Francia Márquez Mina nació en 1981 en la aldea de Yomboló, en el corregimiento La Toma del municipio de Suárez. Este territorio se encuentra entre los ríos Cauca y Oveja; aquí, las familias se dedican primordialmente a la pesca y agricultura, plantando plátanos, yuca y café, aunque en el verano se ocupan en la minería.
Francia tuvo que trabajar en las minas desde pequeña, pero quizá nunca imaginó que esta misma actividad la convertiría en una férrea activista defensora de su territorio.
Una vida más allá de la política
Además de sus actividades políticas, Francia Márquez Mina es una madre que, como muchas, ha tenido que ejercer su maternidad sin las aportaciones correspondientes de los padres de sus hijos. Una maternidad llena de obstáculos, pero también del apoyo y cariño de su familia.
Su primer hijo nació cuando ella tenía solo 16 años. Durante su embarazo, tuvo que trabajar en una mina artesanal de oro y también como empleada del hogar. Aun así, decidió ingresar a la universidad, aunque las dificultades económicas que enfrentó le permitieron terminar su carrera hasta 2020.
Antes de concluir su licenciatura, a los 20 años de edad, Márquez Mina volvió a vivir un embarazo y su entonces pareja la abandonó cuando supo la noticia. Pese a esto, la próxima vicepresidenta colombiana logró proveer para sus hijos y cuidarlos a la par que atendía sus actividades como defensora de la tierra y sin renunciar a sus objetivos de entrar en la esfera política de su país.
Su carrera política inició en 2018, cuando se postuló como candidata a la Cámara de Comunidades Afrodescendientes por el partido Consejo Comunitario Yurumanguí. Aunque la candidatura fue rechazada, Francia no desistió de su esfuerzo y en 2020 anunció su salto a la política con el movimiento “Soy porque somos”.
Francia Márquez y la lucha por el territorio
Con tan solo 15 años de edad, la ahora vicepresidenta colombiana comenzó a involucrarse con los movimientos en contra de la minería indiscriminada en su corregimiento. Estas actividades, conocidas y respaldadas por el gobierno colombiano, dañaban el suelo y el agua de sus comunidades y obligaban a los habitantes a recurrir a otras formas de subsistencia.
Pese a la resistencia de su comunidad, la minería atroz persistió en La Toma. En lugar de desalentarse, Francia Márquez decidió estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Cali para tener otras armas con las cuales defenderse.
Cuando recién iniciaba su carrera, en 2009, la entonces estudiante impulsó una acción de tutela ante la Corte Constitucional de su país; esto, ante el riesgo de que la explotación minera obligara a toda su comunidad a desplazarse de manera forzada. Gracias a su acción, el gobierno colombiano suspendió el título a las empresas mineras y Francia pudo evitar el desalojo de su comunidad. Sin embargo, la minería siguió acechando al Río Oveja y sus alrededores.
Para hacer visible este problema, Márquez Mina organizó la famosa “Marcha de los Turbantes”, un movimiento también conocido como Mujeres Negras por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales. Junto con 80 mujeres afrocolombianas, la abogada marchó por más de 600 kilómetros desde Suárez hasta Bogotá para exigir un alto a la minería indiscriminada.
Las Mujeres Negras por el Cuidado de la Vida se declararon en asamblea permanente en el Ministerio Interior y lograron paralizar las operaciones que iban a afectar sus tierras de manera irreparable. También permitieron el reconocimiento de 27 consejos comunitarios del norte de Cauca como los sujetos merecedores de la reparación de los daños cometidos hasta ese entonces.
Francia Márquez también participó en los diálogos de paz entre las FARC y el gobierno del entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos celebrados en 2015. Además, ha exigido protección para líderes y lideresas amenazados en Cuca.
Todo este trabajo llevó a Francia a obtener el Premio Medioambiental Goldman, “el Nobel del medio ambiente”, en 2018; tres años antes, en 2015, la galardonaron como “Defensora del año” con el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia. Sin embargo, sus luchas también la convirtieron en blanco de amenazas de muerte y un atentado.
En 2014, tras participar en una mesa interétnica e intercultural para exigir un alto a la minería indiscriminada, Francia Márquez tuvo que huir de su comunidad tras recibir amenazas por parte de grupos paramilitares.
Más tarde, en 2019, presuntos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lanzaron granadas y dispararon con armas de fuego durante una presentación de la activista en el Consejo Comunitario del corregimiento de La Toma.
Con su llegada a la vicepresidencia, Francia Márquez Mina se ha comprometido a luchar contra esas violencias que vivió en carne propia y la llevaron a convertirse en una representante de las y los “nadies” de Colombia.
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