Calderón, cómplice del crimen de las y los estudiantes
Por Sandra Torres Pastrana
México DF, 09 enero 09 (CIMAC).- Las únicas armas de mi hijo Juan fueron los cientos de libros que aún guardo en mi casa y su pasión por la lectura. Sólo tenía 28 años y era mi único hijo. Desde el día que me enteré de su asesinato en Sucumbíos, Ecuador, me he enfrentado como mujer y madre a la infelicidad, a la intranquilidad, fue como matarme a mí también.
Así lo afirmó a Cimacnoticias Rita del Castillo, madre de Juan González del Castillo, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) asesinado por el Ejército colombiano en una base de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ubicada en Sucumbíos, Ecuador, el 1 de marzo de 2008, en donde murieron los también estudiantes universitarios Verónica Velásquez y Fernando Franco, así como Soren Ulises Avilés, del Politécnico, y donde resultó herida Lucía Morett.
Durante la manifestación que realizaron ayer frente a la Embajada de Colombia en México madres y padres de las víctimas, organizaciones de estudiantes y organizaciones de la sociedad civil, Rita del Castillo reiteró su exigencia de justicia y castigo a los responsables de este asesinato, incluido el presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
Se informó también en el acto que los familiares presentarán una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) debido a que la canciller mexicana, Patricia Espinosa, ha sido omisa para darles información sobre el caso. Y que se presentará el caso ante instancias internacionales contra el gobierno de Colombia, quien tendrá que demostrar junto a Uribe su manifestación de que las y los jóvenes eran terroristas y narcotraficantes.
La señora Rita dice: “me he enfrentado a una situación muy difícil, ya no tendré felicidad ningún año, me mataron cuando mataron a mi hijo, siento un vacío terrible, lo extraño mucho, yo quisiera verlo realizando sus proyectos, se quería casar, tenía novia, quería terminar su tesis, tenía muchas cosas que hacer”.
Juan, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde estudió la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos, estaba trabajando su tesis sobre conflictos en Latinoamérica, afirma su madre.
Él no solo había viajado al Ecuador, continúa su madre, había hecho varios viajes a otras partes. Cuando el movimiento zapatista en Chiapas, recuerda Rita, hizo un viaje para hacer entrevistas a líderes de ese levantamiento, también viajó a Oaxaca por el movimiento de los maestros, le interesaban mucho estos temas, investigaba sobre luchas sociales.
“Cuando me enteré por el periódico La Jornada del ataque y ahí aparecía el nombre de mi hijo, fuimos a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), nos dijeron que no sabían nada, yo llevaba el periódico en la mano y les dije “aquí está la noticia, donde Colombia dice que fueron asesinados cuatro jóvenes mexicanos y aquí está el nombre de mi hijo”. Pero insistieron en no saber nada. Ese mismo día, su padre y yo salimos a Quito para ver qué pasaba y, efectivamente, ahí nos lo confirmaron y entregaron a mi hijo.
La señora Rita dice que durante su estancia en Ecuador, el Embajador de México en este país sólo les brindó apoyo logístico y de papeleo, como la entrega de las actas de defunción y nada más porque, asegura, “nosotros pagamos todos los gastos de comida, hotel, de trasportación y todo”.
En cuanto a las acciones para aclarar estos hechos, indica la señora Rita que el primer organismo que tomó el caso e hizo la primera denuncia fue la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), con sede en Ecuador. Además han tenido el apoyo de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos que preside Adrián Ramírez.
Destaca que su esposo y ella se entrevistaron con el secretario general de ALDHU, Juan de Dios Parra, cuando fueron a rescatar el cuerpo de su hijo a Quito, el 5 de marzo del año pasado, y ellos han tomado las acciones y harán las denuncias ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) para llevar a juicio a los criminales.
Aunque sabemos que este proceso es un camino muy largo, asegura Rita, vamos a seguir luchando aunque a nosotros ya no nos toque ver sus resultados.
CÓMPLICE
Denuncia también la madre de Juan que el gobierno de Felipe Calderón no ha tenido ningún acercamiento con ellos y al guardar silencio ante los hechos se vuelve cómplice. Además, indica, Calderón ha recibido en tres ocasiones a Uribe, “quien ha venido a burlarse de nuestro dolor, ya que a sólo un mes y medio del ataque en Sucumbíos, vino a decir que los jóvenes merecían morir porque eran terroristas y narcotraficantes”.
Estas declaraciones, detalla Rita, son un insulto muy grande para los familiares, una burla a nuestro dolor y un insulto a la memoria de las y los muchachos al decirles terroristas y narcotraficantes, cuando todos sabemos y lo hemos demostrado con documentos que eran estudiantes.
Me siento muy desilusionada de este Gobierno panista de Felipe Calderón que se ha vuelto cómplice de este asesinato porque se ha quedado callado, ni siquiera el pésame nos ha dado y su obligación como jefe de Estado es defender a los connacionales, papel que no ha ejercido, afirma la madre de Juan.
Finalmente Rita del Castillo puntualiza, “aquí vamos a estar cada mes manifestándonos, como madres y padres seguiremos luchando porque se haga justicia y no quede en la impunidad ese horrendo asesinato de mi hijo y de las y los otros jóvenes estudiantes, quienes eran estudiantes.
08/STP/GG
Por Sandra Torres Pastrana
México DF, 09 enero 09 (CIMAC).- Las únicas armas de mi hijo Juan fueron los cientos de libros que aún guardo en mi casa y su pasión por la lectura. Sólo tenía 28 años y era mi único hijo. Desde el día que me enteré de su asesinato en Sucumbíos, Ecuador, me he enfrentado como mujer y madre a la infelicidad, a la intranquilidad, fue como matarme a mí también.
Así lo afirmó a Cimacnoticias Rita del Castillo, madre de Juan González del Castillo, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) asesinado por el Ejército colombiano en una base de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ubicada en Sucumbíos, Ecuador, el 1 de marzo de 2008, en donde murieron los también estudiantes universitarios Verónica Velásquez y Fernando Franco, así como Soren Ulises Avilés, del Politécnico, y donde resultó herida Lucía Morett.
Durante la manifestación que realizaron ayer frente a la Embajada de Colombia en México madres y padres de las víctimas, organizaciones de estudiantes y organizaciones de la sociedad civil, Rita del Castillo reiteró su exigencia de justicia y castigo a los responsables de este asesinato, incluido el presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
Se informó también en el acto que los familiares presentarán una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) debido a que la canciller mexicana, Patricia Espinosa, ha sido omisa para darles información sobre el caso. Y que se presentará el caso ante instancias internacionales contra el gobierno de Colombia, quien tendrá que demostrar junto a Uribe su manifestación de que las y los jóvenes eran terroristas y narcotraficantes.
La señora Rita dice: “me he enfrentado a una situación muy difícil, ya no tendré felicidad ningún año, me mataron cuando mataron a mi hijo, siento un vacío terrible, lo extraño mucho, yo quisiera verlo realizando sus proyectos, se quería casar, tenía novia, quería terminar su tesis, tenía muchas cosas que hacer”.
Juan, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde estudió la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos, estaba trabajando su tesis sobre conflictos en Latinoamérica, afirma su madre.
Él no solo había viajado al Ecuador, continúa su madre, había hecho varios viajes a otras partes. Cuando el movimiento zapatista en Chiapas, recuerda Rita, hizo un viaje para hacer entrevistas a líderes de ese levantamiento, también viajó a Oaxaca por el movimiento de los maestros, le interesaban mucho estos temas, investigaba sobre luchas sociales.
“Cuando me enteré por el periódico La Jornada del ataque y ahí aparecía el nombre de mi hijo, fuimos a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), nos dijeron que no sabían nada, yo llevaba el periódico en la mano y les dije “aquí está la noticia, donde Colombia dice que fueron asesinados cuatro jóvenes mexicanos y aquí está el nombre de mi hijo”. Pero insistieron en no saber nada. Ese mismo día, su padre y yo salimos a Quito para ver qué pasaba y, efectivamente, ahí nos lo confirmaron y entregaron a mi hijo.
La señora Rita dice que durante su estancia en Ecuador, el Embajador de México en este país sólo les brindó apoyo logístico y de papeleo, como la entrega de las actas de defunción y nada más porque, asegura, “nosotros pagamos todos los gastos de comida, hotel, de trasportación y todo”.
En cuanto a las acciones para aclarar estos hechos, indica la señora Rita que el primer organismo que tomó el caso e hizo la primera denuncia fue la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), con sede en Ecuador. Además han tenido el apoyo de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos que preside Adrián Ramírez.
Destaca que su esposo y ella se entrevistaron con el secretario general de ALDHU, Juan de Dios Parra, cuando fueron a rescatar el cuerpo de su hijo a Quito, el 5 de marzo del año pasado, y ellos han tomado las acciones y harán las denuncias ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) para llevar a juicio a los criminales.
Aunque sabemos que este proceso es un camino muy largo, asegura Rita, vamos a seguir luchando aunque a nosotros ya no nos toque ver sus resultados.
CÓMPLICE
Denuncia también la madre de Juan que el gobierno de Felipe Calderón no ha tenido ningún acercamiento con ellos y al guardar silencio ante los hechos se vuelve cómplice. Además, indica, Calderón ha recibido en tres ocasiones a Uribe, “quien ha venido a burlarse de nuestro dolor, ya que a sólo un mes y medio del ataque en Sucumbíos, vino a decir que los jóvenes merecían morir porque eran terroristas y narcotraficantes”.
Estas declaraciones, detalla Rita, son un insulto muy grande para los familiares, una burla a nuestro dolor y un insulto a la memoria de las y los muchachos al decirles terroristas y narcotraficantes, cuando todos sabemos y lo hemos demostrado con documentos que eran estudiantes.
Me siento muy desilusionada de este Gobierno panista de Felipe Calderón que se ha vuelto cómplice de este asesinato porque se ha quedado callado, ni siquiera el pésame nos ha dado y su obligación como jefe de Estado es defender a los connacionales, papel que no ha ejercido, afirma la madre de Juan.
Finalmente Rita del Castillo puntualiza, “aquí vamos a estar cada mes manifestándonos, como madres y padres seguiremos luchando porque se haga justicia y no quede en la impunidad ese horrendo asesinato de mi hijo y de las y los otros jóvenes estudiantes, quienes eran estudiantes.
08/STP/GG
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