Nadie podrá pasar por alto la paranoia que crearon los presuntos expertos en salud en abril de 2009. Con sus voces de alerta superaron al Chupacabras que en los 90 del siglo pasado usaron Carlos Salinas y sus publicistas para distraer la atención del asesinato de Luis Donaldo Colosio. En aquel mes de abril y parte de los siguientes nos llevaron a portar inútiles tapabocas, a encerrarnos en nuestras casas, a suspender el servicio de restaurantes, bares y otros lugares de esparcimiento, con las consabidas pérdidas económicas, y hasta se cambió el calendario escolar por el cierre de escuelas ante el temor de contagios masivos. Ahí viene el coco, se dijo, y millones de personas se lo creyeron porque hay gente que todavía quiere creer en la OMS y en sus repetidores, como también ha ocurrido con el tabaco y la gran falacia del principio del siglo XXI: que hace daño mortal
a los llamados fumadores pasivos aunque no se haya comprobado.
La histeria masiva es un fenómeno recurrente que se propicia desde las esferas del poder para distraer a la gente de los verdaderos problemas que sufre. Después de aquellos 10 días de precauciones excesivas ante la A/H1N1, que primero, cuando cundió la alarma, no sabían cómo llamarla, se decretó que ya había pasado el peligro y se reabrió todo lo que se había cerrado y los que pensaron que harían el gran negocio produciendo tapabocas se quedaron con sus bodegas llenas por falta de clientes. Ahora se dice que en marzo ya no habrá la irresponsablemente llamada pandemia
, que nunca lo fue ni superó en número a las víctimas de gripe estacional o común. Pero también ahora se sabe, después de varios estudios científicos que no patrocinaron la OMS ni los gobiernos, que los niveles de contagio de la A/H1N1, tanto en hogares como en centros de trabajo son más bajos que los de la gripe común. Apenas han muerto, en todo el mundo, unas 12 mil personas y de gripe común, en México (según estadísticas de años pasados), alrededor de 15 mil en el mismo periodo y más del doble en Estados Unidos.
El caso de Francia es escandaloso. Compraron casi 100 millones de dosis de vacunas y sólo se usó la vigésima parte. Y ahora el país galo quiere revender a otros el sobrante. Dicho sea de paso, el total de muertes atribuidas en ese país a la influenza fue de casi 200 personas. ¿Quién se benefició del gasto de alrededor de 900 millones de euros en vacunas? ¿Y las previsiones de la OMS? Son peores que las del gobierno mexicano sobre la economía, que ya es mucho decir a propósito de gripe y de catarritos.
Todo mundo, sobre todo los grupos antitabaco, hablan del poder económico de las empresas tabacaleras. No se pone en duda, es inmenso. ¿Y el de los laboratorios? Solamente de GlaxoSmithKline (GSK), sus ventas totales en 2008 significaron 40 mil millones de dólares. Ese mismo año, la poderosa Britsh American Tobacco obtuvo un ingreso, después de impuestos, de 19 mil 500 millones de dólares (la mitad de GSK). Para los laboratorios, entre los que debemos incluir también a Sanofi-Aventis, Novartis, Baxter, Roche (Tamiflu) y otras más, la influenza A/H1N1 significó una ganancia adicional y necesaria en medio de la crisis económica iniciada en Estados Unidos. Sanofi-Aventis (asociada con Sanofi-Pasteur), líder mundial en producción y ventas de vacunas de diversos tipos, vendió en 2008 mil 600 millones de dosis para más de 500 millones de personas en el mundo. Y tal sería su producción al año siguiente que se dio el lujo de donar a la OMS 100 millones de vacunas para la A/H1N1, según señala en su sitio electrónico, para distribuir en los países más pobres, es decir, entre quienes que no pueden comprarlas.
La ya casi olvidada gripe aviaria (H5N1) fue otra tomadura de pelo, peor que la H1N1. El primer humano muerto por la gripe H5N1 fue detectado en Hong Kong en mayo de 1997. Para diciembre del mismo año se atribuyeron a dicha gripe seis muertes más. En Camboya se reportó el primer fallecimiento humano el 2 de febrero de 2005, en Indonesia el 21 de julio del mismo año. El 23 de noviembre de 2005 China reportó su segundo caso de fallecimiento por tal motivo. El primer caso de gripe aviaria en España fue localizado el 7 de julio de 2006, en un ave acuática llamada somormujo.
En todo el mundo, de 1997 a 2009, no llegaron a 300 los muertos por gripe aviaria. Pero la alarma sí sirvió para la carrera política de la doctora Chan hacia la dirección general de la OMS y para que los laboratorios Gilead Sciences y Roche ganaran enormes fortunas con Tamiflu, ahora otra vez de moda. Las ventas de Roche en 2008 fueron de 45 mil millones de dólares (los datos de 2009 no aparecen aún en sus estados financieros).
¿Habrá alguna relación bajo la mesa entre directivos de la OMS y los grandes laboratorios? No hay razón para ponerla en duda. Negocios son negocios aunque sus beneficiarios, directos o indirectos, hagan el ridículo.
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