Julio Hernández López: Astillero
En absoluta desventaja numérica, di-putados federales pertenecientes al movimiento de resistencia popular dejaron ayer constancia activa de su oposición a las maniobras de cúpulas panistas y priístas que acordaron formas impositivas injustas. A sabiendas de que hay unificados criterios mediáticos oficialistas para satanizar toda forma de protesta que no se someta a los moldes de la palabrería intrascendente y el papeleo burocrático, muchos de quienes llegaron a San Lázaro por ser parte del mencionado movimiento popular tomaron la tribuna de esa cámara para denunciar tanto la contundente traición de los priístas a sus promesas de campaña, en el sentido de que no aprobarían aumentos al IVA, como las falsedades y desesperación del panismo presuntamente gobernante.
La toma de esa tribuna fue un acto de congruencia, así los resultados específicos del proceso legislativo les acaben siendo adversos en la medida en que en San Lázaro hay una amplia mayoría decisoria integrada por las bancadas del PAN y el PRI, éste acompañado de las comparsas televisivas del Verde Ecologista. Pero esos diputados, provenientes de PT, PC y PRD, expresaron sus puntos de vista de manera abierta y no se quedaron en la disidencia priísta de susurro practicada por diputados que están en contra de los arreglos que les impusieron Peña Nieto y Beatriz Paredes (es decir, atrás de ellos, Carlos Salinas y los gobernadores del tricolor) pero son incapaces de manifestar públicamente su desacuerdo. Panistas también los hay que consideran equívocos los arreglos impositivos alcanzados, pero ellos se sienten aún más obligados a mantenerse en la inconformidad subterránea.
Llamó la atención, sin embargo, por el tono y el momento, la premura con que Jesús Ortega, el presidente formal del comité nacional perredista, se deslindó de las necesarias acciones de protesta en San Lázaro. El jefe máximo del chuchismo saltó para precisar que los perredistas tomadores de tribuna lo hacen a título personal y no conforme a una estrategia de partido, como si en esa acción hubiera ingredientes infamantes o deleznables, y no lo contrario. Unas horas antes, el mismo personaje asustadizo, que con sus formas de desmarcarse acabó, como muchas otras veces, colaborando con sus presuntos adversarios, había anunciado la reconstitución del Frente Amplio Progresista que en 2006 postuló a AMLO como su candidato a la Presidencia de la República. Ortega reconoció que la izquierda había perdido mucho en los años posteriores al fraude electoral (bueno, lo del fraude es una consideración de esta columna, pues el chuchismo ya no considera que haya habido tal adulteración electoral, por lo cual se acomide de manera navarretesca a reconocerle título, autoridad y respetabilidad al señor Calderón) y, con un sentido de comicidad involuntaria, dijo que con esa piedra no se volverán a tropezar. Por si la tragedia política no estuviera completa, se anunció que los propósitos de sutura y remache entre los tres partidos antes aliados le ha sido encomendada a Manuel Camacho Solís, el polémico prócer del salinismo que ahora trabaja para hacer candidato presidencial a su discípulo Marcelo.
Justamente cuando más creatividad, innovación y frescura se necesitan para enfrentar a una desatada derecha fascistoide, el fantasma de lo electorero vuelve a regir los criterios de las cúpulas. La anunciada repetición de la historia electoral, ahora como caricatura, tira por la borda los esfuerzos de depuración que el lopezobradorismo ha hecho en los tres años recientes, durante los cuales el chuchismo se ha prestado aplicadamente a dividir, confundir y traicionar el espíritu de lucha no sólo de las mayorías de su partido sino, sobre todo, de una amplia franja votante que sin estar identificada con el sol azteca –muchas veces, todo lo contrario– concurrió a las urnas para votar por los variopintos candidatos de ese partido. Vistos los vergonzosos espectáculos de crónica defraudación en sus comicios internos, y los malabares de colaboracionismo estelarizados por perredistas de apellidos Zavaleta, Ortega, Acosta, Zambrano y Navarrete, muchos de los seguidores de AMLO consideraron obligado el paso a la constitución de una forma fresca e inteligente de participación política y electoral que, sin constituirse todavía en partido (pues la legislación del caso fue reformada para trasladar esas posibilidades a 2012, luego de las próximas elecciones federales), pudiera ofrecer a los ciudadanos una expectativa de renovación práctica y teórica, una depuración real de la política y lo político, una expectativa de sana competencia electoral sin el lastre de chuchos, amalismos, cuauhtemismos y demás entes parasitarios de la política de oposición. Un nuevo partido, se exigía, a sabiendas de que en los años inmediatos se debería transitar por los caminos alternos de PT y Convergencia, organizaciones éstas llenas de contradictorias facetas pero dispuestas a caminar ese futuro bajo el imán electoral de López Obrador.
Sin embargo, lo que ahora se anuncia es una lamentable vuelta a lo mismo sabidamente putrefacto, con un coordinador de credenciales muy ajadas. Los malos resultados de las obsesiones electoreras están a la vista en lugares como Chiapas, donde el izquierdista Juan Sabines ha hecho reformas legales para que los diputados locales duren veinte meses más en el poder y los ayuntamientos actuales sean sustituidos esos mismos 20 meses por concejos, todo bajo la zanahoria del ahorro de dinero público en cuanto menos elecciones haya. Pero ahora ese espíritu de fracaso prefabricado llega a niveles tragicómicos, con un Chucho dizque arrepentido, un FAP de dagas encubiertas, un coordinador con candidato propio y un precandidato de segundo intento que desde ahora se garantiza las mismas traiciones, los mismos arreglos y concesiones, todo con peores resultados previsibles. Y, mientras Los Pinos reactiva al líder disidente del SME, al estilo minero antinapo, ¡hasta mañana, con el Senado aprobando los nombramientos envenenados de Calderón en el IFAI!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
La toma de la tribuna que llevaron a cabo ayer los petistas Mario di Costanzo y Fernández Noroña fue un acto de protesta espectacular pero inútil. Este día la Cámara de Diputados en pleno aprobará los impuestos que previamente diseñaron los presidentes (Felipe Calderón) que saldrá en tres años más y el que espera remplazarlo (Enrique Peña Nieto). No quisieron sacrificar la vida de lujo de la alta burocracia, vamos, ni un Mercedes Benz. En el último año de gobierno de Ernesto Zedillo el presupuesto fue de un millón de millones de pesos (un billón). En los nueve años de panismo se triplicó y, aunque estamos en crisis, el de 2010 rebasará los 3 billones. Ya no se esperan ingresos espectaculares del petróleo, así que el dinero de los contribuyentes será usado como sustituto. Los de clase media y pobres, vale la pena aclarar, porque a menos que ocurriera hoy algo fuera de lo programado, los 400 grandes grupos empresariales continuarán disfrutando del privilegio de no pagar o pagar lo mínimo. No obstante la información contundente que reveló el Servicio de Administración Tributaria en la víspera, en el sentido de que con sólo aumentar un 5% la recaudación que proviene de esos grupos sería bastante para tapar el agujero fiscal, los capos del PRI, el PAN y el PRD chuchista optaron por ignorarla. No quieren malquistarse con los grandes empresarios, necesitan su apoyo, y el de sus televisoras, en la campaña presidencial.
No lo quieren como patrón
Grupo México sufrió un revés en sus planes de recuperar el control de su subsidiaria americana Asarco, cuando el juez de quiebras Andrew S. Hanen indicó que considerará una amplia lista de problemas antes de resolver el caso. Uno de los problemas es el sindicato. Sus miembros no quieren trabajar para el minero mexicano Germán Larrea, a quien se atribuye la implacable persecución del líder Napoleón Gómez Urrutia.
No pasó la calificación
La décima primera encuesta del Barómetro de Empresas, llevada a cabo por la compañía Deloitte, revela que a diferencia del trimestre anterior, en septiembre las expectativas de los directivos en relación con el conjunto del país en los próximos 12 meses no son más positivas, aunque son mejores que un año antes. Durante 11 trimestres consecutivos –de marzo de 2007 a septiembre de 2009– el control de la inflación –según Deloitte– ha sido el aspecto mejor evaluado del desempeño del gobierno, subiendo tres puntos en relación con el trimestre anterior. Sin embargo, seis aspectos restantes (mejorar la infraestructura, reinsertar a México en el mundo, reducir la inseguridad, mejorar la educación, hacer crecer la economía y reducir el desempleo) merecieron la calificación reprobatoria de los ejecutivos, que no han mejorado su percepción acerca de la eficacia del gobierno mexicano. Su calificación fue muy baja: 35 puntos en la escala 0-100 de todas las encuestas llevadas a cabo hasta la fecha. Un elemento que les interesa mucho a los ejecutivos es el dólar. La opinión mayoritaria es que el año próximo se cotizará entre 13.51 y 14 pesos.
Paseando en Madrid
Vicente Fox y la señora Marta se pasean por Madrid, después de que sufrieron fuerte descalabro por el fallo de la Suprema Corte de Justicia, que fue adverso a su pretensión de obtener una compensación económica por supuestas faltas al honor de la ambiciosa mujer. Ya despojados del poder se ven como gente común, una pareja que nadie voltearía a ver dos veces en la calle. Hicieron una visita al estudio Tabaco y Oro, donde Jacobo Zabludovsky transmite su programa De una a tres. Fox insiste en que es un error tener al Ejército en las calles combatiendo al narcotráfico. Luce bastante respuesto de la operación que le practicaron en la espalda. Es que siempre usó choclos y en la campaña se obligó a calzar botas como parte de su imagen, y se lastimó la espalda. Ya volvió a los choclos. ¿Y que andan haciendo por las europas? Siguen en lo de siempre: en campaña de recolección de fondos de instituciones y personas para el Centro Fox. Ese numerito lo tienen muy bien aprendido.
No lo quieren como patrón
Grupo México sufrió un revés en sus planes de recuperar el control de su subsidiaria americana Asarco, cuando el juez de quiebras Andrew S. Hanen indicó que considerará una amplia lista de problemas antes de resolver el caso. Uno de los problemas es el sindicato. Sus miembros no quieren trabajar para el minero mexicano Germán Larrea, a quien se atribuye la implacable persecución del líder Napoleón Gómez Urrutia.
No pasó la calificación
La décima primera encuesta del Barómetro de Empresas, llevada a cabo por la compañía Deloitte, revela que a diferencia del trimestre anterior, en septiembre las expectativas de los directivos en relación con el conjunto del país en los próximos 12 meses no son más positivas, aunque son mejores que un año antes. Durante 11 trimestres consecutivos –de marzo de 2007 a septiembre de 2009– el control de la inflación –según Deloitte– ha sido el aspecto mejor evaluado del desempeño del gobierno, subiendo tres puntos en relación con el trimestre anterior. Sin embargo, seis aspectos restantes (mejorar la infraestructura, reinsertar a México en el mundo, reducir la inseguridad, mejorar la educación, hacer crecer la economía y reducir el desempleo) merecieron la calificación reprobatoria de los ejecutivos, que no han mejorado su percepción acerca de la eficacia del gobierno mexicano. Su calificación fue muy baja: 35 puntos en la escala 0-100 de todas las encuestas llevadas a cabo hasta la fecha. Un elemento que les interesa mucho a los ejecutivos es el dólar. La opinión mayoritaria es que el año próximo se cotizará entre 13.51 y 14 pesos.
Paseando en Madrid
Vicente Fox y la señora Marta se pasean por Madrid, después de que sufrieron fuerte descalabro por el fallo de la Suprema Corte de Justicia, que fue adverso a su pretensión de obtener una compensación económica por supuestas faltas al honor de la ambiciosa mujer. Ya despojados del poder se ven como gente común, una pareja que nadie voltearía a ver dos veces en la calle. Hicieron una visita al estudio Tabaco y Oro, donde Jacobo Zabludovsky transmite su programa De una a tres. Fox insiste en que es un error tener al Ejército en las calles combatiendo al narcotráfico. Luce bastante respuesto de la operación que le practicaron en la espalda. Es que siempre usó choclos y en la campaña se obligó a calzar botas como parte de su imagen, y se lastimó la espalda. Ya volvió a los choclos. ¿Y que andan haciendo por las europas? Siguen en lo de siempre: en campaña de recolección de fondos de instituciones y personas para el Centro Fox. Ese numerito lo tienen muy bien aprendido.
Alfredo Jalife-Rahme: Bajo la Lupa
Wegelin & Co., un banco privado suizo fundado en 1741 –es decir, con una decantación histórica de 268 años–, en su Comentario de Inversiones No. 265 (del 24/8/09), Adiós EU, aborda el talón de Aquiles de la otrora superpotencia unipolar: una mirada a la situación de la deuda de Estados Unidos basta para mostrar que, además del petróleo, realmente existe solamente un elemento de importancia estratégica que Estados Unidos necesitará en los años por venir: capitales.
Por lo visto, todo el mundo está enterado de que los hidrocarburos representan la joya geoestratégica del momento, con la descabellada excepción de los aldeanos neoliberales mexicanos de la kakistocracia (el gobierno de los peores) zedillista-foxiana-calderonista.
Banco Wegelin calcula que el nivel de deuda explícita probablemente estará significativamente arriba del 100 por ciento del PIB en 2014 (en comparación al 70 por ciento del PIB de la deuda declarada de 2008).
De aquí a cuatro años las tasas de interés habrán duplicado: de 10 por ciento del ingreso público total a 20 por ciento (basado en presupuestos moderados).
Banco Wegelin reconoce que esto todo el mundo lo sabe, ya que se oculta la mitad (¡súper-sic!) de la verdad cuando se realiza la contabilidad correcta (probables futuros flujos de pago descontados de su valor presente) y, entonces, el panorama se vuelve lúgubre.
En forma increíble el Instituto Frankfurt, con fecha de noviembre de 2008, citado por Wegelin, reconoce que el nivel total de deuda de Estados Unidos es de 600 por ciento (¡extra-súper-sic!) de su PIB. De ser cierto, entonces la deuda total verdadera de Estados Unidos es impagable.
Aun las cifras perturbadoras del Instituto Frankfurt son solamente parte de la verdad a juicio de Wegelin, quien asegura que un vistazo a quienes son los más importantes acreedores de las finanzas públicas altamente endeudadas de Estados Unidos revela algo verdaderamente notable. Se trata de las mismas autoridades públicas (¡súper-sic!). ¡La alquimia impura!
Cita Wegelin un estudio de Sprott Asset Management, firma canadiense de manejo de activos que se ha distinguido por sus análisis macroeconómicos inteligentes (sic): Estados Unidos exhibió en 2008 más de 4 billones de billones de dólares de deuda pública total visible (sic), de alrededor de 10 billones de billones de dólares, cuyo 40 por ciento se encontraba en manos de las llamadas tenencias intragubernamentales.
Explica Wegelin que gracias a la alquimia contable los deudores resultaron ahora simultáneamente acreedores, cuando mágicamente un servicio de seguridad médica de Estados Unidos, como Medicare, se volvió una fuente indirecta de financiamiento para el Tesoro. ¡Demencial!
Se trata de “una forma inusual de autofinanciamiento (¡extra-súper-sic!) mediante los bonos intragubernamentales, que ciertamente no son activos de genuino valor intrínseco.
El análisis canadiense desmenuza la anatomía patológica de la deuda pública de Estados Unidos y comenta que la segunda categoría en el ranking de grupos crediticios, denominada “tenedores foráneos e internacionales (que incluye a los bancos centrales, a los bonos soberanos de riqueza, inversionistas privados, etcétera), corre el riesgo de esfumarse como fuentes usuales de financiamiento público de Estados Unidos.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Cocinado el pastel fiscal para 2010 –con la indigesta receta de la abuela neoliberal–, los mexicanos deben prepararse para vivir mejor el próximo año, toda vez que gobierno y legisladores acordaron clavar el puñal por las dos vías: la del ingreso y la del gasto; esto es, menos percepciones –porque deberán pagar más impuestos– y menor consumo por el incremento de precios en productos y servicios tanto del sector público como del privado.
No pocos dirán que si ése es el costo de vivir mejor, pues entonces que los dejen como están, que no le busquen ni pretendan arreglar el perfil, porque de cualquier forma las autoridades y los representantes del pueblo han demostrado hasta el agotamiento social que no tienen mayor creatividad ni alcance más que, un año sí y el siguiente también, para exprimir a los causantes cautivos y pasar a cuchillo a la sociedad, con crisis oficial o sin ella, para no llegar a ninguna parte que en espera del siguiente ejercicio fiscal para proceder en el mismo sentido.
Mañosos como siempre, hicieron que el 2 por ciento de impuesto para el combate de la pobreza (según el cursi de Los Pinos) acaparara la atención (por llamarle de alguna forma) de la clase política: unos a favor, otros en contra, pero todo el día, todos los días, machaconamente hablando del tema, y obviando el alud de aumentos que venían aparejados. No se escuchó otra referencia al paquetazo 2010, y ahora que lo echamos para atrás lo quieren vender como el gran logro de la democracia parlamentaria. Y en este contexto, ya se escuchan las triunfales voces de los salvadores de los mexicanos: con sentir patriótico, en defensa de los intereses más altos de la nación y cuidando los intereses de nuestros representados, impedimos que pasara el 2 por ciento de impuesto a la pobreza (aunque sí votaron a favor y dejaron vía libre al alud de impuestos que, aparejados con incrementos en precios y tarifas del sector público, de cualquier suerte deteriorará el de por sí famélico bienestar de los sobrevivientes de este país).
En el alud fiscal, los legisladores, con singular alegría, palomearon el aumento al IVA (de 15 a 16 por ciento, y de 10 a 11 por ciento en la zona fronteriza), al ISR (de 28 a 30 por ciento), a los depósitos en efectivo (de 2 a 3 por ciento, y redujeron el tope permitido de 25 mil a 15 mil pesos), al IEPS a tabaco (170.9 por ciento) y cerveza (26.5 por ciento), a bebidas alcohólicas con más de 20 grados de abrasivo (tres pesos por litro), a Internet (3 por ciento), a la par que incrementos en precios y tarifas del sector público, y lo que permanezca oculto, pero igualmente autorizado, en el cuerpo de la Ley de Ingresos para 2010. Lo mejor del caso es que los mexicanos nada recibirán a cambio del esfuerzo adicional exigido, salvo discursos y promesas, en espera del siguiente ejercicio fiscal para repetir el numerito expoliador por el bien de la patria.
Eso sí, a los amadísimos barones del dinero, a los especuladores, a los grandes consorcios y sus regímenes tributarios especiales ni por aproximación les tocaron un solo pétalo de sus floridos privilegios. El brillante gobierno y los cumplidores legisladores se concentraron en lo único que saben hacer a la hora de recaudar para resolver las urgencias nacionales: pegarle al ingreso y patear al consumo, en espera de que un milagro reactive la economía.
Queda una duda en torno al paquetazo 2010: recién electos como representantes del pueblo, los legisladores priístas que ahora dan cuerpo a la vigesimosexta legislatura se adelantaron a los acontecimientos y exigieron al gobierno calderonista que borrara del mapa fiscal uno de los dos impuestos en (supuesto) funcionamiento; es decir, que la Secretaría de Hacienda definiera la permanencia del impuesto sobre la renta (ISR) o el impuesto empresarial a tasa única (IETU). Calderón fingió demencia y la dependencia a cargo del doctor catarrito respondió –por llamarle de alguna manera–: el IETU es mínimo y sólo impacta a una de cada cinco empresas, y en tiempos de crisis no puede haber carga tributaria cuando el flujo es negativo. La respuesta del SAT fue más contundente: no desaparecerá ninguno de los dos gravámenes citados, pues no se ve realmente cómo se puede bajar la carga tributaria en este momento sin hacer un ajuste al gasto; no salen los cálculos.
Ya se conoce que los priístas se sumaron al carro y junto con los panistas aprobaron el incremento de la tasa del ISR (de 28 a 30 por ciento), lo que llevaría a suponer que –dentro de su exigencia– ése es el gravamen sobreviviente y que el IETU pasó a mejor vida, pero nada han informado oficialmente. ¿Será que olvidaron lo que públicamente plantearon allá por julio pasado? Pero bueno, si de cínicos se trata allí está el coordinador de la bancada tricolor, Francisco Rojas Gutiérrez, quien ayer celebró: no al IVA en alimentos y medicinas y lo hemos cumplido escrupulosamente, aunque para lograrlo dieron vía libre al alud de otros impuestos.
Es mucho pedir, pero tras la probación de la Ley de Ingresos por la Cámara de Diputados falta igual trámite en la de Senadores, quienes sí participan en estos menesteres, pero no en los del Presupuesto de Egresos. ¿Será mucha inocencia pedir a los inquilinos de Xiconténcatl que reflexionen y echen para atrás lo aprobado por los muchachos de San Lázaro? Lo es, sin duda, pero que no quede en el tintero.
Lástima que todo esto sea una vieja película, que se ve año tras año desde hace cuando menos tres décadas. Todos los años, a la hora de la Ley de Ingresos y del presupuesto de Egresos, se escucha la misma cantaleta: más impuestos, más parches, más sacrificios, más esfuerzo, más apriétense el cinturón, más de lo mismo, pues, para llegar al mismo sitio: a la nada. El país sigue dando vueltas en círculo y nada indica que abandone esa práctica en los próximos años.
Las rebanadas del pastel
Los mexicanos están preocupados, pues algo raro pasa en el pequeño reino de Felipe el Rabioso: ¿acaso habrá enfermado el inquilino de Los Pinos? ¿Compró juguete nuevo o encontró un modelo más reciente de caballito de batalla? ¿Perdió la memoria, sufrió un ataque de tos, volvió a caer de la bicicleta o, de plano, no encontró su píldora para dormir? ¿Qué será?, porque increíblemente ayer no defenestró a los electricistas para justificar el caos de su gobierno ni el hundimiento del navío de gran calado, y eso es sospechoso.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Cocinado el pastel fiscal para 2010 –con la indigesta receta de la abuela neoliberal–, los mexicanos deben prepararse para vivir mejor el próximo año, toda vez que gobierno y legisladores acordaron clavar el puñal por las dos vías: la del ingreso y la del gasto; esto es, menos percepciones –porque deberán pagar más impuestos– y menor consumo por el incremento de precios en productos y servicios tanto del sector público como del privado.
No pocos dirán que si ése es el costo de vivir mejor, pues entonces que los dejen como están, que no le busquen ni pretendan arreglar el perfil, porque de cualquier forma las autoridades y los representantes del pueblo han demostrado hasta el agotamiento social que no tienen mayor creatividad ni alcance más que, un año sí y el siguiente también, para exprimir a los causantes cautivos y pasar a cuchillo a la sociedad, con crisis oficial o sin ella, para no llegar a ninguna parte que en espera del siguiente ejercicio fiscal para proceder en el mismo sentido.
Mañosos como siempre, hicieron que el 2 por ciento de impuesto para el combate de la pobreza (según el cursi de Los Pinos) acaparara la atención (por llamarle de alguna forma) de la clase política: unos a favor, otros en contra, pero todo el día, todos los días, machaconamente hablando del tema, y obviando el alud de aumentos que venían aparejados. No se escuchó otra referencia al paquetazo 2010, y ahora que lo echamos para atrás lo quieren vender como el gran logro de la democracia parlamentaria. Y en este contexto, ya se escuchan las triunfales voces de los salvadores de los mexicanos: con sentir patriótico, en defensa de los intereses más altos de la nación y cuidando los intereses de nuestros representados, impedimos que pasara el 2 por ciento de impuesto a la pobreza (aunque sí votaron a favor y dejaron vía libre al alud de impuestos que, aparejados con incrementos en precios y tarifas del sector público, de cualquier suerte deteriorará el de por sí famélico bienestar de los sobrevivientes de este país).
En el alud fiscal, los legisladores, con singular alegría, palomearon el aumento al IVA (de 15 a 16 por ciento, y de 10 a 11 por ciento en la zona fronteriza), al ISR (de 28 a 30 por ciento), a los depósitos en efectivo (de 2 a 3 por ciento, y redujeron el tope permitido de 25 mil a 15 mil pesos), al IEPS a tabaco (170.9 por ciento) y cerveza (26.5 por ciento), a bebidas alcohólicas con más de 20 grados de abrasivo (tres pesos por litro), a Internet (3 por ciento), a la par que incrementos en precios y tarifas del sector público, y lo que permanezca oculto, pero igualmente autorizado, en el cuerpo de la Ley de Ingresos para 2010. Lo mejor del caso es que los mexicanos nada recibirán a cambio del esfuerzo adicional exigido, salvo discursos y promesas, en espera del siguiente ejercicio fiscal para repetir el numerito expoliador por el bien de la patria.
Eso sí, a los amadísimos barones del dinero, a los especuladores, a los grandes consorcios y sus regímenes tributarios especiales ni por aproximación les tocaron un solo pétalo de sus floridos privilegios. El brillante gobierno y los cumplidores legisladores se concentraron en lo único que saben hacer a la hora de recaudar para resolver las urgencias nacionales: pegarle al ingreso y patear al consumo, en espera de que un milagro reactive la economía.
Queda una duda en torno al paquetazo 2010: recién electos como representantes del pueblo, los legisladores priístas que ahora dan cuerpo a la vigesimosexta legislatura se adelantaron a los acontecimientos y exigieron al gobierno calderonista que borrara del mapa fiscal uno de los dos impuestos en (supuesto) funcionamiento; es decir, que la Secretaría de Hacienda definiera la permanencia del impuesto sobre la renta (ISR) o el impuesto empresarial a tasa única (IETU). Calderón fingió demencia y la dependencia a cargo del doctor catarrito respondió –por llamarle de alguna manera–: el IETU es mínimo y sólo impacta a una de cada cinco empresas, y en tiempos de crisis no puede haber carga tributaria cuando el flujo es negativo. La respuesta del SAT fue más contundente: no desaparecerá ninguno de los dos gravámenes citados, pues no se ve realmente cómo se puede bajar la carga tributaria en este momento sin hacer un ajuste al gasto; no salen los cálculos.
Ya se conoce que los priístas se sumaron al carro y junto con los panistas aprobaron el incremento de la tasa del ISR (de 28 a 30 por ciento), lo que llevaría a suponer que –dentro de su exigencia– ése es el gravamen sobreviviente y que el IETU pasó a mejor vida, pero nada han informado oficialmente. ¿Será que olvidaron lo que públicamente plantearon allá por julio pasado? Pero bueno, si de cínicos se trata allí está el coordinador de la bancada tricolor, Francisco Rojas Gutiérrez, quien ayer celebró: no al IVA en alimentos y medicinas y lo hemos cumplido escrupulosamente, aunque para lograrlo dieron vía libre al alud de otros impuestos.
Es mucho pedir, pero tras la probación de la Ley de Ingresos por la Cámara de Diputados falta igual trámite en la de Senadores, quienes sí participan en estos menesteres, pero no en los del Presupuesto de Egresos. ¿Será mucha inocencia pedir a los inquilinos de Xiconténcatl que reflexionen y echen para atrás lo aprobado por los muchachos de San Lázaro? Lo es, sin duda, pero que no quede en el tintero.
Lástima que todo esto sea una vieja película, que se ve año tras año desde hace cuando menos tres décadas. Todos los años, a la hora de la Ley de Ingresos y del presupuesto de Egresos, se escucha la misma cantaleta: más impuestos, más parches, más sacrificios, más esfuerzo, más apriétense el cinturón, más de lo mismo, pues, para llegar al mismo sitio: a la nada. El país sigue dando vueltas en círculo y nada indica que abandone esa práctica en los próximos años.
Las rebanadas del pastel
Los mexicanos están preocupados, pues algo raro pasa en el pequeño reino de Felipe el Rabioso: ¿acaso habrá enfermado el inquilino de Los Pinos? ¿Compró juguete nuevo o encontró un modelo más reciente de caballito de batalla? ¿Perdió la memoria, sufrió un ataque de tos, volvió a caer de la bicicleta o, de plano, no encontró su píldora para dormir? ¿Qué será?, porque increíblemente ayer no defenestró a los electricistas para justificar el caos de su gobierno ni el hundimiento del navío de gran calado, y eso es sospechoso.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Afganistán: fracaso electoral, ocupación insostenible
Ados meses de que se realizaron los comicios presidenciales en Afganistán, el todavía mandatario de ese país, Hamid Karzai, accedió a someterse a una segunda ronda –el próximo 7 de noviembre–, luego de que la Comisión Electoral Independiente decidió reducir la proporción de votos en su favor –de 54.6 a 49.7 por ciento– a consecuencia de pruebas claras y convincentes de fraude en los sufragios.
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El Correo Ilustrado
Uno, dos, tres, Pascual…
La enseñanza que dejó la Cooperativa de Refrescos Pascual debe alentar a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LFC) a perseguir y obtener el éxito que tuvo aquella organización frente al peligro de perder su fuente de empleo.
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Carlos Martínez García: El padre del liberalismo mexicano, ¿protestante?
¿Acaso se convirtió al protestantismo el doctor José María Luis Mora? De acuerdo con dos eminentes historiadores mexicanos –uno que realiza sus investigaciones y libros entre finales del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX (Genaro García); y otro de gran calado quien hace casi cuatro décadas dio inicio a su fructífera carrera, la que sigue hoy más vital que nunca, Jean Meyer– la respuesta a nuestra interrogante inicial es un decidido sí.
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¿Acaso se convirtió al protestantismo el doctor José María Luis Mora? De acuerdo con dos eminentes historiadores mexicanos –uno que realiza sus investigaciones y libros entre finales del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX (Genaro García); y otro de gran calado quien hace casi cuatro décadas dio inicio a su fructífera carrera, la que sigue hoy más vital que nunca, Jean Meyer– la respuesta a nuestra interrogante inicial es un decidido sí.
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José Steinsleger: Argentina: el Big Brother se retuerce
Cuán vasto y profundo habrá sido el terrorismo de Estado en Argentina (1976-83), que sólo un par de años después del golpe militar la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) admitió el clima de inseguridad y miedo reinante en las redacciones del país rioplatense. Para entonces, la tarea de exterminio y ocultamiento había alcanzado sus objetivos. Sin contar las víctimas del calentamiento previo (gobierno constitucional y represivo de Isabel Martínez), 118 periodistas y escritores fueron asesinados o desaparecidos. El Big Brother mediático y los adalides criollos de la libertad de expresión no se dieron por enterados.
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Cuán vasto y profundo habrá sido el terrorismo de Estado en Argentina (1976-83), que sólo un par de años después del golpe militar la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) admitió el clima de inseguridad y miedo reinante en las redacciones del país rioplatense. Para entonces, la tarea de exterminio y ocultamiento había alcanzado sus objetivos. Sin contar las víctimas del calentamiento previo (gobierno constitucional y represivo de Isabel Martínez), 118 periodistas y escritores fueron asesinados o desaparecidos. El Big Brother mediático y los adalides criollos de la libertad de expresión no se dieron por enterados.
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Luis Linares Zapata: La clasista batalla por LFC
Desde Los Pinos han asegurado que el plan prosigue, sin titubeos, por la ruta marcada por los traficantes de influencias: la energía eléctrica y negocios anexos serán entregados al capital privado, especialmente al trasnacional. Al menos eso piensan en las altas esferas ahora que el golpe destructor ha ¿eliminado? dos de las piezas cruciales: el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y la compañía donde sus aguerridos trabajadores laboraban: Luz y Fuerza del Centro (LFC). El disolvente decreto es irreversible, afirma, lleno de chicanera altanería, el pomposo secretario de Gobernación. Pero la batalla de resistencia social, política y cultural apenas empieza y ya la marea ha empezado a modificar su curso.
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Desde Los Pinos han asegurado que el plan prosigue, sin titubeos, por la ruta marcada por los traficantes de influencias: la energía eléctrica y negocios anexos serán entregados al capital privado, especialmente al trasnacional. Al menos eso piensan en las altas esferas ahora que el golpe destructor ha ¿eliminado? dos de las piezas cruciales: el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y la compañía donde sus aguerridos trabajadores laboraban: Luz y Fuerza del Centro (LFC). El disolvente decreto es irreversible, afirma, lleno de chicanera altanería, el pomposo secretario de Gobernación. Pero la batalla de resistencia social, política y cultural apenas empieza y ya la marea ha empezado a modificar su curso.
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Arnoldo Kraus: De política y políticos
Uno de los fundadores de la bioética afirmaba que el ser humano es el cáncer de la Tierra. Tenía razón. Yo digo que la inmensa mayoría de los políticos son el cáncer, esta vez anaplásico, de los humanos (anaplásico se refiere a los tumores más agresivos). El caso del dueto Sarkozy sirve de ejemplo. Lo utilizo por su actualidad y por provenir de Francia, cuna de incontables aportes culturales, éticos y científicos. Si bien nos hemos acostumbrado a la estupidez de los políticos en Latinoamérica o en África el asunto Sarkozy hiede diferente, precisamente, porque ocurre en Europa. No hay esperanza. No hay cura. La enfermedad de la política no tiene solución.
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Uno de los fundadores de la bioética afirmaba que el ser humano es el cáncer de la Tierra. Tenía razón. Yo digo que la inmensa mayoría de los políticos son el cáncer, esta vez anaplásico, de los humanos (anaplásico se refiere a los tumores más agresivos). El caso del dueto Sarkozy sirve de ejemplo. Lo utilizo por su actualidad y por provenir de Francia, cuna de incontables aportes culturales, éticos y científicos. Si bien nos hemos acostumbrado a la estupidez de los políticos en Latinoamérica o en África el asunto Sarkozy hiede diferente, precisamente, porque ocurre en Europa. No hay esperanza. No hay cura. La enfermedad de la política no tiene solución.
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Un fantasma recorre los campos del Chaco, en el norte de Argentina. Después de meses de investigaciones y acaloradas disputas, se ha confirmado la existencia de un biotipo de sorgo de Alepo (Sorghum halepense) resistente al herbicida glifosato en la provincia de Salta. Es el primer caso de una variedad de sorgo de Alepo resistente al glifosato desde que este herbicida comenzó a usarse en el mundo, hace tres décadas. La difusión de esta maleza a través de las cosechadoras que circulan por todos lados después de cada ciclo agrícola no es un buen augurio.
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Lorenzo Córdova Vianello
Intolerancia y democracia
Aunque resulte una obviedad, en los tiempos que corren no está de más recordar que la democracia tiene en la tolerancia uno de sus pilares fundamentales. Sin tolerancia, es decir, sin una actitud de respeto frente a las ideas y posturas sostenidas por los demás —con independencia de que puede haber legítimas coincidencias o diferencias con ellas—, la convivencia democrática es, simple y sencillamente, impensable.
Todas las esferas de la vida democrática se rigen bajo esa lógica. No podría ser de otra manera, pues de lo contrario las diferencias serían irresolubles y el conflicto inevitable. Si no existe el respeto y el reconocimiento de dignidad de las convicciones y de los planteamientos de los otros, por muy profundas que sean las diferencias frente a éstos, se abona el terreno para la descalificación, el rechazo y el conflicto.
En ese sentido, la democracia se construyó como la única forma que permite la coexistencia de la pluralidad política, ideológica, religiosa, social y racial que caracteriza a las sociedades modernas, a partir de una lógica incluyente y respetuosa de las diferencias.
En efecto, el discurso antidemocrático por excelencia es aquel que desestima cualquier pretensión de legitimidad a quien piensa diferente y que incluso lo rechaza y hasta lo persigue. La historia, como sabemos, está plagada de ejemplos ominosos en ese sentido.
La tolerancia en las democracias no está referida únicamente al Estado y, en ese sentido, no sólo se traduce en la obligación de las autoridades a no perseguir posturas diferentes a las que se sostienen desde el poder político; también se impone como una actitud de los ciudadanos frente a los otros miembros de la sociedad. De otra manera, si en el tejido social permean actitudes de intolerancia, la democracia tarde o temprano se erosiona y corre el riesgo de graves distorsiones e incluso de propiciar el florecimiento de expresiones autoritarias.
El lamentable contexto de crisis económica, de inseguridad y de falta de confianza en la política y en las instituciones crea un caldo de cultivo en el cual se lesiona la capacidad de tolerancia y abona el surgimiento de pulsiones refractarias a la aceptación y el respeto de las diferencias.
En ese ambiente es frecuente que los contrastes se exacerben y que las diferencias sirvan de base para descalificaciones y eventualmente para acusaciones y denuesto.
Como se ha demostrado en incontables ocasiones, un discurso centrado en las diferencias, que las acentúe por encima de los elementos de coincidencias en una sociedad, termina por alimentar lógicas maniqueas, las amistades frente a las enemistades y, al cabo, la negación de cualquier valor a las opiniones discordantes.
En un ambiente como ese las diferencias tarde o temprano se traducen en condenas públicas construidas con base en discursos dogmáticos, equiparables a linchamientos que de democrático no tienen nada.
En días recientes hemos visto una condenable expresión de ese tono discursivo en la opobrobiosa descalificación que Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, hizo de Emilio Álvarez Icaza, uno de los más destacados aspirantes a ocupar la presidencia de la CNDH, al afirmar que él era “el más connotado abortista del DF”.
Que Valdemar no coincida con las posturas de alguien es absolutamente legítimo; sin embargo, que utilice ese tono —más desde la posición que ocupa— es preocupante, pues su descalificación no hace otra cosa más que crispar aún más una sociedad que ya está polarizada y que cada vez es más propicia a aceptar la lógica de buenos y malos, de amigos y enemigos, que, lejos de expresar una vocación democrática, fomenta justamente el énfasis en los contrastes de los que se nutren los autoritarismos.
Investigador y profesor de la UNAM
Todas las esferas de la vida democrática se rigen bajo esa lógica. No podría ser de otra manera, pues de lo contrario las diferencias serían irresolubles y el conflicto inevitable. Si no existe el respeto y el reconocimiento de dignidad de las convicciones y de los planteamientos de los otros, por muy profundas que sean las diferencias frente a éstos, se abona el terreno para la descalificación, el rechazo y el conflicto.
En ese sentido, la democracia se construyó como la única forma que permite la coexistencia de la pluralidad política, ideológica, religiosa, social y racial que caracteriza a las sociedades modernas, a partir de una lógica incluyente y respetuosa de las diferencias.
En efecto, el discurso antidemocrático por excelencia es aquel que desestima cualquier pretensión de legitimidad a quien piensa diferente y que incluso lo rechaza y hasta lo persigue. La historia, como sabemos, está plagada de ejemplos ominosos en ese sentido.
La tolerancia en las democracias no está referida únicamente al Estado y, en ese sentido, no sólo se traduce en la obligación de las autoridades a no perseguir posturas diferentes a las que se sostienen desde el poder político; también se impone como una actitud de los ciudadanos frente a los otros miembros de la sociedad. De otra manera, si en el tejido social permean actitudes de intolerancia, la democracia tarde o temprano se erosiona y corre el riesgo de graves distorsiones e incluso de propiciar el florecimiento de expresiones autoritarias.
El lamentable contexto de crisis económica, de inseguridad y de falta de confianza en la política y en las instituciones crea un caldo de cultivo en el cual se lesiona la capacidad de tolerancia y abona el surgimiento de pulsiones refractarias a la aceptación y el respeto de las diferencias.
En ese ambiente es frecuente que los contrastes se exacerben y que las diferencias sirvan de base para descalificaciones y eventualmente para acusaciones y denuesto.
Como se ha demostrado en incontables ocasiones, un discurso centrado en las diferencias, que las acentúe por encima de los elementos de coincidencias en una sociedad, termina por alimentar lógicas maniqueas, las amistades frente a las enemistades y, al cabo, la negación de cualquier valor a las opiniones discordantes.
En un ambiente como ese las diferencias tarde o temprano se traducen en condenas públicas construidas con base en discursos dogmáticos, equiparables a linchamientos que de democrático no tienen nada.
En días recientes hemos visto una condenable expresión de ese tono discursivo en la opobrobiosa descalificación que Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, hizo de Emilio Álvarez Icaza, uno de los más destacados aspirantes a ocupar la presidencia de la CNDH, al afirmar que él era “el más connotado abortista del DF”.
Que Valdemar no coincida con las posturas de alguien es absolutamente legítimo; sin embargo, que utilice ese tono —más desde la posición que ocupa— es preocupante, pues su descalificación no hace otra cosa más que crispar aún más una sociedad que ya está polarizada y que cada vez es más propicia a aceptar la lógica de buenos y malos, de amigos y enemigos, que, lejos de expresar una vocación democrática, fomenta justamente el énfasis en los contrastes de los que se nutren los autoritarismos.
Investigador y profesor de la UNAM
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