Periodistas por el Respeto de los Derechos Sexuales y Reproductivos de la Juventud
Sector Salud no lo considera indicador de vulnerabilidad
Por: Guadalupe Cruz Jaimes
Cimacnoticias | México, DF.-Para disminuir la transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH-Sida) en las migrantes y en las cónyuges de migrantes, la Secretaría de Salud (Ss) debe diseñar una estrategia de prevención y atención de la enfermedad en esta población.
Para iniciar, el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH (Censida) debe generar información estadística que permita medir la incidencia de la migración en los nuevos casos de personas con el virus, indicó a Cimacnoticias Alejandrina García, coordinadora del Programa de Mujeres y VIH de la organización civil Salud Integral para la Mujer (Sipam).
A partir de los resultados, la Ss y el Censida deben incluir a estas mujeres en el diseño de la estrategia de respuesta a la enfermedad, que hasta ahora se centra principalmente en hombres que tienen sexo con hombres.
Y es que a pesar de que diversas investigaciones en México señalan que la migración aumenta la vulnerabilidad de las mujeres a contraer VIH-Sida, ellas siguen fuera de la política pública de respuesta a la enfermedad.
Un ejemplo de la nula atención es que las mexicanas de zonas rurales que adquieren el virus a través de sus cónyuges migrantes carecen de información sobre el VIH-Sida, tampoco tienen acceso a pruebas de detección, ni la posibilidad de adherirse a tratamiento en caso de ser positivas a esta infección.
García indicó que la situación es grave porque la migración lleva el virus a comunidades “alejadas y pobres”, sin acceso a servicios de salud donde puedan obtener información y métodos para prevenir la transmisión de la infección.
El problema es ignorado por las autoridades del Sector Salud, quienes no consideran este indicador de vulnerabilidad en sus estadísticas (es decir, si la persona ha migrado o su pareja), y tampoco se interesan en crear un estrategia para responder al VIH-Sida en las comunidades que de forma histórica han sido expulsoras de migrantes.
La activista indicó que Michoacán es el único estado donde la migración se incluyó entre los factores de vulnerabilidad al virus, al momento de medir la prevalencia de la enfermedad. Y han encontrado una relación entre los municipios con alto índice de migración y el número de nuevos casos de VIH.
Añadió que en Guanajuato hay esfuerzos por parte de la sociedad civil para dimensionar la problemática, ya que han identificado mujeres con la misma historia: “sus parejas migrantes les transmitieron el virus”.
En general, apuntó García, mujeres y hombres salen de sus comunidades en buen estado de salud, pero en el camino y en el lugar de destino están expuestos a situaciones de riesgo y no tienen cómo protegerse de adquirir la infección.
El riesgo “no sólo tiene que ver con relaciones sexuales, también si son agredidos y les generan heridas, o si sufren algún accidente”.
Aunque en el caso de las mujeres que migran el peligro inminente es la violencia sexual, condición en la que no pueden negociar el uso del preservativo.
En este escenario “son tan vulnerables quienes migran como las que permanecen en sus comunidades”, refirió la integrante Sipam, organización que trabaja el tema de migración y VIH desde 2008 a partir de que conocieron diversos casos de mujeres con el virus en comunidades rurales de Guerrero, quienes adquirieron la infección a través de sus esposos cuando ellos volvieron de Estados Unidos.
En la región de la costa guerrerense hay hombres que ya no regresan a sus comunidades por temor a ser discriminados, y otros que vuelven con el diagnóstico positivo al VIH y deciden no atenderse por miedo al estigma.
Las mujeres enfrentan una situación semejante para evitar ser discriminadas, pero a mediano o largo plazo llegan a los servicios de salud con enfermedades avanzadas ligadas al Sida.
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