Gustavo Leal F.*
En noviembre de 2010, Gerardo Esquivel –designado subsecretario de Egresos del nuevo gobierno– escribió
empecemos por el principio: Santiago Levy es, por mucho, el economista mexicano más completo de su generación( Nexos 390).
Luego Esquivel integró (2012) el panel de expertos con que el Centro
de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) difundió su primera iniciativa para
deslaboralizar la seguridad social: Reformas a la hacienda pública y al
sistema de protección social. Siguió una segunda en 2017. Ambas
inspiradas en las propuestas Levy para implantar una seguridad social
universal. Ellas se desplegaron –desde 2008– después de su despido del IMSS-Fox (2005). La última versión –repetitiva– de su empeño es Esfuerzo mal recompensado (BID, 2018).
En 2015, siguiendo a Levy, Esquivel recomendó (Desigualdad extrema en México, p. 37-38) un
auténticoEstado Social
másamplio que ese
caducoEstado de Bienestar. Que
asegurea sus ciudadanos, por el simple hecho de
serlo, acceso a un
mínimode derechos sociales: a salud y a servicios hospitalarios
mínimos. El gasto público
podríagarantizar la existencia de un
piso mínimo deseableen la provisión de servicios de educación y salud.
En última instancia –tal como lo contemplaron todos los gobiernos
neoliberales (1982-2018)– las propuestas Levy pretenden activar una
reforma hacendaria disfrazada de reforma social. Ella deslaboralizaría
la seguridad social, sustituyendo la protección que estipula el artículo
123 constitucional y sus cuotas obrero-patronales, por
nuevosderechos sociales (todos compactados a la baja), financiados –ahora– por impuestos generales derivados del incremento al tipo de IVA y desaparición de la tasa 0 a medicamentos y alimentos.
Además, las propuestas quieren ubicar en el espacio institucional del
bienestar y el contexto laboral aquello que, en rigor, es un reflejo –o
resultado– de las políticas económicas adoptadas. Especialmente la
renuncia a implementar políticas industriales. El
bajocrecimiento de la economía, sostiene Levy,
podríaestar vinculado a las políticas institucionales. ¿Cuáles? El sistema de seguridad social y de protección laboral es el
principalobstáculo para un crecimiento más rápido, responde. Así pretende atribuir a la legislación laboral y del IMSS, al reflejo, el patente fracaso del modelo económico neoliberal en materia de crecimiento económico precario, empleo formal estable, bajos salarios y, por tanto, muy baja protección social. Modelo del que él es autor corresponsable. Todo ello reforzado con la contrarreforma laboral de Peña Nieto (noviembre 2012).
En agosto 2018 (en el Instituto Belisario Domínguez), Esquivel consideró
avanzaren la implementación de algunas reformas peñistas y propuso “buscar reformas adicionales que se tienen que hacer. Coincido –agregó– que esté el tema de la salud. Tenemos que avanzar hacia un Sistema Nacional de Salud. Hay reformas como la de salud. Y una reforma pendiente como la de pensiones”.
Pero resulta que el doctor Alcocer –designado secretario de Salud
federal del gobierno entrante– ha condicionado, contundentemente,
cualquier reforma a evitar
parchesy atender los
cimientos. ¿Cuáles? Un sistema
únicocon acceso igual para todos; ampliar la capacidad
realde atención;
fortalecerservicios de primer contacto e
iniciarcambios legales en las condiciones laborales que hoy
impidensu integración ( La Jornada, 10/7/18). ¿Estará enterado Esquivel? Y si lo está ¿a qué se refiere? ¿Qué y cuál tipo de reforma? ¿La que pretende –siguiendo a Levy– deslaboralizar la seguridad social como el CEEY?
Igualmente, cuando alude a la reforma
pendienteen pensiones, Esquivel olvida que –oportunamente– se recomendó al designado secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, que antes de referirse al desafío pensionario como un
problema que se agranda–lenguaje tecnocrático que polarizó la urgente atención del asunto– constituya un grupo de estudiosos que –con indispensable corte de caja para deslindar responsabilidades– revise integralmente el SAR y presente recomendaciones vinculantes para, posteriormente, acometer una reforma del SAR, que dote de seguridad pensionaria a todos, especialmente a los jóvenes. Esquivel tampoco parece conocer la declaración del doctor Alcocer respecto a que
se estudia una instancia que va a tratar directamente el presente y el futuro de las pensiones( La Jornada, 16/7/18).
¿Comprende Esquivel que el mandato del cambio del primero de julio
aguarda otras políticas ajustadas a su –pronto– cumplimiento? ¿O es que,
ahora, él busca transitar las inviables propuestas Levy amparándose en
el gobierno entrante? Si así fuera, conviene que no pierda de vista la
siguiente declaración:
millones de compatriotas aspiran a vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa desigualdad económica y social que padecemos(AMLO-Constancia de Presidente Electo).
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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