8/15/2010

La columna de Sara Sefchovich


Sara Sefchovich
Perder elecciones

En las recientes elecciones de julio, el PRD perdió Zacatecas, después de dos periodos de gobernar ese estado. En un diagnóstico interno del partido para explicárselo, se aseguró que los problemas que llevaron a ese resultado fueron el clientelismo, los privilegios para un grupo, la intransigencia y el no buscar candidatura de unidad.

Unas semanas antes, Francisco Labastida Ochoa, ex candidato a la Presidencia de la República en el 2000 y primer perdedor del Partido Revolucionario Institucional, habló y, a toro pasado, levantó el dedo flamígero contra el ex presidente Ernesto Zedillo, a quien acusó de ser “el engrane mayor de la debacle de su partido hace una década”. Las palabras que usó fueron fuertes: “El presidente no se identificaba con el PRI y quería que perdiera las elecciones constitucionales”. “Yo creo que él pensaba que era bueno que el partido perdiera. No se cuál sea la razón, pero si sé cuál es la decisión. Quería que el partido perdiera”.

Cuando en 2006 el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró a Felipe Calderón ganador en la contienda presidencial por sobre Andrés Manuel López Obrador, éste acusó al presidente Fox, al Instituto Federal Electoral, a los jueces, a los medios de comunicación y a los empresarios por haber perdido. Ninguno de ellos consideró ni remotamente que el hecho de que perdieran pudiera ser la voluntad de los ciudadanos.

Este modo de entender las cosas es típico de la cultura política mexicana. No hay partido ni candidato que cuando pierde no diga que hubo fraude, manipulación, engaño o escamoteo de votos y que culpe de ello a todos los que tienen algún poder o fuerza. Lo hizo el propio Andrés Manuel en varios momentos de su carrera política, lo hizo Vicente Fox, que dos veces contendió por la gubernatura de su estado y, según los suyos, dos veces la ganó, aunque la primera “le escamotearon el triunfo” y lo hicieron ahorita algunos de los perdedores de las elecciones del mes pasado.

Lo que me parece interesante es que, de acuerdo con este modo de entender las cosas, ganar o perder una elección no tiene nada que ver con los ciudadanos que votan, con el buen o mal gobierno del partido en el poder al que así se premia o castiga o con el proyecto de algún candidato. Todo es solamente atribuible a estrategia y aliados, a mejor o peor publicidad, a más o menos recursos. Según los partidos, ellos todo lo hacen y organizan, con ayuda o impedimento de los medios, los ricos y los poderosos. Si ellos se equivocan en su estrategia, todo se cae. Si ellos lo organizan bien, todo sale. Los ciudadanos no tienen nada que ver, ni su voto significa una manera de demostrar lo que no quieren o lo que sí quisieran.

Por eso cuando Labastida le atribuye a Zedillo como voluntad deliberada que haya ganado el PAN en el 2000 no se siente ni tantito conminado a explicar cómo se supone que el ex presidente convenció a 16 millones de mexicanos de votar por Fox. Y ahora que el PRD perdió en Zacatecas ni por asomo alguien lo atribuye a alguna posible molestia ciudadana con el gobierno perredista.

Pero ese modo de pensar está tan metido en nosotros que hasta cuando la Selección Mexicana perdió en Sudáfrica, en lugar de atribuirlo al mejor o peor entrenamiento y capacidad de los jugadores, a la preparación de los contrincantes o a las circunstancias del momento en que se realizaba el juego, se prefirió echarle la culpa al entrenador y además atribuirle —igual que a Zedillo— una supuesta oscura traición. En un diario de circulación nacional se aseguró que Aguirre recibió instrucciones para perder y las obedeció: “Mete a gente que no sea de peligro —le habrían dicho— para que echen a perder el juego”. Y su respuesta habría sido: “Voy a hacer lo posible por perder”.

Tanto rollo sobre democracia y participación ciudadana y a la hora de la hora parece que los únicos que no tienen vela en el entierro para que alguien gane o pierda una gubernatura o una presidencia son los ciudadanos. ¡Ni siquiera a la hora de ganar o perder un partido de futbol resulta que los responsables son los jugadores del equipo!

sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM

No hay comentarios.:

Publicar un comentario