4/19/2009

El Plan Mérida “necesita” narcotraficantes en México y Centroamérica



Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)
“La valiente posición de México contra los carteles de drogas, como también los esfuerzos de Colombia por combatir las drogas [tienen] el efecto secundario de empujar a los traficantes hacia América Central. Nos basaremos en la Iniciativa de Mérida, lanzada el año pasado por el presidente Bush, para ayudar a México y a los países centroamericanos. El narcotráfico es un problema de todos, y debemos encontrar una solución juntos”, declaró recientemente el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden.¿Será cierto que a la actual administración de Washington le preocupa el narcotráfico? Si hubiera un interés real por terminar con un problema de salud pública tan amplio como el consumo de drogas ilegales en su país (los cálculos más conservadores ubican en 15 millones la cifra de adictos en el territorio estadounidense), muy otras deberían ser las iniciativas.
Quemar sembradíos de coca o de marihuana en las montañas de Latinoamérica o llenar de armamento sofisticado a las fuerzas armadas de los países al sur del Río Bravo no baja el consumo de estupefacientes entre los jóvenes de New York o Los Ángeles. ¿Por qué se sigue militarizando un problema que no es militar? O bien el asunto está mal encarado en términos técnicos, o bien –nos quedamos con esta segunda hipótesis– hay otros intereses tras esta “guerra a muerte” contra el narcotráfico.Plan Colombia, Plan Mérida… ¿Por qué no, alguna vez, un Plan California, por ejemplo, o un plan Francia, o Plan Holanda, donde tropas de países del sur –digamos de Afganistán y de Myanmar, principales productores de amapola, o de Colombia, principal productor de hoja de coca– se instalasen en estos puntos del Norte próspero para combatir el consumo de estupefacientes de sus ciudadanos? ¿Y un plan “Paraísos Fiscales” para entrar, por ejemplo, en las Bahamas o las Islas Caimán, en el Caribe, o en el Principado de Sealand, que funciona en una antigua plataforma petrolera del Mar del Norte, o en el Dominio de Melchizedek, situado sobre un desértico atolón vecino a las Islas Marshal –que por medio de la página electrónica www.Melchizedek.com ofrece ciudadanía, pasaporte y facilidades para toda clase de negocios– y confiscar las super multimillonarias cuentas de la banca off shore allí instalada donde se lavan narcodólares?Más allá de la humorada, es inconcebible una maniobra del género.
Pero no son inconcebibles maniobras en sentido inverso: tropas armadas hasta los dientes directamente enviadas por Washington, o equipadas y entrenadas por la gran potencia, desembarcando en cualquier país del Sur y persiguiendo a bandas de narcotraficantes locales (al menos, declarando hacerlo). De hecho, eso es lo que sucede a diario con esta nueva guerra total que la gran potencia viene desarrollando junto a su cruzada contra el nunca bien definido “terrorismo internacional”. La lucha contra el narcotráfico permite a la geoestrategia de Estados Unidos estar donde quiere, cuando quiere y haciendo lo que quiere. Y, en realidad, ¿qué hace cuando desembarca en cualquiera de estos “pobres países del Sur” productores de drogas ilícitas? Cuida sus intereses hegemónicos a sangre y fuego, intereses que no son, precisamente, la salud de sus ciudadanos sino los de sus gigantescas multinacionales. Si de la salud pública de su ciudadanía se tratase, no invadiría Colombia ni abriría bases militares en el Asia Central, y en vez de soldados habría médicos y psicólogos en acción.
Complementando el tristemente célebre Plan Colombia –que en casi diez años de existencia y con alrededor de 5.000 millones de dólares invertidos no ha reducido en un gramo la producción de hoja de coca en el territorio colombiano que, por el contrario, subió más aún– ahora surge el Plan Mérida. El Plan Mérida, también conocido como Iniciativa Mérida o Plan México, técnicamente consiste es un proyecto de seguridad establecido entre los gobiernos de Estados Unidos, México y los países de Centroamérica y el Caribe para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos y activado por el presidente George Bush el 30 de junio del 2008, en tanto la actual administración de Barack Obama lo ha hecho suyo igualmente. El paquete de asistencia prevé un monto de 1.600 millones de dólares para un plazo de tres años. Durante el primer año estará proporcionando a México 400 millones de dólares en equipo y entrenamiento y un monto de 65 millones de dólares para las naciones de Centroamérica: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá; el plan también incluye a Haití y a la República Dominicana en la porción del paquete para Centroamérica. Oficialmente, los objetivos perseguidos con toda la iniciativa son: la mejora en los programas de las agencias de seguridad de todos los países implicados en la vigilancia de su territorio, el equipamiento y activos para apoyar a las agencias de seguridad homólogas, la provisión de tecnología computarizada para fortalecer la coordinación de las fuerzas de seguridad e información entre Estados Unidos, México y los países del istmo centroamericano, y la provisión de tecnologías para aumentar la capacidad de recolección de inteligencia para propósitos de orden público.
¿Son efectivamente las prioridades de México, de Centroamérica y de las islas del Caribe la lucha contra el narcotráfico? ¿Mejorarán las condiciones de vida de sus poblaciones por medio de esta nueva iniciativa de remilitarización? La analista política Ana Esther Ceceña comenta que “el Plan Mérida si es la complementación del Plan Puebla Panamá, pero en realidad el P.P.P. en sí mismo ya se transformó en Proyecto Meso América incorporando a Colombia, y muy explícitamente la dimensión de seguridad. Ya el propio Plan Puebla Panamá asumió las dos cosas, la integración energética, que era la parte económica más importante que tenía, y la integración de seguridad. Y en ese sentido, ya no es que requiera del Plan Mérida, sino que es un eslabón más que permite que el Plan Mérida que está en México [y Centroamérica] se concrete de manera muy natural, sin necesidad de mucha bisagra con el Plan Colombia. Porque el Plan Mérida corresponde directamente al Plan Colombia, es el mismo proyecto adaptado a las circunstancias tanto geográficas como temporales. Porque ya se asume toda la experiencia tenida con el Plan Colombia y la estructura es similar: ayuda para seguridad y una muy pequeña para desarrollo, que es como avanzan varios de los proyectos del Plan Colombia. Y entonces tienes una superposición del Plan Mérida en la parte norte, proyecto Meso América enlazando esa parte norte con Colombia, Plan Colombia en Colombia y Perú”.

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