12/11/2012
Peña, Ebrard y Mondragón, quieren limpiar su cara enlodada culpando a 14 jóvenes presos
Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard, Miguel Mancera, el policía Mondragón, deben dejar de hacer el ridículo con argumentos tontos, sin substancia (“estamos investigando”) y poner en libertad a los 14 presos políticos estudiantiles que siguen en la cárcel por protestar contra la imposición de Televisa. Comunidades de artistas, abogados, padres de familia y demás, han exigido la libertad de todos los presos del primero de diciembre. ¿Serán tan derechistas, tan bobos, esos gobiernos para no tener en cuenta que los están mirando por la población como los nuevos dictadores? No tienen pruebas, no tienen evidencias, pero lo más grave es que no tienen razones para seguir manteniendo en prisión a preso político alguno. Y tienen a 14 jóvenes presos por el solo hecho de protestar. ¿Será como aquella figura del ladrón que grita fuerte contra el delincuente para tapar que él, (en este caso el gobierno), es el verdadero asaltante?.
2. Peña Nieto es el primer “gobierno del Nuevo PRI” con el que se quiere lavar su funesta historia de 83 años el viejo PRI. Desde el primer día del gobierno de Peña -en su toma de posesión- se le cayó la máscara manchada que tanto sujetó sucia con el uso de dinero y tarjetas en su campaña política. El PRI de Peña –con dinero y otras ofertas- pudo amarrar fácilmente a los partidos políticos en un “pacto”, pero no tuvo la capacidad para convencer a los movimientos sociales que durante más de seis meses han venido reclamándole violaciones de derechos. Pero no toda la furia del pueblo fue concitada por la imposición de Peña Nieto por Televisa porque ya el gobierno anterior de Felipe Calderón traía contra él un terrible odio; pero estalló contra Peña porque no supo negociar o tratar correctamente el descontento. De estas pifias está llena la historia.
3. En 1968 se acusó a los estudiantes de ser comunistas, de estar armados, de ser los que iniciaron en Tlatelolco los disparos contra los soldados y que éstos solamente respondieron a la agresión; esta imbecilidad propagada por el fascista de gobierno de Díaz Ordaz y sus militares, ha sido enterrada por las muchas investigaciones realizadas alrededor. Lo mismo puede decirse del asesinato de estudiantes el 10 de junio de 1971 por el rumbo de San Cosme y Santo Tomás estando en el gobierno Echeverría Álvarez con el amenazador argumento de que los estudiantes eran provocadores porque salían a protestar en las calles. ¿Cuándo los gobiernos mexicanos van a reconocer que ellos mismos planean o diseñan la represión para golpear y asesinar a líderes de los movimientos? Nunca lo harán porque ellos mismos se quitarían las máscaras y no podrían justificar su actitud.
4. Dicen: “Alguien tiene que pagar lo vidrios rotos, la limpia de las paredes”, sobre todo debe tapar el descontento en el país y el verdadero carácter represivo de los gobiernos. Hoy tocó a los 14 estudiantes del 132 o trabajadores; mañana no sabemos a cuántos. La represión total y selectiva contra las protestas públicas ha estado presente en todas las épocas de la historia; se registró durante los 71 años de gobiernos del PRI y 12 de presidentes del PAN. Los daños de los 14 inculpados que siguen en la cárcel son nada comparados con el derrumbe y el saqueo de las riquezas del país registrados durante los cuatro sexenios más recientes. Lo que el gobierno y el Estado buscan no es que los jóvenes reparen los daños, sino meter una ley para que no vuelvan a salir a protestar, que cuando quieran pidan permiso, que lo hagan en lugares cerrados y en horas que nadie se entere.
5. Pero, por otro lado, si con nuestras luchas y protestas liberamos a los 14 presos significa que los estudiantes, los ciudadanos, el pueblo, podemos seguir ejerciendo nuestro derecho humano de protesta porque nos las hemos ganado; significa que México es un país donde se respetan algunas libertades ciudadanas y pueden ejercerse porque luchamos por ellas y estamos siempre vigilantes. Tiene que subrayarse que dejar que nuestros luchadores sociales sigan en las mazmorras de la clase dominante es permitir que nos sigan sometiendo e incluso que nos impongan leyes para prohibir nuestras protestas. ¿Se olvida acaso que nuestros abuelos y nuestros padres lograron conquistar derechos políticos y sindicales que hoy estamos perdiendo por cierta cobardía? Es tiempo ya que los campesinos reivindiquen sus derechos a la tierra, a los créditos, a los tractores y demás instrumentos; así como los obreros recuperen sus derechos sindicales, prestaciones y aumentos salariales.
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