) comentaba que ella nunca viajaría al DF por miedo a ser asaltada. Mi hija entonces intervino: “Pero papá, cómo te van asaltar si con ese cabello, esa barba, esa gorra y tu forma de vestir, creen todos que tú eres el asaltante”. ¿Por qué a un indígena, a un campesino, a un marginal que duerme en la calle le pueden robar sus huaraches o su cobertor?, porque como decía el viejo poeta y sabio: “siempre habrá uno más pobre que yo que recoja las hierbas que otro pobre arrojó”; pero no tengo duda que los asaltos y secuestros sólo se registran en sociedades injustas y desigualitarias. Marx, al parecer, llegó a calificar de “lumpen proletario” a los deshechos humanos de la sociedad capitalista, aunque luego Marcusse parece haberlos reivindicado como sujetos revolucionarios marginados en la sociedad capitalista en descomposición.
5, Por lo menos desde principios de los años sesenta, cuando irrumpía en el mundo una revolución cultural, se comenzó a reflexionar, escribir y discutir sobre la importancia social y revolucionaria de “los marginales” en las sociedades capitalistas: la mujer, los estudiantes, los homosexuales, los vagos, etcétera, de todos aquellos sectores que no han ingresado y, por características propias, han rechazado el capitalismo. Desde entonces según pensadores como Gorz, los intelectuales de Frankfurt y otras más, crecía rápidamente el sector terciario (los servicios) y la clase obrera o el “proletariado de cuello blanco” empezaba a declinar en número y en combatividad por estarse integrando o por ser absorbido por el modo de vida de la burguesía. Aunque la clase obrera sigue siendo un motor importante para la revolución social, las clases marginadas (más cercanas al pensamiento anarquista) están irrumpiendo en revueltas contra los valores del sistema capitalista.
6. La política, la economía, la discriminación e injusticia social en México son tan funestas como la norteamericana o la guatemalteca; en los tres países vecinos los robos, los asaltos, los asesinatos y los despojos bancarios están a la orden del día. Lo que sucede es que los medios de información, que por obligación tergiversan todo para beneficio de intereses propios, resaltan lo que les conviene y silencian lo que no. Así como Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula se dedican todo el día a calumniar a los trabajadores y a la gente pobre, así como a silenciar la delincuencia que se da en los altos niveles, lo mismo sucede en Guatemala y los EEUU. Los medios de información, en poder de empresarios, sobre todo en EEUU, Venezuela, Bolivia, Colombia, Ecuador y México, son partícipes de servicios internacionales de prensa (SIP) que ponen a la orden de organizaciones capitalistas que dicen combatir la delincuencia cuando en realidad buscan acabar con la lucha social.
7. En México, así como en otros países dictatoriales, se busca aprobar leyes más severas contra la llamada delincuencia, pero paralelamente se quiere imponer leyes que acaben con las luchas de los trabajadores que protestan en las fábricas, en los campos y las calles. El ejército en México ha crecido enormemente en número de miembros y en aparatos especializados de inteligencia. Los EEUU con su “Escuela de las Américas”, durante casi 40 años de funcionar en Panamá y hoy en Columbus (Georgia), cuenta con más de 60 años encargándose de preparar y entrenar a decenas de miles de soldados y jefes militares para confrontar guerrillas y movimientos de oposición. La famosa “Iniciativa Mérida” firmada por los presidentes Calderón y Bush, no es otra cosa que el Plan México que imita al Plan Colombia; busca acabar con las luchas sociales que ahora se manifiestan como guerrillas o batallas radicalizadas en las ciudades. El Plan Colombia fue disfrazado de lucha contra el narcotráfico para luego cambiarlo contra las luchas de oposición política.
8. Luchemos contra la inseguridad, pero en primer lugar contra las causas que la provocan que no son otras que el desempleo, la miseria, la desigualdad y la desorganización social; pero tampoco debe olvidarse que al interior de la misma burguesía monopolizadora, entre los mismos empresarios y gobernantes, hay luchas a muerte entre grupos y mafias que respaldan a cada uno los de competidores. ¿Han oído hablar de las mafias italianas, sicilianas, japonesas, neoyorkinas y yanquis respaldadas por poderosos grupos de empresarios transnacionales y narcotraficantes? Pues México ya va a medio camino y por ello se pretende acabar con las protestas y las luchas de los trabajadores. Por eso decimos: frenemos el avance de ese nuevo fascismo que se manifiesta teniendo al ejército en las calles y elevando el presupuesto para los cuerpos de seguridad. Pero que esas exigencias se conviertan en grandes batallas de clase, en luchas contra la miseria y la explotación.
pedroe@cablered.net.mx
1. La lucha de clases no fue inventada por Marx, existe desde que hace milenios las sociedades se dividieron en clases sociales, es decir, desde que una clase explotadora minoritaria, poseedora de los medios de producción y otra clase social mayoritaria, explotada y oprimida, se confrontan. Sólo desaparecerá la lucha de clases (ahora sí explicada por Marx) cuando se acaben las diferencias que crean el trabajo asalariado y el capital explotador. Son esas enormes diferencias entre las clases las culpables de los robos, asaltos, secuestros, asesinatos e injusticias. Así que los seres humanos si queremos vivir en paz, con justicia y sin violencias primero tenemos que luchar contra las causas que destruyen las relaciones de igualdad y la buena vida en la sociedad. Como alguien diría: no es un problema de policías, ladrones o de leyes férreas, sino de cambiar (radicalmente, desde la raíz) las estructuras sociales de desigualdad que las están haciendo posible.
2. Los millonarios mexicanos, los que controlan los grandes negocios, la alta política y los medios de información, están desesperados; reclaman cada segundo al gobierno porque no se dedica a acabar con la inseguridad, el secuestro y los robos. Además exigen que el congreso establezca la pena de muerte para aniquilar lo que llaman la “delincuencia organizada”. Lo que no dicen esos cínicos ricos que saquean al país, es que los únicos culpables de la llamada “delincuencia” son ellos, que son los grandes empresarios y el gobierno quienes han llevado a México a las peores condiciones de desempleo y miseria, así como a una gran desorganización en la que los negociantes empresarios y políticos siempre salen ganando. La llamada “delincuencia organizada”, que ha penetrado hasta las esferas más altas del gobierno y de las organizaciones empresariales, es más de lo mismo: gran acumulación de riquezas para las mismas personas. Duermen juntos y hacen el amor.
3. Si bien a un campesino, a un obrero, a un profesor, a una ama de casa, los han asaltado por la gente más miserable, desempleada o pobre con necesidades de comida, los más propagados asaltos, secuestros y asesinatos se han centrado contra la gente que presume muchos ingresos y propiedades, así como contra los muy famosos multimillonarios que aparecen en los consejos de administración, en las listas de propietarios de bancos, grandes comercios e industrias y en la plana mayor de la política. Si esos secuestros no han sido en mayor número es porque los poderosos usan decenas o centenares de guardaespaldas para su familia, andan en vehículos blindados y viven en residencias resguardadas por miembros del ejército disfrazados de policías privados. Y nadie podrá frenar la llamada delincuencia (tal como la han establecido en las leyes) mientras persista la polarización de clases, es decir, el desempleo y la miseria, por un lado, y la gigantesca acumulación de riquezas, por otro.
4. A mí, en 50 años de recorrer las calles de la ciudad de México, nunca me han asaltado; le decía a una amiga que (aterrorizada por los medios de información) comentaba que ella nunca viajaría al DF por miedo a ser asaltada. Mi hija entonces intervino: “Pero papá, cómo te van asaltar si con ese cabello, esa barba, esa gorra y tu forma de vestir, creen todos que tú eres el asaltante”. ¿Por qué a un indígena, a un campesino, a un marginal que duerme en la calle le pueden robar sus huaraches o su cobertor?, porque como decía el viejo poeta y sabio: “siempre habrá uno más pobre que yo que recoja las hierbas que otro pobre arrojó”; pero no tengo duda que los asaltos y secuestros sólo se registran en sociedades injustas y desigualitarias. Marx, al parecer, llegó a calificar de “lumpen proletario” a los deshechos humanos de la sociedad capitalista, aunque luego Marcusse parece haberlos reivindicado como sujetos revolucionarios marginados en la sociedad capitalista en descomposición.
5, Por lo menos desde principios de los años sesenta, cuando irrumpía en el mundo una revolución cultural, se comenzó a reflexionar, escribir y discutir sobre la importancia social y revolucionaria de “los marginales” en las sociedades capitalistas: la mujer, los estudiantes, los homosexuales, los vagos, etcétera, de todos aquellos sectores que no han ingresado y, por características propias, han rechazado el capitalismo. Desde entonces según pensadores como Gorz, los intelectuales de Frankfurt y otras más, crecía rápidamente el sector terciario (los servicios) y la clase obrera o el “proletariado de cuello blanco” empezaba a declinar en número y en combatividad por estarse integrando o por ser absorbido por el modo de vida de la burguesía. Aunque la clase obrera sigue siendo un motor importante para la revolución social, las clases marginadas (más cercanas al pensamiento anarquista) están irrumpiendo en revueltas contra los valores del sistema capitalista.
6. La política, la economía, la discriminación e injusticia social en México son tan funestas como la norteamericana o la guatemalteca; en los tres países vecinos los robos, los asaltos, los asesinatos y los despojos bancarios están a la orden del día. Lo que sucede es que los medios de información, que por obligación tergiversan todo para beneficio de intereses propios, resaltan lo que les conviene y silencian lo que no. Así como Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula se dedican todo el día a calumniar a los trabajadores y a la gente pobre, así como a silenciar la delincuencia que se da en los altos niveles, lo mismo sucede en Guatemala y los EEUU. Los medios de información, en poder de empresarios, sobre todo en EEUU, Venezuela, Bolivia, Colombia, Ecuador y México, son partícipes de servicios internacionales de prensa (SIP) que ponen a la orden de organizaciones capitalistas que dicen combatir la delincuencia cuando en realidad buscan acabar con la lucha social.
7. En México, así como en otros países dictatoriales, se busca aprobar leyes más severas contra la llamada delincuencia, pero paralelamente se quiere imponer leyes que acaben con las luchas de los trabajadores que protestan en las fábricas, en los campos y las calles. El ejército en México ha crecido enormemente en número de miembros y en aparatos especializados de inteligencia. Los EEUU con su “Escuela de las Américas”, durante casi 40 años de funcionar en Panamá y hoy en Columbus (Georgia), cuenta con más de 60 años encargándose de preparar y entrenar a decenas de miles de soldados y jefes militares para confrontar guerrillas y movimientos de oposición. La famosa “Iniciativa Mérida” firmada por los presidentes Calderón y Bush, no es otra cosa que el Plan México que imita al Plan Colombia; busca acabar con las luchas sociales que ahora se manifiestan como guerrillas o batallas radicalizadas en las ciudades. El Plan Colombia fue disfrazado de lucha contra el narcotráfico para luego cambiarlo contra las luchas de oposición política.
8. Luchemos contra la inseguridad, pero en primer lugar contra las causas que la provocan que no son otras que el desempleo, la miseria, la desigualdad y la desorganización social; pero tampoco debe olvidarse que al interior de la misma burguesía monopolizadora, entre los mismos empresarios y gobernantes, hay luchas a muerte entre grupos y mafias que respaldan a cada uno los de competidores. ¿Han oído hablar de las mafias italianas, sicilianas, japonesas, neoyorkinas y yanquis respaldadas por poderosos grupos de empresarios transnacionales y narcotraficantes? Pues México ya va a medio camino y por ello se pretende acabar con las protestas y las luchas de los trabajadores. Por eso decimos: frenemos el avance de ese nuevo fascismo que se manifiesta teniendo al ejército en las calles y elevando el presupuesto para los cuerpos de seguridad. Pero que esas exigencias se conviertan en grandes batallas de clase, en luchas contra la miseria y la explotación.
pedroe@cablered.net.mx
excelente documento el de pedro echeverria y un llamado para que miremos lo que siempre desde la creacion del capitalismo, ha estado presente, sòlo que a veces no lo queremos ver.
ResponderBorrar