GUADALAJARA, Jal., 12 de marzo (Proceso Jalisco) .- Coordinado por el realizador ruso Boris Goldenblank, un grupo de egresados de la carrera de Artes Audiovisuales de la UdeG viajó durante semanas a la región minera de Coahuila para documentar la tragedia de Pasta de Conchos, en la que murieron 65 trabajadores a raíz de una explosión en febrero de 2006. El resultado es una cinta de 70 minutos titulada Voces del subterráneo, polifonía que exhibe la irresponsabilidad de los empresarios mineros y de un gobierno omiso. La película se exhibirá en el marco del FICG el próximo domingo 14.
Un retrato descarnado de la tragedia del 19 de febrero de 2006 en la mina Pasta de Conchos, Coahuila, es el que ofrece el documental Voces del subterráneo, filmado por Blanca Álvarez Pulido, Yordi Capó e Iván López Barba, egresados de la Universidad de Guadalajara, y codirigido por el realizador ruso Boris Goldenblank, que será estrenado en el próximo Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).
Sus autores confían en que esta cinta sacuda conciencias por la forma en que abordan el tema. La pelicula, dicen, muestra que algunos de los mineros atrapados no fallecieron en el momento de la explosión, sino durante las largas horas y días posteriores al siniestro, mientras esperaban ser rescatados.
La ayuda no llegó, arguyen, entre otras razones porque la empresa Industrial Minera México prefirió declararlos muertos desde el principio para ahorrar dinero y evitar que salieran a la luz las condiciones infrahumanas en que laboraban y la falta de medidas de seguridad en el socavón.
El trabajo de los egresados de la carrera de Artes Audiovisuales abunda en los entretelones de aquella tragedia en la que quedaron atrapados 65 mineros. Realizaron más de 100 entrevistas para documentar que, aun cuando la empresa conocía la existencia de gas en la mina, no hizo nada para dispersarlo. La película también incluye testimonios de las viudas y familiares de los trabajadores, y narra su lucha encarnizada para recuperar los cuerpos y darles adecuada sepultura.
Goldenblank, coordinador de la carrera de Artes Audiovisuales de la Universidad de Guadalajara (UdeG), comenta a Proceso Jalisco que lo ocurrido en Pasta de Conchos no solo hiere a la sociedad por la muerte de los mineros, sino que deja en evidencia la degradación moral a la que llegan los grandes consorcios empresariales en su afán por privilegiar las utilidades en detrimento de la dignidad de sus trabajadores.
“Se aprovechan de que no hay otras fuentes de trabajo. Ese desprecio a la vida humana es aberrante, que privilegien el dinero y las ganancias antes que la vida de sus empleados. Y quedan impunes, porque (Grupo México) es una empresa con contactos económicos y políticos muy fuertes.”
De origen ruso y radicado en esta ciudad desde hace dos décadas, Goldenblank insiste en que en el documental hay suficientes pruebas de que la empresa sabía de la presencia de gas y a pesar de ello mandó a los mineros a trabajar.
La pregunta es, reitera: “¿Por qué los mineros aceptaron? ¡Pues por necesidad! Si no bajaban a la mina no tendrían nada que llevarle de comer a sus hijos. Por eso seguían bajando. Las minas eran y son la única fuente de trabajo en aquella región. Los dueños de las empresas mineras toman ventaja de eso y los trabajadores bajan por cualquier salario e ignorando las condiciones de seguridad.
“Aquí, si no bajas, no comes”, nos dijeron muchos de los mineros entrevistados. Por eso, a pesar del peligro y de que se sabía que la mina estaba llena de gas, bajaron a trabajar en aquella trágica noche”, sostiene Boris, maestro emérito de la UdeG.
Indignado, comenta: “¡No es posible que por ahorrar dejaran morir a decenas de personas! ¡Da asco!”.
Goldenblank es egresado del Instituto de Cine de Moscú. En la ex Unión Soviética realizó más de 100 películas que incluyen filmes para niños y documentales. En 1991 llegó a México y fundó la escuela de cine, y hoy es jefe del Departamento de Imagen y Sonido de la UdeG, donde imparte las materias de realización y documental.
La codirectora de Voces del subterráneo, Blanca Álvarez Pulido, ganó el premio Mejor Corto Documental en el Festival Cortocinema, por La Zafra, en 2007, y ese mismo año recibió el premio Imcine-Morelia Lab Joven Productor Mexicano en el Festival de Morelia.
Iván López, por su parte, ha dirigido y fotografiado diferentes cortometrajes, promocionales de TV y videoclips. Yordi Capó recibió en 2001 el premio a la mejor producción mexicana del Festival Internacional de Escuelas de Cine del CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica) con su cortometraje documental Algo Familiar y en 2005 una nominación al Ariel con El Blues de Paganini.
Además de ellos, participaron Juan Figueroa en la edición y Mario Osuna en la musicalización. La fotografía es de Iván López, Isrohan Álvarez y Pablo Márquez; el diseño sonoro es de Mario Martínez, y la producción corrió a cargo de Kenya Márquez Alkadef.
Sin presupuesto
El rodaje de Voces del subterráneo duró cuatro años. El proyecto se inició sin presupuesto, y participaron sin cobrar un centavo alumnos de la carrera de Artes Audiovisuales de la UdeG y profesores de la misma escuela; además, utilizaron el equipo con el que cuenta este centro escolar. Es el segundo largometraje producido por la casa de estudios.
Cada mes, un grupo de tres o cuatro alumnos encabezados por Goldenblank, Blanca Álvarez, Yordi Capó o Iván López viajó a Pasta de Conchos, Coahuila, donde permanecía varios días, recabando material, entrevistando a mineros y filmando las minas.
“El rodaje se prolongó porque este asunto crecía y crecía y cada vez había más que retratar; incluso acompañamos a las viudas en su lucha por recuperar los cuerpos. Ellas realizaron una manifestación en el Zócalo de la Ciudad de México y también allá estuvimos con ellas. Y aunque la lucha sigue, nosotros decidimos que ya era el momento de sacarlo.
“Los encuentros eran muy conmovedores. Fueron más de 100 entrevistas. El dolor y la indignación eran profundos porque lo sucedido en la mina no debía haber ocurrido; era una tragedia que estaba a la espera, una bomba de tiempo. Todos los entrevistados hablaron de una criminal negligencia, de un imperdonable incumplimiento a las normas fundamentales de seguridad por parte de la empresa Industrial Minera México”, explica Álvarez Pulido.
El documental de 70 minutos se filmó en video digital y se utilizó equipo de la escuela de cine de la UdeG. El equipo obtuvo un apoyo de 1 millón de pesos del Fondo de Promoción Cinematográfica (Foprocine) en 2009, luego de participar en una convocatoria del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine).
“Y con ese dinero pudimos armar todo el trabajo de posproducción, pasar el material a 35 milímetros y pudimos pagar a profesionales de la Ciudad de México para la edición y musicalización. Además, el gobierno de Coahuila nos ayudó en especie, con hospedajes y comidas. Aunque quizá cuando vean (la cinta) ya no estén tan contentos”, afirma Goldenblank.
Él y Blanca Álvarez admiten que es difícil encontrar mercado para los documentales que se producen en el país. “No tenemos distribuidora como tal, aunque nos va a apoyar la empresa Latino Fusión. Pero sí es difícil, porque de por sí este género no tiene cabida en las salas comerciales, mucho menos este documental con un contenido tan crítico”, señala el realizador ruso.
Recuerda que así pasó en 1992, cuando filmó el aclamado documental Abril, el mes más cruel, cuya temática gira alrededor de las explosiones de aquel año en el sector Reforma de Guadalajara. “Este documental ganaba en los festivales donde lo presentábamos, pero jamás fue proyectado en salas comerciales. Esperemos que no pase lo mismo con éste”.
Guionista también de este largometraje, Boris afirma que, independientemente de que encuentren o no distribuidora, el documental será proyectado en el circuito de festivales nacionales e internacionales.
“Sacudirá conciencias”
“Por no invertir en seguridad dejaron 65 hogares sin el esposo”… “Los dejaron morir… Los encontramos lejos del lugar de la explosión. ¿Cuánto esperaron para ser rescatados?” “La mina no es un panteón”, son algunas de las frases que entre gritos y lágrimas dicen algunos de los entrevistados en el documental y que aparecen en el trailer correspondiente.
Para los realizadores, el rodaje de este documental fue una experiencia impactante en lo profesional, pero también emocionalmente, pues fueron testigos del inicio de una lucha desigual entre la poderosa empresa dueña de la mina y un grupo de familiares por el rescate de los 65 cuerpos atrapados.
“A lo largo del trabajo vimos un impresionante crecimiento en la conciencia social de algunas viudas y madres de los mineros. De ser humildes amas de casa, se transformaron en luchadoras sociales, en mujeres decididas sin temor a llevar hasta el final su búsqueda por la dignidad y la justicia. Una experiencia impactante fue el estar a cientos de metros bajo la tierra en la oscuridad, grabando el arduo trabajo de los mineros, conviviendo con ellos y escuchando sus anécdotas”, relata Boris.
–Es obvio que este documental causará ámpula tanto a la empresa como a las autoridades que nunca intervinieron, aun cuando tenían responsabilidad –le pregunta el reportero.
–Sé que sacudirá conciencias. ¡Ojalá sea así! Claro que va a estremecer, porque la gente tiene que quitarse la venda de los ojos y saber la verdad. Los medios de comunicación masiva no han dicho lo que en realidad ocurrió. Y tiene que saberse.
“¡Hay que sacudir conciencias!; ¡Qué bueno que se molesten los culpables, la empresa!, porque esto que hicieron no tiene nombre. Lamentablemente notamos cómo la gente de Pasta de Conchos poco a poco se quedó sola. Desapareció el interés de todos hacia lo sucedido en Coahuila, un rasgo que tanto caracteriza nuestra idiosincrasia.
“Ni los medios –Javier Alatorre (de TV Azteca) incluso fue, se puso el casco y bajó y salió en la tele, pero hasta ahí– le dieron seguimiento a esta tragedia. Y, tristemente, para el gobierno mexicano el caso de Pasta de Conchos está cerrado...
“Además, es el trabajo del documentalista mantener viva la memoria; movilizar la energía social para exigir un cambio.”
Voces del subterráneo será estrenada este domingo 14 en el Cineforo de la Universidad de Guadalajara a las 16:00 horas y se exhibirá en el cine de la plaza comercial Centro Magno el lunes 15 de marzo a las 17:00 horas y el martes 16 a las 19:30 horas, dentro del FICG.
“Del éxito de esas tres funciones dependerá si una distribuidora se interesa en el trabajo. Confiamos en que la gente va a dar una buena respuesta en las tres funciones”, comenta Boris. Y remata: “Lo ocurrido en Coahuila no es un caso aislado en nuestra realidad, sino un ejemplo más de irresponsabilidad, impunidad e injusticia en nuestro país.”
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