6 de febrero, Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Ablación
Jennifer Chepochepunyo Kibon, una de las tres mujeres de Kenia que han transmitido su testimonio de lucha contra la Mutilación Genital Femenina (MGF)
Madrid, 04 febrero. 14. AmecoPress. Jeniffer
Chepochepunyo Kibon es una de las madres de la zona de Marigat (Kenia)
que decidió no mutilar a sus hijas y Janet Naningoi Tumer es una joven
keniata que se negó a sufrir la ablación. Ahora luchan contra la
Mutilación Genital Femenina (MGF) y los matrimonios forzados en su
país. Y lo hacen con la ayuda de mujeres como Tabitha Parteneu,
encargada del proyecto de prevención de la ablación que World Vision
realiza en Marigat. Se enfrentan a una tradición cultural que cada año
es responsable de que en África 3 millones de niñas sufran la
extirpación parcial de sus genitales externos, con dramáticas
consecuencias físicas y psicológicas. Hoy han estado en Madrid,
compartiendo su testimonio de lucha y de liberación.
La MGF es una
práctica que, a todas luces, se reconoce como una violación de los
Derechos Humanos de las niñas, adolescentes y mujeres y que refleja
cuán profunda es la discriminación hacia las niñas y mujeres en los
países en los que se practica. Aunque no se sabe con certeza el origen
de esta práctica, en pleno siglo XXI, la ablación se realiza en 28
países africanos, a pesar de que en 20 de ellos está penalizado.
También se practica en algunos países del Medio Oriente y Asia, y en
más de 12 países industrializados con población inmigrante con
tradición de MGF.
Según datos de
la OMS (informe de 2010), entre 100 y 140 millones de niñas y mujeres
en todo el mundo han sufrido una forma de ablación o mutilación genital
femenina, de los cuales alrededor de 91 millones son niñas africanas
menores de 9 años. De acuerdo con los datos de Naciones Unidas, cada
año 3 millones de niñas en África están en alto riesgo de sufrir la
mutilación genital femenina.
Coincidiendo
con el Día Mundial de Tolerancia Cero contra la Ablación, el 6 de
febrero, y como parte de la campaña www.stopablacion.org, la ONG de
desarrollo y ayuda humanitaria World Vision y el Centro Médico Dr.
Palomo han organizado una jornada informativa sobre las consecuencias
vitales, emocionales y médicas que tiene dicha práctica. Para ello, han
invitado a estas tres mujeres keniatas que, en un momento de su vida
fueron conscientes de los peligros de la ablación y de que “las mujeres
también tenemos derechos”.
Ignacio
Palomo, médico especialista en Ginecología y Obstetricia, ha explicado
las consecuencias de esta práctica que por lo general, además, se
realiza en condiciones higiénicas deficientes, utilizando medios que
van desde una navaja, una cuchilla, una lata, un vidrio roto o
cualquier otro objeto que permita cortar. Posteriormente, a la herida
se le colocan ungüentos, leche, ceniza, hierbas u otros elementos
supuestamente cicatrizantes.
Las
consecuencias dependen del tipo de operación, de si se ha realizado en
las condiciones de esterilidad óptimas, de las habilidades de la
persona que la realiza –generalmente una comadrona- y del estado de
salud de la niña cuando es mutilada. Dolores, hemorragias, infecciones
que pueden resultar mortales, transmisión de hepatitis o SIDA,
infecciones de orina, dislocación de huesos (por la fuerte presión que
ejerce el adulto que sujeta a la niña durante la operación), dolor y
lesiones durante las relaciones sexuales, esterilidad, dificultad para
dar a luz, fístula (con la consecuente incontinencia urinaria e incluso
fecal), dolor menstrual, problemas de riñón, entre otras, son bastante
habituales.
El doctor
también ha explicado que desde el punto de vista psicológico, las
mujeres a las que se les practica la ablación sufren nerviosismo,
ansiedad, irritabilidad, depresión, inhibición de la libido,
insensibilidad y trastornos de personalidad.
Educación
“Todos somos
corresponsables” ha dicho Palomo, “y cortar de raíz esta práctica tiene
que ver con la educación. Hemos comprobado que cuando las mujeres tiene
acceso a una cultura diversa, empiezan a bajar las mutilaciones”.
Los
testimonios de estas mujeres verifican la tesis del doctor. Fue a
través de la educación que tuvieron conocimiento de las nefastas
consecuencias que ablación tenía sobre ellas y también de sus derechos
como mujeres.
“Tengo derecho
a decir no a una práctica que perjudica mi vida”, ha afirmado
categórica Jeniffer Chepochepunyo Kibon una de las madres de la zona de
Marigat (Kenia) que decidió no mutilar a sus hijas. Para ello, tuvo que
enfrentarse a su marido y pedir ayuda al jefe de su tribu para que le
permitiera hablar con la gente y concienciar.
También la
joven Janet Naningoi Tumer fue consciente de sus derechos a través de
la información que le llegó por parte de su profesor. Fue rechazada por
su familia por negarse a sufrir la MGF y apoyada por World Vision, se
propuso estudiar y trabajar para que otras mujeres siguieran su
ejemplo.
“Es necesaria
una labor intensa de concienciación en las comunidades”, ha asegurado
Tabitha Parteneu, que trabaja desde hace 6 años en Marigat, al oeste de
Kenia, donde es directora del proyecto de prevención de la ablación de
World Vision. En su intervención ha explicado cómo trabajan para
desterrar las prácticas culturales dañiñas que incluyen tanto la
ablación como los matrimonios forzados a edades tempranas. Y es que la
ablación está ligada al derecho al matrimonio, a la capacidad para
participar en determinadas ceremonias sociales e incluso al derecho a
ser heredera en el caso de que el marido muera.
Una realidad
que cambia lentamente gracias sobre todo al esclarecimiento. “Hablamos
con las niñas y niños y les pedimos que nos ayuden a difundir la
información; nos dirigimos también a las matronas, para que dejen de
practicar la ablación y se conviertan en activistas con nosotras y
ayudamos también a las niñas que se escapan de sus familias,
ofreciéndoles los llamados Centros de Rescate, en donde se realiza un
trabajo orientado a la reconciliación entre la niña y la familia”,
contaba Tabitha en la rueda de prensa.
World Vision
es una OHG de desarrollo y ayuda humanitaria que lleva varios años
poniendo en marcha proyectos de prevención de la ablación o mutilación
genital femenina en países como Kenia, Malí o Somalia. Se trata de
programas a través de los cuales se explica a las comunidades las
consecuencias que la ablación supone para la salud física y psicológica
de las niñas y para desterrar prejuicios y mitos que sostienen esta
práctica. Susana Oliver, directora de proyectos de la organización en
España, que ha intervenido en la rueda de prensa, ha pedido
colaboración para conseguir apoyo a estos proyectos. La organización ha
creado la web www.stopablación.org donde es posible informarse sobre
esta realidad y apoyar.
Foto: archivo Amecopress
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