PATRICIA DáVILA
“Durante los gobiernos panistas, México no sólo perdió la autosuficiencia en la producción de vacunas, sino que disminuyó a 0.36% el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a la investigación”, afirma Jesús Kumate Rodríguez, secretario de Salud en el gobierno de Carlos Salinas y presidente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1995.
Él es uno de los tres exsecretarios de Salud que el miércoles 29 de abril se reunieron con el presidente Felipe Calderón para “brindarle consejos y recomendaciones” y “acompañarlo” en el seguimiento de las medidas aplicadas para enfrentar la epidemia de influenza A. Los otros son Guillermo Soberón, quien encabezó la dependencia en el gobierno de Miguel de la Madrid, y Juan Ramón de la Fuente, que lo hizo en el de Ernesto Zedillo.
Los tres exfuncionarios coincidieron en que las medidas para enfrentar la epidemia incomodan, generan pérdidas económicas y alteran la vida cotidiana en el país, pero que sería más costoso no tomarlas.
Kumate explica: “Sobre la base de que los países deben destinar (a la investigación) 1% del PIB, México a lo más que ha llegado es a 0.4%; pero en los dos últimos años de Vicente Fox bajó a 0.36%, a pesar de que (los dos gobiernos panistas) prometieron duplicarlo. Esto no es más que el reflejo de la importancia que el gobierno le da a la investigación”.
–¿Puede invertir más?
–Yo creo que sí, sólo que establezca las prioridades para hacerlo, porque no únicamente se trata de invertir más, sino de que haya personal capacitado que pueda realizar la labor de investigación de manera adecuada, para aplicar bien los recursos. México invierte alrededor de 3 mil 200 millones de dólares, mientras que países como Japón o Estados Unidos canalizan 140 mil y 300 mil millones de dólares (3% de su PIB) respectivamente.
Señala que el capital humano se ha “fugado” de México y para resolver el problema hay que traer investigadores de fuera o invertir en la formación endógena de este personal y garantizarle que va a tener empleo. “Esto no se remedia a mediano plazo, el tener la cultura de investigación, de formación de recursos humanos y de infraestructura, es cuestión de cuatro sexenios”, advierte.
En opinión de Kumate, la capacidad del país en investigación es mínima, ya que nada más se lleva a cabo en el Cinvestav, del Instituto Politécnico Nacional; y en instalaciones de la UNAM en Cuernavaca, Guadalajara y en Monterrey; porque las de San Luis, Sonora y Puebla apenas comienzan. “No hay más”, agrega.
Reprocha: “Estamos acostumbrados a usar catálogos extranjeros. ¿Producimos coches? No, sólo los ensamblamos; los aparatos de televisión los importamos; no hacemos computadoras, tenemos la licencia pero no la patente. Hay muy pocas cosas que producimos aquí, cuando nuestros ingenieros pueden fabricar las 110 mil camas eléctricas que los hospitales tienen que cambiar y además se podría cubrir el déficit de 1 millón de camas existente, pero no: en su lugar, las compramos a Estados Unidos”.
También hace comparaciones: “En los noventa, cuando existía el Instituto de Higiene, éramos autosuficientes en la producción de vacunas del sarampión, la poliomielitis, el tétanos y la tuberculosis, pero las nuevas vacunas requieren mayor inversión. De América Latina, Cuba hizo un gran esfuerzo para producirlas, pero no pudo competir en el mercado internacional. Nosotros no tenemos necesidad de competir, somos 110 millones de mexicanos, nuestro mercado interno es muy grande. En buena lid, valdría la pena que se hiciera esa inversión y vender a Brasil, Venezuela y Colombia”.
–¿Durante su gestión como secretario de Salud se presentaron contingencias comparables a esta de la influenza A?
–Sí, fue muy seria. En 1990 el sarampión nos tomó de sorpresa, con la guardia baja, porque creímos que la vacuna era para todo la vida y resultó que no. Una vacuna es una imitación de la enfermedad: al que le da y no se muere queda inmunizado para toda la vida. Creímos que con la vacuna pasaría igual, y no: se presentó una pandemia que ocasionó una elevada mortandad (5 mil 899 defunciones). Pero nuestros investigadores detectaron que con una segunda dosis ya era suficiente: una al año y otra a los seis.
En este caso, relata Kumate, a pesar de que México había dado un primer paso en la elaboración y aplicación de la vacuna, además de la pandemia, enfrentó otro problema: la falta de control, porque no se llevaba un registro nominal. A partir de entonces se aplicó el Programa de Vacunación (Provac), que contiene el nombre, dirección y el registro de las vacunas de cada mexicano.
Cuando él encabezaba la Secretaría de Salud también se erradicó la poliomielitis. El último caso se registró el 18 de octubre de 1990 en Jalisco. “Cuando era secretario de Salud Guillermo Soberón, me heredó la gestión de un convenio de investigación con Francia. Yo no lo concluí porque las condiciones del contrato no eran favorables para México, pero debimos haber hecho intentos con Japón o Estados Unidos, era una forma de continuar, primero auspiciados y después por nuestra cuenta”.
–El pasado 9 de marzo, durante la reu-nión del Grupo de Alto Nivel México-Francia (GANMF), el presidente Nicolas Sarkozy anunció que la empresa farmaceútica Aventis invertirá aquí 126 millones de dólares. ¿Es un inicio de lo que se pretendía entonces?
–No. El convenio firmado entre los presidentes Sarkozy y Calderón es sólo una colabo-ración en investigación científica, alguna referente a vacunas, pero no para que se produzcan en México.
–Usted fue convocado por Felipe Calderón, junto con Soberón y De la Fuente, a fin de aportar “opiniones y sugerencias” sobre las acciones para combatir la influenza A. ¿Qué le dijeron ustedes al presidente?
–Es muy amable en decir que nos pidió consejo, porque el secretario de Salud (José Ángel Córdova Villalobos, también presente en esa reunión) sabe muy bien qué hacer. Y no es que sea una invención de él, está normado por la OMS.
–¿Fue un acto inusual?
–Es un acto de buenas maneras, porque los tres que fuimos no somos panistas, dos somos del PRI, aunque yo sea el único que lo reconoce públicamente, porque el doctor Soberón ya no lo menciona. (Calderón) quería que gente que no es de su partido le dijera que estaba bien lo hecho.
“Le dijimos que hay una parte de la población que debería ser protegida con prioridad: el personal de salud, bomberos, transportistas, la policía, las Fuerzas Armadas. Sugerimos que se visite a los que ya se curaron para ver cómo van; que se deben tener cubrebocas de calidad porque los que existen sirven para dos horas y si estornudas, aunque estén nuevos, tienen filtración.”
–¿Entonces fue una estrategia política?
–El presidente tiene derecho a tener consejo con quien él quiera, pero no debió haberse enterado nadie. ¿Para qué?
Los exsecretarios también le plantearon a Calderón la necesidad de incrementar los recursos a la investigación y de contar con laboratorios P3 y P4 para el control de las partículas del aire. “Él está enterado, sabe lo que hay y lo que no. Esto a todos los presidentes se lo pedimos”, comenta Jesús Kumate.
Por su parte, en diversos medios de comunicación Juan Ramón de la Fuente dio su opinión sobre el confuso manejo de cifras por el actual secretario de Salud:
“Hay aspectos que pueden mejorar, como ordenar las cifras porque hay cierta confusión, por ejemplo, dentro del número de fallecimientos. Hay un subgrupo al que no se le practicaron, por diversas razones, todos los estudios necesarios y no se sabe si tenían el virus o no. Hay que decir cuántos son. Hay que iniciar una investigación para deslindar responsabilidades de una posible negligencia”, concluyó.
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