¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!,
fue una de las consignas expresadas en Madrid
Advierte el ministro de Justicia que no piensa cambiar la ley que restringe libertades a la mujer
Vanguardia de la manifestación en favor del aborto, efectuada ayer en Madrid.Foto Ap
Movilización en Marsella, Francia, contra la ley del gobierno español
que limita derechos de la mujer a la interrupción del embarazoFoto Reuters
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 20
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 20
Madrid, 1º de febrero
Con las consignas
¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!, decenas de miles de personas se manifestaron en esta capital para defender el derecho
fundamentalal aborto en España y en repudio a la ley gubernamental del conservador Mariano Rajoy, que incluye la prohibición de la mayoría de los supuestos para la interrupción voluntaria del embarazo.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, tildó de
gritose
insultoslas movilizaciones sociales y advirtió que no piensa cambiar la ley ni retirararla.
España, fiel a su historia, camina de nuevo a contracorriente. Ya lo hizo durante la Contrarreforma o con el régimen franquista mientras en el resto de Europa prevalecía el libre pensamiento y la democracia. Y ahora estamos en medio de un nuevo retroceso que nos sitúa al borde del siglo XIX, explicó Elena Jiménez, una de las asistentes a la manifestación contra la ley del aborto del gobierno y del Partido Popular (PP).
Una marcha a la que acudieron decenas de miles mujeres, hombres,
niños, niñas, ancianos y ciudadanos indignados. Una protesta que se
tiñó de violeta en el centro de la capital, como el símbolo de una
mareaque emerge con fuerza para contrarrestar el ataque del gobierno a los derechos de la mujer.
El gobierno de Rajoy no ha cumplido ninguna de sus promesas
electorales salvo su compromiso ante los jerarcas de la Iglesia
católica y de los grupos ultraconservadores de derogar la actual ley de
interrupción voluntaria del embarazo, que fue aprobada en 2010.
La normativa, redactada y puesta en marcha por el entonces gobierno
del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, contó con el apoyo de la
mayoría de los grupos parlamentarios –salvo el PP– y logró un hito en
la historia reciente: que se redujeran los abortos.
Pese a los buenos resultados y que la ley vigente es una de las más
progresistas de Europa en el reconocimiento de los derechos de la
mujer, el gobierno de Rajoy pretende aprobar una nueva legislación que
hará prácticamente imposible la práctica de un aborto, al reconocer
únicamente los supuestos de violación y riesgo para la vida de la madre.
Ambos
casos deberán estar sustentados en dos informes médicos y, en el caso
de la violación, además en una denuncia policial que certifique la
agresión. Por primera vez desde 1985 se excluirá como argumento para
practicar un aborto la malformación del feto.
Desde que se presentó la nueva propuesta de ley, los colectivos de
mujeres de España y de parte de Europa iniciaron las movilizaciones
para exigir su suspensión, pero la cita de este sábado se fijó como el
punto de partida de una serie de protestas que auguran una primavera de
intensas reivindicaciones en la calle.
La manifestación en Madrid se inició con la llegada del llamado
Tren de la libertada la estación de Atocha y a partir de ahí miles de ciudadanos recorrieron la capital en una marcha a la que también acudieron colectivos de todo el país para exigir la dimisión del ministro de Justicia y de la ministra de Sanidad, Ana Mato.
La nueva ley no supone una vuelta a 1985 ni a la época de Franco, es volver a la Edad Media, donde el Estado es el dueño del cuerpo de la mujer y la Iglesia, propietaria de su alma. Por eso aquí peleamos para que los abortos se hagan en territorio español, no en Londres ni en París, aseguró Lola, durante la manifestación una militante feminista de la provincia de Málaga. La mujer, leyó algunas de las reivindicaciones que le presentarán al gobierno.
Esta ley es una agresión a la democracia. Los partidos totalitarios se definen no sólo por intentar controlar lo público, sino también la vida privada de los ciudadanos. Y esto es claro ejemplo de ello, afirmó el poeta Luis García Montero, quien acudió a la manifestación con su pareja, la escritora Almudena Grandes, quien advirtió que
la nueva ley ha sido el capricho de un ministro que ha antepuesto sus convicciones religiosas al interés general sin atender la voluntad mayoritaria. Me parece un gesto de un autoritarismo intolerable y una anomalía democrática.
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