11/10/2011

Peña, la CIDH y las violadas




Utopía


Eduardo Ibarra Aguirre



Transcurridos tres años de paciente espera, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos admitió el caso de tortura sexual de 11 mujeres violadas durante los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006, en Texcoco y San Salvador Atenco, estado de México.

Con la admisión del caso por la CIDH, al concluir su 143 periodo ordinario de sesiones el pasado 4 de noviembre, se aprobó el informe “512-08-Mariana Selvas Gómez y otras, México”, con lo quedó abierta la posibilidad de que eventualmente pase a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y se condene al Estado mexicano por la tortura ejercida contra 11 mujeres que presentaron la denuncia, de un total de 26 violadas por elementos de la Agencia de Seguridad Estatal cuando la encabezaba Wilfrido Robledo Madrid, más tarde premiado con cargos públicos federales, mismos que las custodiaban en el interior de los vehículos donde eran trasladadas hacia el penal de Santiaguito, luego de ser detenidas por “participar en los disturbios” en Texcoco y Atenco.

Las violadas fueron parte de las 47 mujeres detenidas en los operativos ordenados por el entonces gobernador mexiquense y ahora precandidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, quien ordenó desalojar violentamente a un grupo de floricultores en San Salvador Atenco. En ese momento, más de 3 mil agentes policiacos dejaron un saldo de 207 personas detenidas; dos muertos: Javier Cortés Santiago, de 14 años, y Alexis Benhumea, estudiante que murió un mes después del operativo; y decenas de personas torturadas, entre ellas las 26 víctimas de abuso sexual.

Testimonios ministeriales y periodísticos registran que los violadores portaban condones y fueron estimulados con películas de sexo explícito, lo cual muestra que se trató de un operativo deliberadamente calculado por los jefes de la ASE y Peña Nieto, aunque si bien no existen pruebas de que las órdenes provinieron de él, son abundantes sus declaraciones periodísticas para justificar los hechos represivos y criminales de sus subordinados.

Las valerosas denunciantes son Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales, María Patricia Romero, Norma Aidé Jiménez, Claudia Hernández, Bárbara Italia Méndez, Ana María Velasco, Yolanda Muñoz, Cristina Sánchez, Patricia Torre y Suhelen Gabriela. Vale la pena recuperar los nombres porque son infrecuentes las denuncias de los violadores que se reproducen como hongos en el entorno familiar e inmediato de las víctimas, protegidos como están por la impunidad, más aún cuando autoridades gubernamentales están involucradas en hechos de violencia sexual, así sea el hombre al que, paradójicamente, algunas mexiquenses le lanzan gritos y frases sexistas.

Hace tiempo que en este espacio se insiste en prever que la contienda presidencial con Enrique Peña como abanderado del Institucional, se cruzaría con procedimientos ministeriales y hasta judiciales en Madrid, Santiago de Chile y Washington –porque en México los cauces de la justicia están sumamente estrechos, corrompidos e ineficientes--, y lo peor que le podía suceder al joven del popular copete que ahora niega ser “el candidato de Televisa” y estar apadrinado por el cada día más impresentable Carlos Salinas, es que ya tiene encima la acusación.

De ninguna manera sugiero que la CIDH laboró con la vista puesta en el calendario azteca. Pero el informe de admisibilidad seguramente estará presente en la contienda formal que se avecina y, entonces y sólo entonces, Peña Nieto y Vicente Fox comprenderán que procedieron ilegalmente y que ello tiene costos políticos y jurídicos, aunque sean tardíos.

Acuse de recibo

“Al reconocer las dificultades y enfrentarlas conociendo las imparables manifestaciones dentro de un compendio de desigualdades electorales, surge la experiencia vivida con el valor de la honradez, de los programas establecidos que nos capacitan día a día, acrecentando la inteligencia, la cordura y la fe en nosotros mismos, que nos proporcionan todas las posibilidades de la enseñanza que representa la fuerza y la paciencia que nos conducen al éxito”. El comentario es de Norma Esperanza Falcón Ruiz, de Villahermosa, Tabasco, y corresponde a la Utopía anterior… Sobre el mismo texto, pero en Acuse de recibo, Luis Enrique Torres Prieto aclara: “Con verdadera alarma y tristeza me enteré que uno más de los compañeros de lucha, Rafael Jacobo García, había muerto; pero afortunadamente tus líneas, por esta ocasión, no estaban del todo ciertas, sin embargo tus referencias no estaban del todo equivocadas, pues acabo de hablar por teléfono con su hijo José Jacobo y me informó que lamentablemente está muy enfermo de cáncer; razón por la cual y obedeciendo sus instrucciones se lo llevaron a su tierra Durango; y si deseas más información te envío su teléfono. Sin embargo, muchas gracias por el aviso”... Aclaro que “tus líneas” corresponden al colega y paisano Gerardo Unzueta Lorenzana, quien no afirmó lo que le atribuye el ingeniero Torres.

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