Se calcula que, entre 1936 y la década de los 80, entre 30 mil y 300 mil bebés fueron sacados de sus hogares en distintas regiones españolas. A veces, las mujeres eran conscientes de lo que sucedía, pero a muchas las engañaron diciéndoles que sus hijos e hijas habían muerto al nacer.
En 2017, Carolina Escudero y su equipo empezaron a trabajar con las familias afectadas por estos actos atroces. Por medio de talleres y campañas de búsqueda, la investigadora y sus compañeros y compañeras han acompañado a madres, abuelas, padres y otros familiares para intentar reparar el daño individual tras un hecho tan traumático.
Además del acompañamiento, la campaña ha buscado mostrar a la sociedad los efectos de estas separaciones forzadas, todo desde las voces de quienes lo vivieron en carne propia. Esta metodología, basada en la filosofía Ubuntu, tiene un mensaje claro: “Mi humanidad se construye a través del otro”. Compartir el dolor sana, pero también es posible alcanzar la justicia.
La doctora en Psicología Social y maestra en Género comenzó a diseñar este trabajo después de 2011. En este año, se presentó una querella criminal conjunta en España por los casos de las infancias robadas y otras víctimas de la dictadura; en 2014, Argentina se sumó basándose en el principio de “justicia universal”.
Las primeras campañas de “Te estamos buscando” iniciaron en 2017 y 2018. Aunque quedaron suspendidas por la pandemia, este año retomarán su esfuerzo por buscar a los bebés robados en la dictadura franquista.
Escudero presentará los avances de las dos primeras campañas este 17 de junio en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el marco del seminario “Miradas Interdisciplinarias de la Violencia”.
Los actos atroces antes, durante y después de la dictadura franquista
La práctica de robo de niños y niñas comenzó con la Guerra Civil Española (1936) e inicialmente afectó a mujeres republicanas encarceladas. Se calcula que este acto, ejercido desde el poder como un tipo de represión política, provocó la separación de cerca de 30 mil menores de sus familiares.
El secuestro de bebés se extendió durante toda la dictadura de Francisco Franco. En esta época, las afectadas dejaron de ser solo mujeres encarceladas: las víctimas también eran madres de escasos recursos que daban a luz en los hospitales españoles.
En estos lugares, monjas, sacerdotes, personal de enfermería y médico se volvieron cómplices de la separación familiar; muchas veces, mintieron a las madres diciendo que los y las bebés habían muerto después de nacer.
Aunque no hay una explicación clara o validada oficialmente para esto, las investigadoras Soledad Luque Delgado y María José Esteso Poves suponen que se debió a la idea moralista católica de que los niños y niñas debían ser reubicados con “familias de bien” que pudieran educarlos. Esta última idea siguió reproduciéndose hasta pocos años después del franquismo, aunque –afirman Luque Delgado y Esteso Poves– también había robo de infantes para poder venderlos.
Aun con el paso de los años, las familias siguen buscando a las y los hijos, nietos y sobrinos que les fueron arrebatados. En este ejercicio, la memoria colectiva es necesaria para alcanzar la justicia y no olvidar las violencias que llegan, casi siempre, desde la cima del sistema.
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