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Cada vez son más los países de Latinoamérica que votan por gobiernos de izquierda, cualquiera que sea el color o el extremismo de la misma. Para muchos esto demuestra el fin del neoliberalismo, como fue conocido un paquete de estabilización macroeconómica que produjo un gran empobrecimiento y que adoptaron políticos de diversas ideologías.
El acercamiento de la derecha al fracaso del programa que impuso fue que había que darle tiempo para que demostrara sus bondades, las que nunca explicitó y que el sufrimiento era temporal. Unos cuantos se enriquecieron escandalosamente y dado que obligaron a los gobiernos a retraerse y dejar hacer, pudieron hacer de las suyas. Ahora descubrimos gigantescos fraudes bancarios y financieros. Nadie en su sano juicio puede decir que los multimillonarios son gente proba por definición.
El acercamiento de la derecha al fracaso del programa que impuso fue que había que darle tiempo para que demostrara sus bondades, las que nunca explicitó y que el sufrimiento era temporal. Unos cuantos se enriquecieron escandalosamente y dado que obligaron a los gobiernos a retraerse y dejar hacer, pudieron hacer de las suyas. Ahora descubrimos gigantescos fraudes bancarios y financieros. Nadie en su sano juicio puede decir que los multimillonarios son gente proba por definición.
Posteriormente ante las señales evidentes de la crisis del empobrecimiento, por ejemplo el mayor flujo de emigrantes en épocas de paz, la derecha apostó a cerrar las fronteras y castigar a los pobres. Los habían despojado y debían quedarse en sus países, por desolados que estuvieran.
En Estados Unidos la sociedad deseaba un cambio pero un par de fraudes electorales mantuvo a la ultra derecha en el poder ocho años, tiempo en el que aprovecharon para hacer dos guerras que ayudaron a enriquecer todavía más a las oligarquías y a distraer a la sociedad sobre los efectos perversos del programa económico. Esto no implica que los demócratas sean de izquierda pero tal vez hubieran tenido una actitud más positiva hacia los pobres, especialmente porque Clinton dejaba el presupuesto con superávit, dinero que pudo ocuparse de una manera socialmente responsable.
En América Latina se dio el cambio y la derecha reaccionó con mucha preocupación. Se despertó el lenguaje y clima de la guerra fría con campañas de miedo. La izquierda nos llevaría a un mundo derrotado, a una realidad que no funcionó y aunque esa izquierda no planteaba programas soviéticos ni pol potianos, la derecha descubrió que la gente vota con el hígado no con la cabeza y que las grandes mayorías no estudiarían la realidad, especialmente lo referente al desastre causado por la derecha.
La izquierda tiene el problema adicional de no saber sintetizar sus planteamientos mientras que la derecha se mueve con clichés. El simplismo del derechista que prohíbe leer porque es peligroso es igual al que sostiene que la izquierda es peligrosa porque son comunistas. Con la derecha esta prohibido pensar mientras que la izquierda a veces reflexiona y disecciona de más.
En 1988 lograron en México un fraude electoral para frenar a una izquierda cuyas credenciales izquierdistas eran más bien dudosas. El gobierno ilegítimo que se impuso se apresuró a abrirle el acceso al poder a la derecha recalcitrante, dicen algunos que bajo la égida de Estados Unidos.
Para el 2000 la izquierda de nuevo se posiciono pero con mayor fuerza y la derecha, inspirada y dirigida por la ultra derecha franquista española se montó una vez mas en el miedo con una campaña del peligro para México. Al igual que los republicanos con un fraude electoral se hicieron del poder para ver como el país se les escapa de entre los dedos, no solamente por no saber como lidiar con los desajustes del pasado sino por los desajustes que su ineficiencia y corrupción han creado.
La derecha se ve acorralada por los efectos de su incompetencia, se ven atrás en las encuestas y vuelven a la carga con una campaña de miedo que no dista de las otras que ha generado en el mundo.Y es que el botín no es poco. México es el último gran bastión de América Latina que la izquierda quiere conquistar y que la derecha se niega a soltar, es una gran plataforma para agitar.
La llegada de la izquierda al poder en México, y que por cierto el PRI no es su mejor representante, implica la posibilidad de crear un gran bloque que englobe por lo menos a Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Venezuela y México. En estos países se concentra una gran cantidad de petróleo y gas, una buena parte de la deuda pública y una zona de producción de materias primas. El movimiento de este bloque tiene el potencial de modificar políticas mundiales de financiamiento y comerciales y puede presentar un frente ideológico para abordar políticas que beneficien a las grandes mayorías y ese es el gran miedo de la derecha, que finalmente alguien les arrebate el mundo de privilegio del que han gozado por tanto tiempo.
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