Mario Villar
Naciones Unidas, 1 sep (EFE).- Son mujeres, de Suramérica y desde
este mes ocupan dos de los cargos más importantes de la ONU. Michelle
Bachelet y María Fernanda Espinosa han conseguido convertir 2018 en el
año de las latinoamericanas en Naciones Unidas.
La expresidenta chilena, de 66 años, es desde este 1 de septiembre
alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Y la excanciller ecuatoriana, de 53, asumirá el próximo día 18 la
presidencia de la Asamblea General de la ONU durante el 73 periodo de
sesiones, que dura aproximadamente un año.
Ninguno de los cargos había sido ocupado antes por una mujer latinoamericana.
En el caso de Bachelet, la dirigente socialista estará durante los
próximos cuatro años al frente de la gran maquinaria de Derechos Humanos
de la organización, con sede central en Ginebra.
El puesto de alto comisionado se creó en 1994 y tuvo como primer
ocupante a un latinoamericano, el ecuatoriano José Ayala-Lasso, un
privilegio que la región no había vuelto a disfrutar hasta ahora.
Bachelet es la cuarta mujer elegida para el cargo tras la irlandesa
Mary Robinson (1997-2002), la canadiense Louise Arbour (2004-2008) y la
sudafricana Navi Pillay (2008-2014).
Mientras, el puesto que ocupará Espinosa existe desde la creación de
Naciones Unidas y, dado que cambia cada año, por él han pasado más de
setenta personas.
Nunca lo había ocupado, sin embargo, una mujer latinoamericana, a
pesar de que la región lo ha tenido a disposición en una docena de
ocasiones.
Los elegidos hasta ahora siempre habían sido hombres, desde el
brasileño Oswaldo Aranha en 1947 hasta el nicaragüense Miguel d'Escoto
en 2008.
El puesto, no sólo en el caso de Latinoamérica, ha estado dominado
abrumadoramente por varones, pues sólo tres mujeres habían sido elegidas
antes que Espinosa: la india Vijaya Lakshmi Pandit en 1953, la
liberiana Angie Brooks en 1969 y Sheikha Haya Rashed Al Khalifa, de
Baréin, en 2006.
En esta ocasión, la diplomática ecuatoriana derrotó en las elecciones
celebradas el pasado junio a otra latinoamericana, Mary Elizabeth
Flores, al conseguir el respaldo de 128 de los 193 Estados miembros
frente a los 62 apoyos que obtuvo la hondureña.
Para Fred Carver, experto de la organización británica United Nations
Association, aunque todos los nombramientos de la ONU debe basarse
"estrictamente en mérito, es maravilloso ver un cambio parcial de la
histórica infrarrepresentación de las mujeres en lo más alto del sistema
de Naciones Unidas".
La presencia de varias mujeres en los puestos clave de la
organización es una decisión muy calculada por parte de su líder,
António Guterres, y respaldada por una gran mayoría de países.
Guterres dio la sorpresa al ser elegido en 2016, precisamente cuando
numerosos Gobiernos reivindicaban la necesidad de poner de una vez por
todas a una mujer al frente de la ONU.
El diplomático portugués, a cambio, llegó con una contundente agenda
de igualdad de género, que incluía el compromiso de lograr a corto plazo
la paridad en los puestos de más alto nivel.
La promesa ya se ha cumplido y superado, pues además de paridad en el
máximo escalafón, desde mayo hay también tantas mujeres como hombres al
frente de los equipos de la organización repartidos alrededor de todo
el mundo.
Guterres, hombre y europeo, optó desde el primer momento por rodearse
de mujeres del llamado "Sur Global", situando a la nigeriana Amina
Mohammed como su "número dos" y a la brasileña Maria Luiza Ribeiro
Viotti como jefa de gabinete.
El nombramiento de Bachelet, -a diferencia de Espinosa elegida
personalmente por el secretario general y no por los países-, encaja
perfectamente en esa apuesta por el protagonismo de la mujer y por el
equilibrio regional.
Según su portavoz, Stéphane Dujarric, Guterres ve la paridad como
"una prioridad" y siempre considera "muy importante" mantener un balance
regional adecuado.
Eso, de ningún modo, resta valor a los méritos de Bachelet y
Espinosa, cuyas cualidades han sido ampliamente alabadas en la
organización.
"Eran las mejores candidatas para esos puestos", apunta Dujarric, que asegura que la ONU está "deseando tenerlas a bordo". EFE
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