Miguel Concha
El séptimo informe
de violaciones a derechos humanos (vdh) elaborado por las organizaciones
Acción Urgente para Defensores de Derechos Humanos AC, Comité Cerezo
México y la Campaña Nacional contra la Desaparición Forzada, refleja la
magnitud y gravedad de las vdh cometidas por el Estado en contra de las
personas defensoras de derechos humanos, quienes, por ejercer o defender
uno o varios derechos, fueron agredidas.
Las violaciones documentadas en este informe son la ejecución
extrajudicial, la desaparición forzada, la detención arbitraria y las
amenazas, hostigamiento y ataques físicos. En todos los casos reseñados
el perpetrador es (por comisión, omisión o aquiescencia) el Estado
mexicano, y los hechos documentados que constituyen la violación a los
derechos humanos son consecuencia de la denuncia política o la defensa
de los derechos humanos que realizaba la víctima. Las tres
organizaciones han elaborado y publicado desde 2012 siete informes, uno
por año, y por ello prácticamente han documentado todo el actual
sexenio. A ello se debe el título del actual, Defender los derechos humanos en México: El sexenio de la impunidad. Junio de 2017 a mayo de 2018, que resume lo vivido por una parte de la población del país.
Desde el punto de vista de estas organizaciones, la impunidad es
consecuencia de que las vdh son resultado de una práctica sistemática y
generalizada. De una estrategia de represión política dirigida con mayor
recurrencia en contra de quienes denuncian que las reformas
estructurales neoliberales aprobadas al final del sexenio de Felipe
Calderón, y a lo largo del actual sexenio, violan legalmente los
derechos humanos de grandes capas de la población.
He aquí algunos datos documentados durante el año que sustentan lo
que las organizaciones autoras del informe afirman: “(…) el primer lugar
lo ocupan, con 224 actos de vdh, quienes denuncian la reforma
educativa, de corte neoliberal, aprobada en este sexenio; en segundo
lugar, con 219 actos de vdh, están aquellos que ejerciendo el derecho
humano a la protesta, son reprimidos; el tercer lugar, con 74 actos de
vdh, corresponde a los defensores que de manera general defienden la
tierra y el territorio, indígenas y no indígenas, e incluso comunidades
urbanas que resisten a las políticas extractivistas o privatizadoras del
territorio. Y siguen los ambientalistas, con 72 actos de vdh. En el
séptimo lugar, con 38 actos de vdh, agrupamos a las organizaciones
sociales nacionales o grandes a escala territorial que defienden una
gran variedad de derechos humanos y son reprimidos no necesariamente por
la defensa exclusiva de algún derecho, sino por la labor que realizan
en pro de una vida digna como sinónimo de los derechos humanos”.
Desde el punto de vista de estas organizaciones, hay también una
correspondencia entre el modelo económico que se ha implementado en
México y el alza en el número de vdh, pues esta política económica
neoliberal antepone el lucro, el despojo, la explotación y el capital, a
la dignidad y a la seguridad humanas; al desarrollo armónico entre el
ser humano y la naturaleza, y entre los mismos hombres y mujeres que
ocupamos distintas posiciones en el modelo de sociedad vigente.
El presente sexenio todavía no culmina, y sin embargo las
organizaciones hacen todavía el esfuerzo por contabilizar desde
diciembre de 2012 hasta mayo de 2018 las vdh más graves.
He aquí los números duros, expresión sangrante del sufrimiento de miles, quizás millones, de compatriotas:
Del año 2006 a la fecha 3 mil 967 personas han sufrido detenciones arbitrarias con el objetivo de interrumpir su labor de defensa de los derechos humanos o disolver actos en los que se ejerce el derecho humano a la protesta.
De 2006 a la fecha 228 defensores de derechos humanos o luchadores sociales han sido ejecutados como una forma para detener su trabajo de defensa de los derechos humanos.
“El uso de la ejecución extrajudicial, en el periodo que abarca este
informe, se recrudece en contra de periodistas…”. E igualmente en contra
de los defensores de la tierra y el territorio, indígenas y no
indígenas. Y por último, tenemos la cifra de las víctimas de
desaparición forzada: 165 defensores de derechos humanos han sido
víctimas de esta grave vdh, a pesar de que el caso de los 43 normalistas
de la normal rural de Ayotzinapa obligó al Estado a disminuir esta
práctica y tratar de ocultarla. Ello no obstante, éste continuó con la
desaparición de personas defensoras de derechos humanos. Lo que hace que
para las organizaciones que documentaron esa cifra esta práctica sea
sistemática, generalizada y transexenal, pues Felipe Calderón también es
responsable de desapariciones forzadas por motivos políticos.
Aún no termina este sexenio, y tenemos la esperanza de que con el
inicio del próximo las vdh dejen de ser una práctica sistemática del
Estado para desarticular, desorganizar y controlar a la población que
exige el respeto a su dignidad y el acceso a condiciones de vida dignas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario